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Su cabeza reposaba sobre la cómoda almohada en el mismo instante en que posaba el pedazo de papel sobre su nariz para soplar y que así todo moquito que se encontrara en esta saliera para poderle dejar respirar. Tener gripa no era lindo, y menos llegar al punto en donde no te puedes ni levantar porque sientes el cuerpo cortado.

Jeongin había pescado un fuerte resfriado, y Jimin se encargaba de cuidarlo y mimarlo siempre que era posible, había faltado ese día al trabajo aún cuando su hermano le había dicho que el podía quedarse a cargo del menor.

—¿Cómo te sientes, cielo?— Tomando asiento a un lado de su hijo le acarició los cabellos mientras le pasaba otro pedazo de papel.— Tú nariz se encuentra roja, te estás lastimando al pasar el papel sobre tu nariz.

—Mi nariz necesita ser limpiada cada 25 segundos, o si no siento que me ahogo.— El menor se removió sobre las sábanas intentado buscar un mejor lugar para acomodarse.— ¿No deberías estar en el trabajo?

—Pedí el día libre, no te sentías bien y quería cuidar de ti. ¿Quieres algo de comer? Puedo prepárate una sopa, o lo que me pidas querido.— Jeongin sonrió ante la atención que su padre le brindaba, se ocultó bajo las sábanas para después asentir.— Aún eres un bebé para mi, aún tengas los años que tengas a mis ojos seguirás viéndote como ese hermoso niño de mejillas gorditas con curiosidad de todo.

A pesar de que le era difícil poder respirar, Jeongin se sentía más que feliz al tener la presencia de su padre. Le gustaba demasiado sentir el amor que este le brindada, su padre lo era todo para él, siempre estaba con el en todo momento y así mismo Jeongin estaría con su padre toda la vida.

El tierno momento se vio interrumpido por la puerta de la habitación rechinar y siendo azotada contra la pared. Seguido del ruido dos personas entraron, el pelirrojo inmediatamente se encaminó hacia la cama en busca del joven que aún seguía bajo las cobijas. Jimin tan sólo miró confundido al chico frente a la cama y se giró para observar al mayor que se encontraba recargado en la puerta.

—¿Pero que diablos? ¿Jeon?—La molestia y el asombro se hizo presente en la voz del rubio, no sabía que significaba la presencia del mayor en su casa ni mucho menos el hecho de que su hermano lo dejara entrar a su hogar cuando lo odiaba.— Te había hecho mención de que no asistiría al trabajo el día de hoy, no sé a qué se deba tu presencia.

—Vine a ver a Jeongin al igual que Seugmin. Mi presencia se debe a querer saber sobre el estado del joven recostado, no vine a hablar de negocios o cosas en relación con la empresa, ¿Acaso observas que porto mi traje?— Jeon se señaló de pies a cabeza y Jimin ahí pudo notar de la casual vestimenta que poseía el más alto.

Ambos mayores se observaron desafiantes mientras un lindo pelirrojo se sentaban sobre la cama tratando de retirar las sábanas de la cabeza del joven pelinegro. Quería ver el estado de su primo, además de darle la rica sopa que su padre había hecho para que pudiera ser traída hacia el menor.

—Jeongin, ¿Cómo te sientes?— Rendido de no poder retirar la blanca cobija del cuerpo contrario comenzó a cuestionar.— Te traje unos pañuelos para que no lastimes tu nariz con el papel sanita....— Calló al observar la roja nariz del contrario.

—¿Qué haces aquí?— Su voz sonaba algo gangosa pero eso no quitaba el hecho de la indiferencia que cargaba esta.— Recuerdo haberte pedido que te alejaras de mi, que me dejarás en paz.

—Lo sé... pero igual no puedo dejar de preocuparme por ti, eres mi único primo, y créeme que mi intención desde un principio nunca fue hacerte sentir incómodo o incluso hacerte sentir mal.— Seugmin murmuró jugando con sus manos, era una suerte que en aquel momento los adultos que se encontraban con ellos estuvieran hablando evitando así toda atención hacia los más jóvenes.— No pido caerte bien, solamente no me rechaces más o por lo menos cuídate a ti mismo, me preocupas aunque no lo creas.

Park Jeongin. •||K O O K M I N||•Where stories live. Discover now