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—Saqué diez en ambos exámenes, lo que quiere decir que mi posible promedio sea de excelencia.— El pelirojo comentaba emocionado mientras abrazaba la enorme mochila que llevaba.— Estoy tan feliz por mis logros, cada día aprendo y avanzo más, señor Jeon.

—Y yo me alegro demasiado al escuchar de eso, debe ser muy duro tener un promedio de diez ¿No?— Seugmin negó.— Eso te ayudará mucho en el futuro, tienes una mente muu brillante y sabes bien como usarla.

Aquella conversación alegre siguió durante todo el viaje, Jeongin tan solo se dedicaba a escuchar e ignorar, no era como si le importara mucho lo que ese chico hiciera con su vida, ni siquiera lo conocía.

La relación que el señor Jungkook y el joven pelirojo llevaban, era muy cariñosa, el sentimiento emotivo de sentía en el aire y eso confundía al pelinegro. Jeon no podía estar feliz, él era un hombre de piedra, no podía dar muestras de afecto porque era algo que su corazón no reconocía.

—¿Y qué me dices de tí?— Su aspera voz hizo volver a la realidad al joven, por el espejo retrovisor observó el semblante serio de Jungkook, vaya cambio de humor tan repentino, hace minutos una sonrisa adornaba su cara y ahora su rostro no reflejaba más felicidad, era como si Jeongin arruinara ese bello sentimiento en  señor Jeon.

—¿De qué?

—De tus estudios, ¿De qué otra cosa sería?— Sintió la mirada curiosa del chico sentado al frente, y de alguna forma aquello lo molestó.

—Como si realmente le importara.— Cruzando sus brazos por su pecho se dispuso a observar el camino por la ventana.— ¿Por qué tuve que venir yo?, no encajo con ustedes y mi día ya va demasiado mal como para que termine peor.

—¿Te ocurrió algo chico?— Seugmin giró su cuerpo para observar al tierno pelinegro, le parecía lindo como el chico intentaba actúar serio. Su carita de bebé le impedía aquella fachads en él.

—Nada que te pueda interesar.

—Pero...

—Hemos llegado.—El mayor anunció mientras aparcaba el auto, Seugmin asintió con una sonrisa y Jeongin tan solo bufó, no tenía ánimos para nada, menos para convivir.

Los tres hombres bajaron del auto, Seugmin se aferró del brazo de Jeon y se dispuso a pláticar varias anécdotas de su pasado. Jeongin por su parte observaba la escena bastante confundido, ¿Quién rayos era ese chico y por qué el señor amargado le daba tanto cariño?

Varias ideas rodearon su cabeza, y la mayoría de ellas lo deprimían. De alguna forma sentía envidia de ese apuesto joven, el señor Jeon lo trataba muy bien, todo lo contrarío a él. A pesar de que Jeongin era hijo suyo nunca le dió tanto interé como se lo daba al desconocido.

Sus ánimos momentaneamente dierón un bajón, ahora le costaba seguir su caminata, quería volver a casa y llorar en los brazos de su padre.

—Iré por la comida, ya vuelvo.— Jeon comentó a lo que ambos pubertos asintieron mientras tomaban asiento uno frente al otro.

El más grande se marchó, y el silencio incómodo se hizo presente.

—Eres muy tierno, me gusta tu sonrisa.— La dulce voz del pelirojo provocó molestía en el más chico.— Supongo que debe doler cuando te ponen los frenos.

Frenos.

Frenitos.

Demonios, ¿El día de hoy el mundo estaba para recordarle a Hyunjin?

—No duelen.— La seriedad lo invadió.

—Oh. Lo entiendo.— El incómodo silencio volvió a invadirlos, Seugmin no sabía como lograr entablar una conversación con aquel lindo chico, sus intentos eran en vano ya que todas las respuestas de azabache eran serias y duras.— ¿Estudias?— Jeongin tan solo asintió.—Supongo que tus calificaciones son realmente buenas ¿No es así?

Park Jeongin. •||K O O K M I N||•Where stories live. Discover now