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Capítulo 9: Otro más a la lista, supongo.

Luego de haber pasado la clase entera mordiéndome las uñas y alentando a Luke desde las gradas, la campana sonó y fuimos libres por una hora, tiempo que la escuela consideraba suficiente para asearnos, almorzar y prepararnos física, mental y emocionalmente para la siguiente clase. Luego de darme una ducha rápida en los vestidores y volver a vestirme con mi sudadera y, gracias a Dios, unos pantalones que no eran de mis pijamas, caminé hacia la cafetería. Ante mis ojos se encontraban todas las mesas ordenadas por estatus social. Deportistas por aquí, populares por allí, estudiosos por allá... y luego los que no pertenecíamos a ninguno, tal y como Luke, Ashton y, por supuesto, yo.

Me senté luego de un rato en una de las mesas desocupadas, y toqueteé la comida con el tenedor de plástico mientras esperaba a Luke. Tenía que admitir que no me sorprendería encontrármelo en la mesa de chicas plásticas, sentado con Grace y sus amigas, escuchando una y otra vez sus risitas chillonas y críticas hasta por el más mínimo aspecto.

Justo cuando comencé a pensar que mis pensamientos incoherentes realmente tenían sentido, apareció Luke con una bandeja repleta de comida que, probablemente, se tragaría por completo en unos cuantos segundos. Cabía mencionar que éramos una de las pocas escuelas que teníamos una cocina decente, y metíamos el tenedor a la boca sin miedo a encontrar un pelo, que no sabías si era peor que fuese largo o corto.

— ¿Qué hay, Cass? —Soltó Luke, sentándose frente a mí.

Me quedé callada.

— ¿Cass? —Repitió, unas tres veces antes de que yo reaccionara.

— Uh, perdona, estaba buscando alguna broma o comentario sarcástico con qué responder a tu pregunta —sonreí, mostrándome inocente mas sin ni una sola pizca de aquello.

— Bueno, ya pensarás en algo —respondió, metiendo a la boca un pedazo de carne.

Por un momento, no hubo nada relevante (o irrelevante, daba igual) de qué hablar. A mí no me apetecía preguntar por Grace o algo que tuviese que ver con ella, siendo que ese parecía ser su único tema de conversación últimamente, y Luke parecía estar muy ocupado separando los pequeños trozos de carne de su espagueti, siendo que se suponía que iban juntos. Y al parecer, a mi cerebro le resultaba bastante interesante también, ya que mi vista no se separaba de su plato de comida.

— Bien... no me gusta el silencio —se quejó. Sacudí la cabeza sin exagerar, saliendo de mi aparente ensimismamiento hacia el plato de Luke.

— A mí tampoco pero, Luke... estamos en el medio de la cafetería. Técnicamente, no estamos en silencio.

— ¡Dios, que hay que ser bien directo contigo! —Protestó. Sí, ya sabía que podía resultar muy irritante, y para ser honesta, era exactamente el motivo por el que lo hacía.

»Bien, no me gusta el silencio entre nosotros —prosiguió. — ¿Feliz?

— Totalmente —reí.

Las siguientes clases pasaron igual de aburridas, nada nuevo sucedió y me limité a simplemente hacer lo que siempre hacía; tratar de no caer dormida encima de mi pupitre. En la siguiente y última hora de orientación, hubo quejas como siempre. Mark escupió unas cuantas palabrotas dedicadas a algunas maestras que no le caían bien, Katherine se quejaba de que quería dormir, y alguien en el fondo se había quejado de que tenía hambre. Música también pasó con rapidez, ya que el maestro no dejó que esta clase fuese una excepción para expresarse y discursearnos unas cuantas cosas. Luke no se dignó a prestarme atención ni un segundo ya que estaba muy ocupado con Grace, así que me acomodé y cerré los ojos, sin éxito alguno de caer dormida ni siquiera un momento. Así que me limité a quedarme así, con mi cabeza en medio de mis brazos y mirando hacia mi pupitre. Por unas... dos horas.