Capítulo 1: Complejos de mujer.

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El hecho de que mi el sonido de mi móvil sirviera perfectamente de despertador a mitad de la noche ya era una irritante costumbre. Gruñí en voz baja, removí el cabello de mi rostro y lo llevé hacia atrás con un movimiento rápido de manos. Agarré mi móvil sin ganas y bruscamente, deslicé mi dedo por la pantalla y contesté. No hacía falta mucha ciencia para saber quién estaba llamando.

— Para ya, estoy empezando a acostumbrarme a esto —protesté entre susurros.

— Esa es la idea —rio.

— Ja, ja, ja, no puedo parar de reír, ja, ja, ja —respondí con obvio sarcasmo. —Bueno, habla ya y luego cállate.

— Prepárate, redobles... —comenzó a golpear algo, no pude descifrar qué — ¡Grace aceptó salir conmigo!

Me quedé callada, con una expresión facial idéntica a la cara de póquer. Mi teoría estaba confirmada, mi mejor amigo era en realidad una mujer.

— ¿Cassie? —preguntó. — ¿Hola? ¿Cas...?

Y colgué la llamada, probablemente dejándolo hablando con los tres bips que escucharía unos segundos más tarde. Volví a cubrirme con mis cobijas hasta el cuello y me acomodé para dormir, no sin antes silenciar el móvil.

[...]

Desperté sin ayuda de nadie, lo cual me hizo pensar que me había despertado más temprano de lo usual. Estiré mis brazos y piernas, intentando sin éxito despabilarme un poco. Me senté y agarré mi móvil, preparada para desactivar mi despertador. Al iluminarse la pantalla, el móvil cayó al suelo gracias a mí y a mi sorpresa.

— ¡¿Siete y cuarenta?! —Exclamé y fui corriendo al baño.

Lo primero que hice fue cepillarme los dientes a la velocidad de la luz y lavarme rápidamente el rostro. Ni siquiera tuve tiempo de sentarme a hacer pis. Salí del baño, también corriendo. Agarré mi bolsa, un pedazo de pan y salí corriendo de casa. La escuela quedaba como a tres o cuatro cuadras, así que no tardaría tanto en llegar. Claro, si el maldito semáforo se decidía a ponerse rojo de una vez.

Estaba en una posición típica de berrinche; brazos cruzados y zapateando con un pie. Al cabo de lo que se sintió como una eternidad, el semáforo por fin pasó a rojo. Volví a correr y llegué diez minutos antes de que la campana anunciara el inicio de clases.

— Y cuarenta y nueve —pronuncié entre jadeos. —No está mal, nuevo récord.

Fui caminando hasta mi casillero, lugar donde estaba Luke, por alguna razón, riéndose de mí.

— Silenciaste tu móvil, ¿eh? —sonrió divertido.

— Cállate —mascullé.

— Em... Cass... creo que olvidaste hacer algo —dijo.

— ¿Qué? ¿Qué cosa? —Pregunté, confundida.

— Dejar a Winnie The Pooh en tu casa —contestó, señalando mi camiseta.

Había venido a la escuela en pijamas.

— ¡Oh, Dios! —Exclamé. —Dame tu chaqueta.

— Pero...

— ¡Dámela! —Grité.

— No —respondió, riéndose.

Este era mi momento. Había ensayado frente al espejo durante toda mi vida. Le dediqué la peor mirada que conocía hasta ahora, la mirada con la cual él sabía que realmente me había enfadado.

— Vale, iré a pedírsela a Ashton —me di la vuelta y comencé a caminar.

— Ashton está en Oklahoma, por si lo olvidaste, a... muchos kilómetros de aquí —me recordó —Y... no creo que quieras ir acompañada de Winnie The Pooh, ¿o sí?

Volví a mirarlo mal y me seguí alejando.

— ¡Oh, vamos! ¡Era una broma! —Exclamó y supe que iba a comenzar a perseguirme, debido a la cercanía de su voz. —Cassie... Cass...

No respondí.

— Mejor amiga de todos los tiempos... —hizo una pausa. —Me quedé sin apodos, mierda.

— Sí, mejor cállate.

— ¡Cassieee! —Repitió. Me quedé parada con los brazos cruzados y escuché un bufido, y vi como se paraba frente a mí y se quitaba la chaqueta. —Ten. ¿Feliz? —Asentí con la cabeza y formé una sonrisita pícara mientras me la ponía.

— Bastante —respondí.

Técnicamente, en eso se basaba nuestra amistad; anécdotas sin sentido, cambios de ánimo repentinos, enfados falsos y el hecho de no poder estar el uno sin el otro. Varias personas llegaron (y llegan) a pensar que somos una pareja de novios. Son tantas las veces que tuvimos que aclarar que no lo éramos, que no me entran ni juntando los dedos de las manos y pies.

— Oh, y... ¿qué dices sobre mi cita con Grace? —Preguntó. — ¿Qué debería ponerme? ¿Tengo que insistir en que pagaré yo? ¿Debería llevarle flores? Tú eres la mujer aquí...

— Sí, claro —contesté sarcástica. —Lo dice el hombre que acaba de preguntarme qué debería ponerse.

— Estoy nervioso, Cass, de veras ella me gusta... —Suspiré con desagrado.

— Bueno, eh... supongamos que yo soy Grace, ¿va?

— Está bien.

Comencé a mover mi cabeza de un lado a otro exageradamente y a revolotear mis pestañas de la misma manera. Para darle el toque final, saqué el trasero para atrás y puse la boca de pato.

— Comienza —balbuceé, debido a la posición de mis labios. —No sé cuanto más podré aguantar tener la boca así.

— Bueno, pues, eh... Hola, Grace. —Balbuceó a la par que comenzaba a jugar con sus manos.

Deshice mi postura "Grace" y lo miré incrédula.

— ¿En serio? ¿"Hola, Grace"? —hablé con un intento de voz gruesa.

— ¿Y cómo se supone que debo empezar? ¿Adiós Grace? —Preguntó con sarcasmo.

— Debes ser más sutil, pequeño Lukey.

— ¿Sutil cómo?

— Para empezar, podrías halagar el cómo se ve. Pero si se ve fea, no le digas que se ve fea —aclaré.

Luke parecía bastante nervioso por su cita con Grace, más de lo que pudo haber estado con sus anteriores citas. Luke no era un chico de tener muchas citas, y no era por el hecho de no ser atractivo porque, hay que aceptarlo, sí lo era. Sus ojos azules combinaban perfectamente con su cabello rubio degradado a ocre. Era por el hecho de que Luke no era de enamorarse fácilmente porque era algo que él consideraba valioso y que debías hacerlo realmente, no solo porque sí. Y su teoría era válida para mí también, ya que yo pensaba lo mismo.

La campana sonó y bufé. No quería ir a Física.

— Bueno, bueno, rubio teñido, llegó mi momento —levanté mi brazo derecho y le despeiné el cabello.

— ¡Oye! 1, deja de hacer eso —protestó acomodándoselo. —2, ¡que no soy teñido por el amor de Dios! ¡Ve a comprar un disfraz de agente del FBI y ve a investigar mi casa, no encontrarás ni un tinte!

— Podrías haber ido al salón... —reí.

— Eres una insensible —dijo, y comenzó a caminar hacia su clase.

¿Para qué iba a querer una amiga mujer, si ya tenía un mejor amigo con complejos de una?

bf means best friend or boyfriend?Where stories live. Discover now