Ocean

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Celebrían sintió humedad en su rostro y el olor a salitre la terminó de despertar. Una extraña sensación invadió su piel y los rayos del sol le lastimaron los ojos. Lentamente se incorporó quedando sentada y después de algunos segundos su mente comenzó a trabajar. Se encontraba sentada en lo que parecía ser una playa.

- ¿Cómo rayos llegué aquí? - murmuró para sí misma. Sin levantarse, pues aún se encontraba algo aturdida, giró su vista para comprobar que se encontraba sola. –Si estoy muerta, llegue a un muy lindo lugar- Se sentía extraño ver el azul del mar y escuchar las olas romper contra las piedras. –Solo visité el mar una vez mientras estaba viva, pero esto es... se siente diferente- hundió sus pies en la arena, las cosquillas recorrieron las plantas de sus pies y una sonrisa se dibujó en su rostro. El sonido de unas pisadas detrás suyo la hicieron girarse bruscamente, pero apenas logró ver una brillante luz cuando todo se tornó oscuro de nuevo.

Se asustó al notarse aun sobre Fouks, quien galopaba lo más rápido que podía a un destino que solo él parecía conocer. Celebrían se aferró al lomo del animal y trató de concentrarse, solo había sido otro sueño. Desde su salida del castillo había vagado entre la conciencia y la inconciencia. Desde la intromisión de Haldir en su mente para pedir a Arwen que fuese a solucionar los problemas en el Bosque de Niebla había perdido el control, Sauron había entrado una y otra vez a hurgar en sus recuerdos tratando de encontrar una forma de controlarla.

–Busca un lugar para descansar- pidió en voz baja- Siento que la cabeza va a explotarme en cualquier momento. - El caballo bajó la velocidad y comenzó a olfatear vigorosamente; encontró un buen lugar, al menos para su jinete. Las raíces de 5 árboles habían emergido de la tierra y se habían entrelazado dejando un espacio bajo ellas, la dama podría descansar un tiempo ahí. –Solo un momento necesito recuperarme, prometo que nos iremos antes de que nos alcance la tormenta- las palabras de la elfa parecieron tranquilizar al caballo, el cual se había alterado al escuchar los truenos. La mujer se metió a su guarida y el caballo se echó en la entrada, para protegerla de las corrientes de aire.

La elfa se acomodó en el suelo, ni siquiera la molestó el hecho de que estuviese frio. Muchas cosas estaban drenando su energía y debía encontrar una forma de recuperarla. Una opción sería aceptar su unión con Amarok, eso le daría el tiempo suficiente. El quiebre de una rama alertó a los dos seres. -Mantente en calma amigo- le susurró al caballo. La elfa salió de su escondite y trató de encontrar la procedencia de aquel ruido.

-Vaya vaya vaya- la elfa giró lentamente al escuchar la deformada voz- Miren lo que nos trajo el viento. Al final te decidiste a salir princesa. Estábamos cansados de vigilar el castillo-

-Se tardaron en alcanzarme... me pregunto que dirá tu amo si se entera de su incompetencia- la chica colocó su mano en la cabeza del caballo para tranquilizarlo. - ¿Cuántos son? ¿10... 15? Con eso de que los reproducen como cucarachas-

-Yo que tu bajaría ese tono altanero... sabemos tu estado elfa. Ayúdate a ti misma y ven con nosotros voluntariamente-

-Pobre orco... de verdad que no te enteras de con quien tratas ¿no es así? - un grito desgarrador se escuchó de atrás de un árbol. Un orco cayó de bruces sin vida, los demás no tardaron en proferir alaridos de dolor. El orco que lideraba a ese grupo la observó fijamente, mostró sus dientes amenazadoramente una última vez, antes de que Celebrían hiciese estallar su cabeza.

-Creo que comienzo a sentirme mejor Fouks... ya sé que debo hacer. No te asustes, quédate atrás- La princesa sintió la energía fluir a través de su cuerpo, se desconecto del lugar donde estaba, cerró sus ojos sintiendo la tranquilidad embargarla. No escuchó nada de lo que ocasionó y fue hasta que volvió a mirar a su alrededor que notó que Fouks estaba relinchando descontroladamente. Había hecho volar los arboles de 30 metros a su alrededor, además de un pasillo sin fin que había creado adentrándose al bosque. Los arboles parecían haber sido azotados por rayos y el olor a madera quemada impregnaba el aire.

El Señor De Los AnillosWhere stories live. Discover now