¡¿Qué demonios...?!

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<< Habían pasado cerca de 20 años desde que la princesa del bosque de niebla había llegado a Rivendel, su vida en el palacio era maravillosa, pese a saber la verdad acerca de su procedencia ella seguía siendo feliz y amable con todos.

Amaba a su hermana, la seguía a todos lados, pero no se podía decir lo mismo de Arwen. Para ella Celebrían solo era una intrusa, alguien que le había venido a quitar la atención que antes le pertenecía a ella.

-YA DEJA DE SEGUIRME QUIERES- le gritó Arwen, el regaño que le había propinado su padre había sido la gota que derramo el vaso.

-Solo quiero estar contigo- susurró Celebrían en respuesta, no sabía que más decir ni que hacer.

-¿Quieres que te diga la verdad?- comentó apretando los dientes la mayor- Lo que me dijo mi padre, ¿Quieres que lo diga?- estaba totalmente seria, esto intrigaba cada vez más a la pequeña Celebrían que se limitó a asentir- Papá me dijo que iba a deshacerse de ti, que ya no te soporta- su cara decía tristeza, preocupación y arrepentimiento.- Lo siento- terminó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Ella misma se sorprendió de lo bien que podía fingir.

Celebrían no podía creer que fuera cierto, pero la actitud de su hermana le decían lo contrario. Sus ojos se llenaban de lágrimas y lo único que pudo hacer fue salir corriendo del castillo, del pueblo.

Lólindir buscaba desesperado por el bosque, sentía mucha angustia y rogaba a los Valar que nada malo le hubiera pasado a la princesa. Escuchó un sollozo cerca, y se acercó lentamente, sintió como se tranquilizaba a ver a Celebrían sana y salva. Se acercó a ella y la abrazó, le reprendió duramente, pero al escuchar por qué había huido, el enojo se apoderó de él. Le explicó a Celebrían que todo fue una mentira de su hermana para hacerla sentir mal. Ese día fue cuando Celebrían supo que su hermana no la quería. >>

El recuerdo azotó su mente justo cuando comenzó a seguir a Arwen por el pasillo para que le explicara lo que había sucedido, la ira se apoderó de nuevo de su corazón y se detuvo en seco.

-No- Arwen se dio media vuelta al escuchar eso- Si crees que caeré de nuevo en tus mentiras estas euivocada- dijo apretando los dientes- Ya no me haras más daño, ya conseguiste lo que querias, ahora te pido que actues como si no existiera, porque eso hare yo- y se alejó dejando a su hermana con la palabra en la boca. Ya no sería la tonta de antes, ya no permitiría que nadie la pisoteara, ya no sería la misma.

Los meses habían pasado y la vida en Rivendel había vuelto a la "normalidad". En el palacio se podía oír nuevamente una risa muy bella y contagiosa que se había ausentado por unas semanas después de la partida de Aragorn. Celebrían volvía a sonreír y gastar bromas a sus hermanos, aunque a veces se le veía fría y distante. Cierto día, durante el desayuno sucedió algo realmente extraño.

-Arwen, pásame las lembas- le pidió Elrohir

-Di por favor- contestó la princesa

-Pásamelas- le comenzó a rogar, dando por iniciado una pelea de "Di por favor" y "Pásamelas maldita sea". Para molestia de los demás esto no pudo ser detenido por su padre, pues se encontraba de viaje. Celebrían se había levantado con un horrible dolor de cabeza y estaba mirando con ojos asesinos a sus hermanos.

Lólindir notó esto y al sonreír discretamente estiro el brazo para pasar las lembas al príncipe y dar por terminada la discusión. Para horror de todos la cesta donde se encontraban se movió por si solo siendo estampada en la cara de Elrohir, Lólindir volvió bruscamente su vista a Celebrían y vio que la princesa veía fijamente el lugar donde segundos antes estaban las dichosas lembas.

Celebrían estaba impactada, había tenido el deseo de arrojarlas a su hermano y un segundo después había pasado. Nadie más notó o lo atribuyó a su hermana, salvo Lólindir.

El elfo deseaba con todas sus fuerzas que esto no fuera el comienzo. Pues después de haber llegado a Rivendel y comunicar lo que había pasado con los padres de Celebrían, Lord Elrond le había comunicado por qué Sauron quería a la princesa.

Tenía que comunicar al rey lo que había pasado. En cuanto este llegara aclararía todas sus dudas.

El desayuno pasó más calmado, aunque los príncipes comenzaron a jugar diciendo que había fantasmas en el castillo. Celebrían por otro lado trataba de convencerse que ella no había tenido nada que ver, que simplemente fue algo paranormal.

***

-¡¿Qué ella hizo qué?!- Preguntó sorprendido y aterrado al recibir la noticia. Apenas había llegado y lo recibían así.

-No sé si lo fue a propósito o accidental- Repusó Lólindir- Se veía sorprendida, dudo que sepa con claridad lo que pasó-

-Bueno, esto fue hace tres días ¿cierto?- Preguntó el rey - Veremos cómo siguen las cosas, esperemos que no evolucionen- Prosiguió al ver asentir al elfo.

El rey estaba solo en la habitación ahora, sentado frente a una mesa llena de pergaminos. No podía concentrarse, no después de saber lo que había ocurrido. Si las cosas empeoraban tendría que acudir a Gandalf.

En su visita a Lothlorien había conversado con Galadriel precisamente de eso, ella le había dicho que cosas oscuras se avecinaban a la tierra media, pero esperaba con todas sus fuerzas que la princesa no tuviera que ver con ellas.

***

Habían pasado años, las cosas eran muy normales y el rey estaba tranquilo por ello. El castillo estaba demasiado silencioso, pues tres de sus hijos habían tenido que ir de viaje, Arwen era su única compañía.

-Padre, ¿Cuándo regresaran?- Preguntó la princesa mientras ambos cenaban

-Mañana, no me preguntes a qué hora que yo tampoco lo sé- dijo sonriéndole al ver que su hija iba a continuar con su interrogatorio.

-Está bien, no seguiré preguntando- comentó sonriendo la princesa

Continuaron comiendo en silencio y al terminar cada uno se retiró a su cuarto.

***

Cuatro personas venian cabalgando a toda prisa por el bosque, era muy temprano y el viento estaba demasiado frio. Los jinetes traian cubierto su rostro, para impedir que el frio les diera de lleno en la cara.

-Deténganse- Gritó uno de ellos, una mujer. Sus compañeros se detuvieron y regresaron a donde estaba ella.-Por favor Lólindir, muero de hambre- Suplicó la chica bajándose de su caballo.

-Celebrían, súbete al caballo, ya estamos cerca-Dijo a la princesa -y ustedes cállense- regañó a los príncipes al ver que se reían de la cara de sufrimiento de la chica.

-No- respondió Celebrían- Dijiste que faltaba poco hace horas, muero de hambre y comere ahora- comenzó a sacar las provisiones que quedaban. Lólindir solo rodó los ojos y se bajó del caballo siendo imitado por Elladan y Elrohir. Después de haber comido y viendo a Celebrían feliz siguieron su camino.

Llegaron a Rivendel al medio día, fueron recibidos por su padre y hermana, y dirigidos al comedor.

-Deben estar hambrientos- comentó el rey mientras todos se sentaban alrededor de la mesa.

-Mucho- se apresuró a responder Celebrían- Lólindir no nos dejó comer en todo el camino- comentó mientras se servía los alimentos.

El aludido solo se limitó a ver de mala manera a la princesa y comenzó a comer.

Después de comer todos se retiraron a su cuarto, o bueno al menos la mayoría. Celebrían salió a caminar a los jardines, no le gustaba estar encerrada.

Al llegar a uno de los jardines del pueblo, vio a un niño en lo alto de un árbol, sonrió al verlo escalar más y más, pero un segundo más tarde el pánico la embargo, la rama donde estaba el infante se quebró y este estaba cayendo. Movió sus manos en un impulso de querer atraparlo.

<< ¿Qué demonios...?>> pensó Celebrían, no atinó más que gritar asustada por lo que acababa de ocurrir.

El Señor De Los AnillosWhere stories live. Discover now