Isengard

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Este capitulo ha sido modificado... espero les guste 

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Cabalgaban con destino a la torre de Isengard. Gimli compartía el caballo con Legolas, Celebrían con Aragorn, el Rey Théoden iba frente a ellos, y Gandalf los guiaba. Boromir, Éomer y Haldir habían tenido la orden de guiar al pueblo de regreso a Edoras y así lo habían hecho, al igual que Mila, Lila, Eowyn y Liztil.

En la cara de Celebrían apareció una sonrisa cuando escuchó la voz de dos de sus amigos hobbits. Aragorn volteo a verla, pues ella le había apretado el brazo cuando los escuchó. Y si se llenó de alegría con solo escucharlos, cuando esos dos medianos aparecieron frente a sus ojos no había palabras para describir lo que sintió.

-¡Pícaros tunantes! Nos hacéis sufrir una búsqueda sin tregua y los encontramos festejando y... ¡fumando!-Aragorn y Legolas rieron a lo que dijo el enano. Celebrían había querido hablar, pero Gimli se le había adelantado

-Disfrutando del campo conquistado y gozando de las mieles de la justa victoria-Se defendió Pippin- El cerdo curado está especialmente delicioso- presumió guiñando un ojo.

-Cerdo curado...- Al enano se le hizo agua la boca.

-¡Celebrían!- gritaron al unísono los medianos. Ella les sonrió y bajó del caballo para ir hasta ellos.

-Te dije que estaba con ellos- dijo Merry. Legolas iba a contradecirlo, pero una mirada suplicante por parte de la elfa lo obligó a guardar silencio.

-Hobbits- suspiró el mago, los aludidos que estaban entre los brazos de la elfa solo sonrieron.

-Estamos a las órdenes de , que se ha hecho cargo del gobierno de Isengard- Comentó con una sonrisa Merry. Celebrían les quitó una de sus pipas e ignorando la mirada enfadada del hobbit los ayudó a montar en los caballos disponibles y de un salto volvió a montar con Aragorn.

-Joven maestro Gandalf. ¡Qué grata visita! Tronco y agua, provisiones y roca puedo controlar, pero hay un mago malvado que domeñar, encerrado en su torre- les informó el gran árbol mientras se acercaban a la construcción. La elfa alzó la vista, pese a lo larga que habia sido su vida, nunca habia tenido la oportunidad de ver a un ent y raramente una sensación de nostalgia la invadió.

-Y Saruman debe quedarse ahí, bajo tu cuidado Bárbol- le contestó Gandalf sacando a Celebrían de su ensoñación.

-Cortemos su cabeza de una buena vez- refunfuñó Gimli. La respuesta del mago fue un no rotundo, la elfa no supo si estar de acuerdo o en contra.

-Su poder se acabó, ya no hay nada que pueda hacer- habló la elfa

-La herrumbre de Saruman la arrastró la corriente. Los árboles repoblarán este lugar. Brotes jóvenes silvestres...- Celebrían observó que un Hobbit bajó del caballo en donde venía, visiblemente atraído por algo.

-Pippin- llamó Aragorn.

-¡Mal rayo me parta!- exclamó Bárbol. Los ojos de la elfa se oscurecieron el instante en que se posaron sobre la bola de cristal que el pequeño Pippin habia sacado de entre el agua.

-¡! Yo llevaré eso. Dámelo, rápido.- le ordenó el mago. La elfa salió de su trance y sus ojos chocaron con los del Hobbit, la chica le sonrió preocupada. Para su suerte nadie habia notado su cambio y menos habia notado ella la mirada contrariada de su amigo.

Después de un tiempo más de charla, la compañía emprendió el camino a Edoras. Celebrían vio desde lo lejos que alguien los esperaba en la entrada del castillo. No había cruzado palabra con la dama de Rohan, pero sabía que ahora su situación se volvería incomoda.

El Señor De Los AnillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora