Capítulo 14 - Nuevas amistades.

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Dos días después de hacer el ritual, me di cuenta que mis amigos sienten solo mis emociones positivas pero yo siento cualquiera de las suyas. Esto me benefició muchísimo tras que mi madre me informaron que iba a suceder lo que no quería; tendrán que darme el liderazgo en cuanto termine este año del colegio. Por suerte solo sería pasar a ser la nueva alfa, y dentro de bastantes años, cuando cumpla un siglo me darán la corona vampírica.

-No quiero- repetí.

-Sabes como esto... Se otorga el liderazgo a edad temprana para que el tutor prepare al nuevo alfa durante un año. Sé que no te gusta, pero hay un plan- dijo mi madre y le miré-. En la fiesta, me nombras como segunda mano y así podrías seguir estar con tus amigos. Seguiríamos con las reglas, tu puedes continuar con tu vida y la manada sigue a salvo.

-No quiero ser la líder... Eso implica mucho y ni siquiera terminé el secundario- me quejé.

-¿Qué te gustaría estudiar luego?- preguntó mi madre-. Quizás eso retrase el que tarde o temprano seas la alfa de la manada, pero aún tienes ese año de preparación.

Gruñí al darme cuenta. Es verdad, estoy destinada a ser la líder, pero no quiero.

-Me iré un rato- mencioné, tomando mi celular para salir de aquí.

Empecé a caminar hacia mi verdadero hogar. Tomé mi celular para preguntarle a Víctor si podía juntarme con él ahora, ya que Perla se había ido a visitar a sus familiares y tengo ganas de no estar sola en casa.

Él me avisó que estaría con sus amigos, pero que vaya y me los presenta. Sonreí y fui caminando a una velocidad humana; esto de seguro me distraerá.

Al llegar a la casa de mi novio, toqué la puerta y atendió Damián, quien le invitó a pasar. Al cruzar la puerta sentí como si una barrera extraña se hubiese roto.

-Víctor está en su habitación- me informó.

Le agradecí y fui hacia la habitación de Víctor, entrando tranquilamente. La habitación tiene diarios cortados, junto a imágenes impresas, pegadas en un afiche (que cada vez crece más) con información sobre vampiros, licántropos, brujas, sirenas, tritones, hadas, dragones y muchas cosas mágicas.

Luego de unos segundos Víctor ingresó a la habitación, estando sin remera, con cara de estar aún dormido. Se colocó una remera, sin percatarse de mi presencia.

Divertida por la situación, lo abracé por detrás, sorprendiéndole. Él, asustado, sacó un arma de juguete y disparó hacia mi dirección. Le esquivé, pero con la mano agarré la bala, la cual solté al segundo a sentir mis dedos arder.

-¡Perdón!- dijo a la vez que soltó el arma y agarró mi mano para darle besitos a la zona herida hasta que sanó-. Recién me despierto de la siesta.

-¿De qué está hecho eso?- pregunté, divertida, liberando mi mano y abrazándole.

-Las balas son de un material mezcla entre plástico y plata, con metal líquido bendecido en el interior. Es algo inofensivo para los humanos, pero mortales para los vampiros y licántropos- explicó-. Lamento haberte disparado. No sabía que eres tú.

-¿Cuántas veces te visitó mi padre?- pregunté, algo divertida.

Él miró hacia un lado, un poco asustado.

-Por tu cara, deben ser más de las que pienso, como para que tengas un arma así...- sonreí a medias y le di un pequeño beso-. No te preocupes, yo te cuido.

Él rió.

-No solo tu padre viene de visita- dijo y sonrió-. ¿Cómo estás?

Víctor guardó la bala dentro del arma, la dejó sobre la mesa y nos sentamos en su cama, estando a la par.

La HíbridaWhere stories live. Discover now