Capítulo 25 - Concurso.

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Tan solo dos días después y tras un par más de juntas con los seres acuáticos y su sociedad secreta, me enteré que hay un restaurante que dan comida para criaturas de todo tipo, por lo que decidimos ir a almorzar allí.

Mi padre logró tomar sangre sin romper las reglas que nos colocamos y sin lastimar a nadie, lo cual me generó una sonrisa, a la igual que mi madre.

-Deberías de probar esto- me dijo mi padre, pasándome su copa, pero me negué-. Si es por tus amigos, no te preocupes, no sucede nada malo, ¿verdad?

Mis amigos sonrieron, apoyando la idea de mi padre.

-Además, sería algo interesante de ver- dijo Víctor, mientras comía un bocado de sus fideos.

-No gracias- dije, aún avergonzada-. Me da algo de temor que me vean y crean que soy algo raro. No quiero darles esa mala imagen.

-Sabes que no es así- me regañó Perla-. Eres lo que eres, no debes pensar que eso es malo.

-Además, te hemos visto tomar sangre en una taza, ¿qué diferencia hace en una copa?- habló Víctor.

-Pues que no puedo tomar sangre directamente, mi cuerpo no lo acepta- respondí-. ¿Qué vampiro no puede tomar sangre pura?

-Uno que es mitad licántropo y tiene dos padres muy buenos y dos amigos que le apoyan- respondió Perla y sonreí enternecida al tener tal apoyo.

-Gracias, pero por hoy paso- respondí.

Mi madre prefirió comer carne de ciervo asada en grandes cantidades, saciando su apetito. Mi padre acompañó su bebida con carne cruda, la cual no se si quiero saber de qué era por la cantidad de fibra que tenía.

Junto a Perla y Víctor, preferimos fideos con salsa y queso. Además de que minutos antes, comimos fiambre como entrada.

(...)

A las 3PM salimos de aquel lugar, con dolor de estómago por tanto comer.

-No me arrepiento- dijo Perla, mientras se recuesta en su cama boca abajo.

-Recuerden que por la tarde es el concurso- recordó mi madre-. Pero por ahora, hagamos una pequeña siesta para bajar la comida.

-Que bueno que terminamos los disfraces ayer por la tarde- mencionó Perla, bostezando al final.

Todos estuvimos de acuerdo e incluso yo que no duermo, pero me quedé descansando boca arriba en mi cama, escuchando las calmas respiraciones de mis amigos y el cantico que papá le recita a mamá como canción de cuna.

(...)

El desfile tenía pinta de ser tranquilo. Algunas chicas habían renunciado a último momento por lo que hubo menos participantes, aunque seguíamos siendo al rededor de 40 personas. La música está alta y se hizo todo al caer la noche, por lo que volví a usar los tapones para oídos.

Primero pasamos con los disfraces ya que es lo que lleva más producción; Perla se colocó su vestido rosado que había traído, con un listón blanco de Miss nuestro país, un peinado con media coleta recogida pero con mechones sueltos y un maquillaje que le demoró una hora. Yo me vestí con un corset rojo, falda negra, una capa que trajo papá para usar de manta y zapatos negros, dejando ver los colmillos y ojos rojizos; papá me hizo un delineado en los ojos super lindo y como labial usé mi propia sangre al morderme por unos segundos.

Pasé por detrás de mi amiga en una línea con distancia de dos metros. Caminar hasta el final de la pasarela, me quito la capucha de la capa, una pose más y regreso; de ahí, corremos a quitarnos los disfraces, teniendo debajo los bikinis, dejándonos tiempo para quitándonos el maquillaje y dejando el cabello suelto. Le ayudé a quitarse el maquillaje y ella trenzó en mi cabello una pequeña trenza hacia atrás para que sostenga mi cabello a un lado; Perla se recogió el cabello en una coleta pomposa y bien alta.

Volvimos a pasar, ella con su bikini de triángulos celeste de pequeños bolados que abajo lleva una parte negra lisa que se ata en los laterales con unas tiras entrecruzadas, y yo detrás con mi bikini deportivo lila y la parte de abajo que simula ser un short negro. Perla hizo tres poses y me uní a ella, tomando su mano para hacerla girar, ella siguió, lancé un beso y continué.

Una vez abajo, corrimos otra vez para vestirnos, colocándonos encima de eso ella una falda negra y una remera roja de brillos ajustada, mientras yo ocupo un short azul y una remera blanca suelta que tiene una estampa random, ambas de zapatillas, cabello suelto y sin maquillaje. Esta vez caminamos de la mano moviéndonos a la par, sonriendo y posando formando un corazón y luego apoyando espalda contra espalda antes de continuar.

El objetivo era un desfile para demostrar que todos somos diferentes pero iguales y se promocionó la academia de modelos de la zona. Aunque si hubo una chica de la academia de modelaje que fue declarada la más apta para ser Miss.

Una vez terminada, nos dieron pequeños diplomas por participación firmados por el gobernador de la zona, la secretaría de turismo y más personas que ni conozco. Juntamos nuestras cosas y salimos de entre los camerinos para volver con nuestros conocidos. Víctor nos entregó un girasol a cada una.

-El significado de esta flor si no mal recuerdo es "buena suerte" y "felicidad"- habló Perla.

-Por eso mismo los elegí- mencionó Víctor-. Aunque admito que tuve algo de ayuda para escoger.

Mamá sonrió y nos abrazó.

-Estuvieron espectaculares las dos- mencionó ella.

-Tan solo estoy pensando en la velocidad en la que debieron haber hecho todo- sonrió divertido papá-. Se cambiaban mega rápido.

-Si que si, era una locura detrás del escenario- hablé y Perla rió.

-Que buena manera de terminar las vacaciones- sonrió alegre Víctor.

(...)

Al finalizar el desfile, recibimos cupones de descuento por lo que fuimos a cenar al lugar indicado, que tenía un gran espacio al aire libre. Nos sentamos bien lejos del parlante para que podamos descansar los tímpanos y de paso charlar de viejas anécdotas que dejaron una experiencia de vida bien marcadas (cicatrices). Comimos deliciosas patatas fritas, pizzas y empanadas antes de volver a la casa a dormir, y bueno, quedarme leyendo cuando hasta papá descansó.


(Continuará...)

La HíbridaWhere stories live. Discover now