Capítulo 5 - Secreto revelado.

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Días después de lo sucedido, papá se enteró de lo que sucedió e hizo que den una plática en el colegio sobre la no discriminación y sobre la tolerancia ante la futura reina. No quise estar presente ese día y menos saber algo sobre ser futura reina, tan solo me quedé en casa con la excusa de "estaré estudiando" así que eso hice.

-"Tarde o temprano hay que realizar las responsabilidades"- recordé lo que me dijo mamá y miré mis libros.

Más allá de ser o no la reina, quizás podría crear productos para hacerles más fácil la vida a los vampiros y a los licántropos. Sonreí y me motivé. 

(...)

Tras haber ido a la manada en repetidas ocasiones y luego al reino, preguntando a los jóvenes y a los mayores cuáles son sus problemáticas como vampiros, y luego de varias semanas de esfuerzo casi que sin descanso, logré conseguir una fórmula perfecta para resolver el principal problema de ambas regiones.

Para los vampiros logré crear un protector solar especial más potente que un protector solar común que dura hasta seis horas, a prueba de agua, incoloro y que no se siente, aunque necesito algo de ADN para lograr un mejor efecto. Y para los licántropos logré una pastilla que logra que el vello corporal disminuya y ayuda a controlar el hambre sin efectos secundarios. Mis padres fueron los sujetos de pruebas voluntarios y confirmaron que fue una buena idea.

-Creo que me merezco un descanso- susurré y sonreí para mi misma al terminar de transcribir las formulas a distintos papeles para no perderlas.

Salí de mi habitación, le avisé a mis padres que estaría afuera y fui al estanque a relajarme un rato.

-Quizás sea bueno contarles de este pequeño secreto a mis padres- murmuré, viendo mi aleta-. Ellos van a entenderme, es la primera vez que les oculto algo.

Me preparé mentalmente y volví. Al cabo de unos minutos, regresé a casa, decidida. Al entrar, me encontré con mis padres en el sillón, viendo una película tranquilos; en cuanto me vieron, pausaron su película.

-Llegaste pronto, ¿pasó algo?- me preguntó mamá.

-Mamá, papá... Tengo algo para decirles- dije, firmemente.

-Por favor, dime que no estás saliendo con Víctor- dijo mi padre, con gran preocupación y asustado.

-No es eso- dije, estando algo confundida en mis adentros e inhalé profundo-. Soy una sirena.

-¿Qué?- exclamaron ambos.

En sus miradas hay alivio, confusión y algo de sorpresa, es un verdadero poema.

-Soy una sirena- repetí.

Mi madre sonrió tranquila.

-Lo sabemos- dijo, con calma.

-¿Qué?- exclamé yo, sorprendida.

-Lo sabemos- mencionó papá-. Desde que volviste de ese viaje a la isla a los cuatro años te vimos nerviosa en cuanto a lo que era agua, por lo que intentamos cubrirte.

-¿Desde cuándo lo saben?- pregunté.

-¿Desde tus cinco años?- le preguntó papá a mamá, dudando-. No mucho después de lo que sucedió y comprendimos que querías tener tus propios secretos, no te íbamos a obligar de esto si no lo deseas. Te hemos visto un par de veces al salir de nadar, pero está bien. Incluso recuerdo que en los primeros meses me asusté porque pensé que era una maldición o algo así, pero lo controlabas y se te veía tan feliz que entendí que era una bendición.

-Vaya- suspiré aliviada-. Me preocupé para nada.

-En realidad, eso demuestra tu compromiso por mantener tus secretos a salvo, ya sea algo de una amistad o algo de ti- sonrió tranquilo papá-. ¿Quieres presentarnos oficialmente tus poderes?

Asentí y nos acercamos a la cocina para enseñarles cómo puedo controlar, manipulándolo de distintas maneras.

-Recuerdo que de pequeña no te salía tan bien; felicidades por el progreso- sonrió mamá, dándome unas pequeñas palmaditas en la cabeza-. Siempre limpiabas todo muy bien, pero si era raro ver de la nada una mancha de agua en una pared a gran altura o gelatinas de agua extrañas detrás de la heladera.

-Si, eso fue de una explosión accidental- mencioné, algo apenada.

-Lo imaginé- rió ella.

-Quizás debería decirle mi secreto a Perla...- musité sin pensarlo.

-Sabes que hay riesgos- mencionó mamá, ya no tan feliz-. Sería hermoso que puedas tener una amistad sincera sin secretos con tus amigos, pero sabes que hay riesgos.

Suspiré cansada.

-Lo se, posibles ataques de vampiros por más que sean en broma, que reconozca a los licántropos y ya no se sientan seguros y mil cosas más- repetí y asintieron con muecas algo tristes-. ¿Ustedes tuvieron amigos humanos?

-No realmente; no salía demasiado de la manada- indicó mamá.

-En mis tiempos de juventud no estaba bien visto las amistades entre inmortales y mortales, ya sabes, por el tema de la edad y el peligro de los cazadores- respondió papá, abrazando a mamá por la cintura-. Pero está bien que tengas tus amigos humanos mientras no digas nada. ¿Lo entiendes?- asentí-. Eres una buena niña, muy inteligente y astuta, no te preocupes por esas cosas.

-Quizás deberías pensar en ir a las escuelas especiales en vez de esto...- sugirió mi padre-. Ya sabes, luego de las clases en el colegio humano podrías ir algunas clases de licántropos o vampiros para hacer más amigos.

-Quizás, pero no quiero- dije-. Se que con lo que me enseñan ustedes es suficiente... Además, siento que me pueden descubrir más fácilmente si voy a esas clases.

-De acuerdo pero sigo manteniendo mi postura; sea la decisión que tomes, estaré de acuerdo- dijo mi padre.

-Por cierto, ¿cuándo es el cumpleaños de tu amiga?- preguntó mi madre.

-En dos semanas- dije y me acordé de que es una fiesta de disfraces-. ¡Aún no hice mi traje!

-Ve a hacerlo... Iré a preparar la cena- dijo mi madre y me fui corriendo a mi habitación.

Acomodé todo y empecé a trabajar en mi disfraz.


(Continuará...)

La HíbridaWhere stories live. Discover now