Capítulo 11. Defendiendo el amor.

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Ya todos los invitados se han retirado sólo quedamos mi padre y yo sentados en el despacho tratando de jugar una partida de ajedrez, pero para ser sincero no logro concentrarme, me cuesta horrores aceptar que mi Danna está durmiendo en mi cama y que yo no sea invitado a dormir con ella.

Cuando mi padre de repente y sin previo aviso irrumpe sacándome de mis pensamientos.

—La amas ¿verdad, hijo?— asegura quitándome el peón que tengo en la mano desde hace varios minutos sin tan siquiera ponerlo sobre el tablero. Lleno de miles de anécdotas mi mente, desde el momento de oírla ilusionada hablando de su pronta boda con sus amigas en el vestíbulo esperando al ascensor, pasando por lo ridículo que sonaba Morgan retando, en el sonido que emitieron sus cortas, pero cantarinas pisadas al entrar por primera vez en mi oficina, ese bendito movimiento de cabeza que hace cada vez que ese travieso mechón de cabello roza parte de su angelical rostro, en el sabor que desprenden sus exóticos labios al posarse en cada parte de mi piel, en el aroma que deja en mi cuerpo después de hacer el amor, en como troncón se siente el rey del bosque cada vez que logra entregarle a cuevita su tan preciado elixir, en como la siento mía cada vez que le pongo una tobillera, en lo especial que me siento cada vez que se aferra de mi meñique demostrándole a cualquier mujer que en mi corazón sólo hay cabida para ella. Juro por Dios que se ha vuelto imperativo casi una obsesión el querer mezclar nuestras esencias con tal perfección que logremos darle vida a un ser humano al llamaré con orgullo hijo.

La tos forzada que emite mi padre en espera a mi respuesta me hace asentir con suaves movimientos de cabeza soltando un suspiro más pidiendo ayuda que buscando relajación.

—Entonces ¿por qué no haces algo para retenerla?, ¿qué estás esperando para hablar con ella?— siento la cálida mano de mi padre cubrir la mía, se concentra en mirarme para darme todo el tiempo que necesito antes de contestarle, pero no logro atar mis pensamientos y deseos así que decide intervenir nuevamente.

—Estás a tiempo, todavía no se han casado, así que, romper un compromiso no es la gran cosa— sugiere, pensando, que más sabe el diablo por viejo que por diablo, mientras reacomoda las piezas en el tablero.

—No es tan fácil— es lo único que sabe de mi mezquina boca. Me cuesta mucho abrirme ante cualquier persona, fui criado pensando que los sentimientos son tan personales que no deben ser compartidos con nadie. Tengo más de cuatro meses intentando de mil y una forma que ella se concentre en mí, que me acepte, pero siento que ese contrato que inicialmente nos unión es el ancla que evita avanzar a la siguiente etapa.

—Porque sé muy bien que ella lo ama intensamente— continúo explicándole a mi padre a groso modo. Un necesario silencio se apoderar del ambiente que está impregnado a olor de libros viejos.

Me recuesto por completo sobre el respaldar, entrelazados mis dedos en mi nuca, dejo caer lo más que puedo la cabeza hacia atrás. —Padre me estoy volviendo loco ya no duermo ni como si no la tengo a mi lado, ella es mi aire que me permite mantenerme con vida, ella es mi motor que me da fuerza para moverme, ella es el corazón que hace bombear el mío— expongo mis más íntimos sentimientos sobre el tablero que en lugar de piezas de ajedrez está lleno ahora de cada uno de los pedazos de mi corazón, alma, esperanza e ilusión.

Observo a mi padre levantarse lentamente mirarme con ternura y una profunda sabiduría, propia de quien ya ha vivido, se dirige al pequeño bar de madera para servir dos Whisky en las rocas, vuelve sentarse, moja sus delgados labios en el licor escoses para luego dejar salir de ellos —Más a mí favor, hijo, no puedes perderla por nadie, un amor así sólo se vive una vez en la vida y tú lo tienes a pocos pasos delante de ti, debes aferrarte a ella y no entregársela fácilmente no importa si están o no comprometidos— veo ramalazos de dolor en los grises ojos rodeados de algunas que otra arrugas que se posan delante mí. —No caigas en el mismo error que cometí en mis tiempos de juventud— mueve el vaso permitiendo que el hielo campanee contra el cristal, traga con algo de amargura y decide continuar.

—He aprendido con el paso del tiempo a amar a tu madre no me mal entiendas; ella es una perfecta esposa y madre amorosa, pero aún lloro por quien fue mi verdadero amor y lo dejé ir por cobarde y miedo a enfrentar a la sociedad— dijo tan dolido que me pierdo en lo que acabo de oír.

—Espera— lo interrumpo en seco anonadado por su más reciente confesión. —dijiste ¿lo?, ¿me estás tratando de decir que te enamoraste de otro hombre?— un frio silencio arropa mi alma y hiela mi corazón, mi padre al que siempre consideré todo como el hombre más varonil del mundo me acaba de confesar que su gran amor es otro hombre. Mi corazón galopea tan rápido que temo que salga por mi abierta boca, pero ¿quién era yo para juzgarlo o criticarlo? cuando me dio una vida asombrosa y llena de seguridad. —Papá, no sé qué decir, papá lo siento tanto— ahora es mi cuerpo quien sin darme cuenta abraza al de mi padre.

—Hijo escúchame atentamente porque tal vez algún día tengas ésta misma charla con mi nieto o nieta en algunos años. Sé valiente y de muéstrales con hechos y no con recuerdos escondidos que el amor verdadero hay que defender con toda el alma porque cuando se vaya como el agua entre tus dedos, jamás hijo, jamás volverá y será una espina que hará doler el corazón hasta el final de los días. Para serte sincero a pesar de todos estos buenos años de casado con tu madre sé que mi último suspiro será para mi amor verdadero— dijo mientras seca una lágrima que recorre lentamente su mejilla. —No quiero que tú cargues con ésta cruz que se vuelve más pesada con el pasar de los años. Quiero que te levantes, y logres encontrar el valor que yo no tuve, para aferrarte al amor que sientes por ella.

—Padre, es tan duro saber que ella suspira y respira por él, han pasado ya cinco meses, siento mucha rabia hacia él, sé que es egoísta de mi parte, pero no lo quiero en el mundo de mi Danna— reconozco sintiéndome liberado ante tal confesión, así que prosigo.

Ella me ha dado claras señales donde me deja saber que yo no estoy a la altura de él, nunca lo ha dicho directamente pero su alegría cuando él le manda un mensaje me lo dice todo, la forma que te habló de él me deja claro que lo prefiere. Ella no tiene pelos en la lengua para decirme que por él ella está dispuesta a todo, cosa que yo sé que no está dispuesta de hacer por mí. Estoy tan desesperado que no me importaría embarazarla para así alejarla definitivamente de él, pero ella sería incapaz de embarazarse de otro hombre.

He pensado en confrontarlo directamente, pero no conozco su paradero, ella ha sido extremadamente cuidadosa que no dejarme tener contacto con sus familiares y su círculo de amigos íntimos.

Padre, de verdad necesito ayuda no quiero perderla, en un mes se casa con otro hombre la mujer que amo. Estoy cayendo en un abismo sin fin.

Hijo tienes la opción de hablar con ella, sé sincero, explícale tus sentimientos, demuéstrales que el amor que sientes es verdadero y no pasajero. Tómate un fin de semana, ve con ella a la cabaña allí tendrán suficiente intimidad y privacidad para llegar a entenderse. Yo mismo voy a mandar a preparar y acondicionar para dentro de dos semanas en cuanto esté lista ustedes dos irán y hablaran con calma. Te deseo todo el éxito del mundo hijo y recuerda ésta conversación.     



DOBLEMENTE ENAMORADOWhere stories live. Discover now