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31, Mayo
AMARA POV
Las calles están repletas, a pesar de que eran literalmente las seis de la mañana. El frio es terrible, y por esa sencilla razón, Maddie me presto un hermoso abrigo de cuero de su guardarropa para estar realmente bien en mi primer día de trabajo. Todo se siente diferente, nunca en mi vida había tenido que trabajar, si tronaba los dedos al querer algo, a los dos segundos ya estaba enfrente de mi, "Nada dura para siempre", suspire, y al ver aquel enorme edificio, sobre este un lindo, moderno y adecuado letrero, con la palabra "Afterglow", los nervios se hicieron presentes, mi estómago comenzó a sentir pequeños, y a veces hasta grandes malestares dentro de este. "Solo respira y cálmate", pensé, sacudí mi cabeza con algo de delicadeza, un par de personas que pasaban a mi lado, me observaban con algo de rareza, "¿Y quién no?", tome una gran bocanada de aire, y olvidando a las demás personas que pasaban a mi alrededor, tomé la iniciativa de adentrarme al enorme edificio.

Una deslumbrante puerta de cristal, era la primera compañía que aparecía en tu camino, esta al estar cerca una persona, se abría completamente sola, tragué saliva y al observar el interior, mis nervios crecieron, "No permitas que nadie vea lo débil que puedes llegar a ser", y si, mi subconsciente tenía la razón, siempre he sido la chica temida de todos los tiempos, y no puedo permitir que en este lugar yo sea la tímida tonta. Tome aire, por cuarta o quinta vez, la verdad ya no lo recuerdo. Deje que mis tacones resonaran por el lugar, algo que provocó una muy buena intención, ya que las personas que estaban cerca y me observaban, quedaban asombradas al verme.

-Hola-Sonreí-Estoy buscando a la señora Anna Brown-Le comenté a la primera chica que me encontré, que al parecer era la recepcionista de esta revista.

-Un momento por favor-Fueron las palabras de aquella mujer rubia, que aparentaba unos cuarenta años más o menos- ¿Cómo es su nombre?-Ella me sacó de mi pequeña perdida mental, y con algo de disimulo, dejé de verla.

-Amara...Amara Edwards-La recepcionista alejo su mirada de mi, y la clavó directamente en la pantalla de la computadora que tenía enfrente de ella.

-Puedes subir al piso número treinta-Colgó la llamada-Allí encontrarás la oficina de la señora Brown...

-Okay-Di la vuelta.

Me dirigí hacia el ascensor, las personas del primer piso no dejaban de verme, y esa era una muy buena primera impresión, que se den cuenta que conmigo nadie puede meterse. Oprimí el botón, para que ascensor llegara al piso en el cual me encontraba.
Todo estaba saliendo bastante bien, me sentía muy bien, y quería que la primera impresión que aquella mujer tuviera conmigo, no sea tan mala. El ascensor por fin había llegado, las puertas se abrieron y obviamente me subí en este, oprimí el botón número treinta, pero cuando estaba a punto de cerrarse por completo, un chico se subió, observó con detenimiento hacia que piso debería dirigirse, pero al parecer no oprimió absolutamente nada. Lo observé con algo de fastidio, y al parecer él, logró verme.

- ¿Tienes un problema conmigo?-Volteó a verme, para luego levantar una de sus cejas.

-Principalmente no te conozco-Contesté sin moverme, él no tenía la necesidad de que yo lo observara por unos segundos.

- ¿Porqué me brindaste aquella expresión de desagrado?-Y aún seguía molestando con sus irritantes preguntas.

-Creo que estás bastante mal-Sonreí con algo de gracia-Las drogas pueden hacerte mucho daño-El ascensor por fin se había detenido, fui la primera en bajarme.

Mis tacones retumbaban por aquel pasillo, que al compararlo con el primer piso, este se encontraba literalmente vacío. Camine hacia un gran y hermoso escritorio, detrás de este se encontraba una chica de al menos veintisiete años o menos, era de cabello negro y largo, delgada, y un hermoso cuerpo delgado, literalmente en esta revista se toman mucho el tema de ser una "Hermosa" mujer, pero eso debe cambiar tarde o temprano.

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