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MADDIE POV
El día ha sido el mejor que he tenido en toda mi vida, bueno, a comparación de la primera vez que estuve en este lugar, creo que están empatados, aunque pensándolo bien, y recordando todo lo que sucedió, me quedo con este recuerdo, ya que no hay ninguna persona interponiendose entre nosotros.
Sonreí, el cielo estaba hermoso, su color azul sin ninguna nube, cubría toda la ciudad, una ráfaga de viento paso con rapidez, llenándo cada parte de mi cuerpo de una verdadera serenidad, cierro mis ojos, me siento bien conmigo misma, y las preguntas estupidas que mi subconsciente hacia a cada rato, dejaron de aparecer.

— ¿Lista?—Preguntó, obligándome a abrir mis ojos con rapidez, pero esta vez no estaba solo, ya que un hombre de al parecer cuarenta años o más, y cada uno traía un hermoso caballo.

—Si—Sonreí y sin esperar me acerqué al caballo que Thomas traía.

—Te ayudo—Estiro su brazo, el cual acepte para ayudarme, con rapidez me subí sobre este, y él hizo exactamente lo mismo con el que tenía aquel hombre—Gracias—Fue lo único que dijo, y el señor comenzó a caminar hacia un camino que había a un lado, el cual parecía más un bellísimo sendero.

— ¿Listo?—Pregunté de una forma demasiado retadora, y Thomas no evito soltar una pequeña risita.

—Yo nací listo—Él soltó una pequeña risa, y no esperé más tiempo, bueno, técnicamente ninguno de los dos espero demasiado.

Sin más, nuestros caballos comenzaron a correr por todo el lugar, de vez en cuando una pequeña risita se escapaba de mis labios, y también podía oír cómo Thomas se estaba riendo, suspire, todo esto me recordaba demasiado aquel día, en el que vi este lugar por primera vez, también fue en mi cumpleaños, sonreí, cerré mis ojos por unos segundos y todo apareció.

"–Thomas enserio dime que estamos...–De la nada escuche el relinchar de varios caballos, y así pude darme una idea de lo que estaba pasando.

–Quería, bueno quiero que disfrutes los últimos minutos de tu cumpleaños cabalgando un caballo–Sonrió, tomó mi mano, algo que se estaba volviendo costumbre de su parte, y me llevo a los establos, donde pude ver dos caballos afuera junto a un hombre algo mayor.

–Pero–Llamé su atención–Hay dos caballos–Comenté sin dejar de ver a uno realmente hermoso, blanco y con el cabello largo y muy bonito.

–Me gustaría ser parte de aquellos maravillosos minutos–Volteé a verlo y aún permanecía su sonrisa.

–Hagámoslo–Estaba muy emocionada y entusiasmada, lo tiré mientras corría a acercarme a los caballos.

El hombre nos ayuda a subirnos, especialmente a mí, nos dio varias indicaciones acerca de todo, y pues gracias a las clases que tome antes, se un poco del tema. Mi mirada se posó en Thomas, él estaba igualmente feliz que yo y sin esperar más comencé a cabalgar. El aire chocaba contra mi rostro, necesitaba esto y él había acertado.
Con el vestido que llevaba puesto en ese preciso momento, parecía literal, una princesa, jamás se me había podido pasar algo así por la cabeza, pero, aquí estoy, "Y no, sola", mi subconsciente intervino, sonreí. El campo donde estábamos corriendo con los caballos era inmenso, y varios faroles enormes nos acompañaban, eran la pequeña luz que necesitábamos, cerré mis ojos, dejé que todo aquel momento se detuviera, quería quedarme aquí para siempre.

– ¿Lo estás disfrutando? –Abrí mis ojos con delicadeza.

–Bastante–Una pequeña gota cayó sobre mi rostro, y mi mente ya se imaginaba lo que ocurriría.

A mí no me importaba, necesitaba todo esto y por la lluvia no iba a detenerme."

Esta vez, el silencio estaba cien por ciento despejado, sin tener la preocupación de que la lluvia nos arruinará este mágico momento, aunque bueno, literalmente aquellas gotas de agua no pueden ser un obstáculo, todo debe verse por el lado positivo, y aquello sería aún más lleno de magia, pero bueno, hay que vivir todas las experiencias posibles en esta vida.
Thomas y yo estuvimos casi dos horas, exactamente cabalgando por todo el lugar, hasta nos salimos un poco de los terrenos y nos dirigimos al bosque, que obviamente él ya conocía, porque si no, en este preciso momento, ambos estaríamos perdidos, suspire, y nuestro caballos comenzaron a correr de nuevo hacia la enorme casa de campo, que ya era legalmente de Thomas, "Y tuya también", intervino mi subconsciente, sacudí mi cabeza, y el hombre que al parecer cuidaba la casa, ya estaba allí, con una enorme sonrisa, esperando a que nosotros llegáramos para bajarnos de los caballos.

PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora