Capítulo 39: Una última vez (1/2)

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ATENCIÓN: Ver la imagen antes de empezar a leer. La autora no se responsabilizará de posibles corazones rotos al finalizar la lectura. Se recomienda discreción.

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Han pasado un tiempo desde que Shein desapareció

Intenté buscarlo cuando me extrañó que no volviera ya después de varios días. Busqué y busqué en los sitios donde frecuentaba y con las personas que él conocía, pero por alguna razón todos parecían... evitarme. Tardé un tiempo en averiguar lo obvio. Él ya no quería verme.

¿Qué pudo provocar que se fuera tan repentinamente? Sus cosas seguían aquí y no ha mostrado algún indicio de querer recuperarlas... ¿Habrá descubierto lo mío con Christian? ¿Se aburrió de mí y no tuvo las agallas para decírmelo de frente?

No... eso no debería importarme. Estoy con la persona que amo, a esa persona la aceptó fervientemente mi familia y recibimos todo su apoyo, tenemos una relación estable ahora que él no está, me pidió compromiso hace poco...

Pero...

¿Por qué aún siento este peso en mi pecho?

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-¿Hasta cuándo piensas seguir lamentándote y hundiéndote en tu miseria? Hombre, ya levántate

El mayor solo siguió viendo el techo sin ninguna expresión en su rostro. Su cabello estaba grasoso y había crecido. Tenía una barba corta y desordenada, lleno de ugre y migajas de pan duro. Su cuerpo tenía una gruesa capa de sudor, partículas de tierra y cerveza rancia que despedía un olor nauseabundo por la expresión de su visitante moreno, que ventilaba su nariz y fue rápidamente a abrir las ventanas. Sin embargo, a pesar del deplorable estado del mayor, no se veía del tipo de persona que había perdido una ruptura amorosa. Su rostro no mostraba algún indicio de tristeza o desesperación. No, su rostro expresaba serenidad y lejanía. A pesar que su cuerpo se encontraba tumbado en ese mugroso colchón, rodeado de latas de cerveza barata, envases de comida rápida con las cuales había subsistido hasta la fecha y una radio vieja que reproducía Alone Again de Gilbert O'Sullivan que definía en su totalidad su estado anímico; su mente y su atención no parecían estar allí. Jugaba distraído con la gastada cajita de porcelana negra mientras su cabeza parecía armar un puzle sin solución. Nadie podría averiguar qué era exactamente lo que pensaba, y así le gustaba a él. Odiaba los sentimentalismos desde la pérdida de su familia.

-¿...Qué haces aquí, Jackson? -preguntó el de ojos rasgados después de varios minutos de silencio mientras posaba su mirada oscura en el moreno, el cual recogía toda la basura y ponía en una gran bolsa negra que traía consigo

El contrario levantó su mirada apenas oyó su nombre, sintiéndose más reconfortado por asegurarse que no estaba tan desconectado de la realidad como creía

-Vaya, así que sí podías hablar. Creí que tenía que enseñarte de nuevo -dijo burlón para aligerar el ambiente después de recostarse con cuidado en el marco de la ventana. Por las malas condiciones del lugar, parecía que se rompería si apoyaba todo su peso en esta- La verdadera pregunta es QUÉ haces TÚ aquí. Hombre, tenías un departamento lujoso, un chef personal, horas de sexo ilimitado. ¿Por qué querrías volver a este basurero?

-Ajá -dijo desinteresado el mayor mientras volvía a jugar con la cajita entre sus manos

El moreno suspiró frustrado por esa respuesta sin sentido, limitándose a verlo en silencio. Le dio curiosidad aquel objeto con el que parecía juguetear. Se acercó para verlo mejor.

¿Solo Un Juego? (Boys Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora