Capítulo 8.

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06h15

Mi alarma sonó sacándome de mi plácido sueño. Tenía a alguien abrazándome por el cuello y vi hacia abajo a Sasha, y solo pude pensar que aquí empezaba mi tormento por desconocer todo sobre la crianza de una niña.

Saqué su brazo de mi cintura y la aparte despacio de mí, tenía que levantarme y organizar mi día, y ya era tarde para todo eso, primero que todo, la niña tenía que desayunar, que se vista y esté lista al mismo tiempo que yo para llevarla a mi trabajo; ya que no pensaba dejar de trabajar dos semanas, era algo que no me podía permitir. Y algo que sin duda tenía que hacer era pedirle a María que venga desde temprano a casa para que le prepare el desayuno a la niña durante el tiempo que se quedará conmigo.

Sentí mi celular vibrar y era un número desconocido, rechacé la llamada por seguridad y caminé hacia la cocina, jamás la nevera había estado tan llena de cosas para comer.
Mi celular volvió a vibrar por la llamada entrante y decidí contestar.

-Lauren Jauregui al habla, ¿quién es? -respondí de forma un poco grosera.

-Con ese saludo es obvio que eres tú, soy Camila, supuse que ya estabas despierta, ¿está todo bien? ¿Sasha está despierta? ¿Durmió bien? ¿Se despertó por alguna pesadilla? ¿Lloró? -preguntó de forma desesperada y muy rápido.

-Oye, oye, oye... basta de tantas preguntas. Sí, ya estoy despierta, y está todo bien. La niña está dormida aún, anoche llegó llorando a mi habitación por una pesadilla que había tenido, y durmió conmigo y está todo bien. Cálmate. -le dije riéndome un poco y contestando cada pregunta que había hecho.

-Bien -respondió ella respirando un poco -Tienes que prepararle el desayuno, algo no muy pesado, no está acostumbrada a comer mucho, y que sea nutritivo, por favor. -me pidió. Ahora la mandona era ella.

-Sí, sí, ya sé, bueno no... no tengo idea de cómo preparar un desayuno -escuché a Camila suspirar al otro lado del celular, ella siempre me tuvo paciencia y la adoré siempre por eso. -Ya sé, hagamos video llamada y ahí me vas explicando, ¿te parece? -quería ver su cara, me seguía gustando, incluso más que nunca, y esta era una perfecta excusa para verla.

-Está bien, pero has tú la videollamada, no tengo idea de cómo hacer una. -me reí al escucharla, recién adquiría su nuevo teléfono y no sabía bien cómo usarlo. Era muy tierna.

Le marqué para realizar la videollamada y su cara totalmente pegada a la cámara apareció. -Hey, puedes alejarte un poco y así me ves mejor. -Le aconsejé. Ella hizo lo que le indiqué y me comenzó a dar indicaciones de cómo preparar huevos revueltos con tocino. Sufrí un poco al saltar el aceite caliente sobre mis manos o ropa. Camila no dejaba de reírse y yo con ella, feliz de hacer reír a la mujer que había sido lo más importante de mi vida. Ya estaba todo listo y me obligó a probarlo para verificar si estaba bien la comida.

-Listo Lauren, felicidades por haber hecho el desayuno de mi niña -Me dijo sonriente y yo le devolví la sonrisa. -Podrías, por favor, ir a despertar a Sasha, ella nunca se ha despertado sola y peor si es un lugar nuevo. -dijo pensativa y preocupada.

-No te preocupes Camila, enseguida voy, -Comencé a caminar en dirección de la habitación, pero me detuve en medio camino y regresé - ¿Puedes esperar aquí y así ella te ve también? -le pregunté a Camila, le daría mucha felicidad ver a su hija y Sasha le tranquilizaría ver a su mamá. Camila asintió y me dirigí a mi habitación.

Sasha al parecer seguía dormida, tenía su rostro bajo las sábanas, me acerqué a ella despacio y puse mi mano sobre su espalda - ¡BUUUHH! -gritó Sasha intentándome asustar, y aunque no me asusté realmente, su movimiento brusco me hizo dar un pequeño salto, y en vista de esto ella comenzó a reír descontroladamente. Era el sonido más hermoso que había escuchado en mi vida. Todo en mi interior se sintió en su lugar, me sentí en paz y mis ojos no podían dejar de mirarla con ilusión, además de la sonrisa que tenía en mi cara que era enorme.

Dejó de reír cuando se quedó sin aire, respiró profundo y me sonrió. -Buenos días Lau. -su vocecita estaba un poco ronca y solo pude seguir sonriendo, la escena era muy tierna.

-Buenos días Sasha. -Ella se arrodilló en la cama y me dio un abrazo, me quedé tensa y sin saber reaccionar, ella se dio cuenta y se alejó, no dejaba de sonreír así que no me sentí mal ni incómoda. -Camila está en videollamada, ¿quieres bajar y verla? -le pregunté amablemente. Ella me miró con un ceño sin entender mis palabras, caí en cuenta que quizás no entendía a lo que me refería. -Tu mamá llamó desde su celular, y podrás hablar con ella a través de eso, verás su cara y podrás escuchar su voz.

-Si, eso lo sé -me respondió con total tranquilidad y sonriendo. Yo enmudecí. -Solo que no es Camila, ella es mamá o mami. -dijo explicándose porque la expresión de su rostro. Preferí reírme porque había quedado como una idiota. La tomé en brazos y bajamos hacia la cocina.

-Aquí estamos Camila -dije tomando el celular y dándoselo a Sasha, que inmediatamente comenzó a hablar con su mamá, decidí dejarlas por un momento mientras revisaba que todo estuviera en orden con la comida. Me alejé un poco de Sasha, no sin antes escuchar lo que hablaba con Camila. -Mami, ella no sabe da ablazos -dijo susurrando, asumí que lo decía porque hoy no reaccioné cuando me abrazó.

-Claro que sabe bebé, quizás solo no se sienta preparada. -Camila le explicó, y luego comenzó a hacerle preguntas sobre como había dormido, como se sentía y si la extrañaba. -Lauren -me llamó y aparecí en la pantalla. -Por favor, dale lo que preparaste a Sasha para que coma un poco. -Asentí y fui en busca de su comida, Sasha lo miró con desconfianza y yo me sentí molesta, me había esforzado y así reaccionaba ella.

- ¿Qué pasa, bebé? -le preguntó Camila, ella también se había dado cuenta.

-Esto es mucha comida mami, ¿la puedo guardar para otro día? -preguntó inocentemente y mi corazón se destrozó por pensar inadecuadamente sobre ella. La estaba juzgando y tratando como a un adulto, como a aquellos ejecutivos de mis reuniones semanales, donde tenía que adelantarme a sus pensamientos para poder saber qué responder. Sasha no era ellos y debía entenderlo. Su respuesta me había dejado fría, no entendía como una niña de 6 años asumía que debía racionar sus alimentos para los demás días. Pensar en eso me hizo reflexionar sobre todo lo que le había tocado vivir a Camila, sola.

-Claro que Sasha, puedes comer todo lo que quieras, cada que tengas hambres, solo debes pedírmelo. -Esperaba que le quedara claro esa parte. Camila me miró agradeciendo. Sasha comenzó a devorar aquel desayuno y Camila no podía estar más feliz desde el otro lado del celular. Sasha comía con tal desesperación que su madre tenía que indicarle que se detuviera y respirara. Yo solo disfrutaba de esos momentos. Escuché sonar el timbre y me disculpé con Camila y me dirigí a la puerta preguntándome quien sería.

Volviendo a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora