Capítulo 41

352 10 1
                                    

Capítulo 41

Cerré mis ojos y en vez de ser rodeada por la oscuridad como esperaba, una brillante luz hizo que todo estuviera iluminado.

—Elizabeth –al escuchar esa voz volví a abrir los ojos, miré mis manos y mis pies, no había nada, estaba sana y salva de pie mirando una pared blanca, sintiendo como si mi cuerpo no pesara nada. Noté que traía un vestido azul, con mariposas blancas, lo reconocí, era el mismo que tenía cuando era niña –Elizabeth –me giré hacia la voz y sonreí al ver quien esperaba por mí.

—Luke... —detrás de mí se encontraba mi padre, en otro lugar que reconocí como esa parte del bosque a la que corría cuando era pequeña.

—Has venido por mí –no di ni un paso, solo me quedé ahí mirando como lucía, ahora muy joven como cuando éramos felices, estaba vestido completamente de blanco, con un pantalón y una camisa, no usaba zapatos. Sonreí al darme cuenta de lo que ocurría –He muerto ¿no? –él sonrió al escucharme.

—Solo alguien como tú podría sonreír al preguntar algo como eso –miré mis pies descalzos que estaban sobre el piso blanco y decidí avanzar hasta donde estaba Luke, donde estaban los arboles y donde todo lucía más brillante.

—Yo... lo siento –dije al recordar todo lo que había pasado entre nosotros –pero ahora te habrás dado cuenta que no todo fue mi culpa, ellas... papá, ellas fueron las...

—Shhh... —dijo apoyado en la misma roca donde yo estuve llorando el día de su funeral –el que debe pedir disculpas soy yo –sentí un ruido detrás mío, como un golpe, pero al girarme la pared blanca ya no se encontraba, ahora estaba rodeada por arboles. Volví a mirar a Luke –yo soy el que debe pedir disculpas –respiré profundamente al escuchar lo que decía. Me sorprendí cuando no sentí nada de dolor al hacerlo, aun recordaba como mi interior ardía al tratar de tomar aire.

—Papá... —mi mentón comenzó a temblar.

—Te estuve esperando para poder decir esto... debí escucharte Lizzie –sonreí, creo que estar aquí era prueba de que también debí escucharlo a él –lamento como terminó todo –volví a mirar hacia atrás, me inquietaba que esa pared hubiera desaparecido, sin embargo la cantidad de pájaros que pasaron sobre nosotros llamaron mi atención. Aquí había una paz increíble, nada de problemas... nada de dolor.

— ¿Esto es el cielo? –él negó ante mi pregunta.

—No, aunque debes venir conmigo, ya tu tiempo de dolor se acabó hija, ahora podrás ser feliz como te lo mereces –sonreí, eso lucía bien –no más problemas.

—Me gusta... algún día lo encontrare ahí ¿no? ¿No es un adiós para siempre con Maximiliano? –una brisa se levantó, desordenando mi cabello y haciendo que cerrara mis ojos para solo ver la imagen de Maximiliano en mi cabeza.

—No lo hagas de nuevo, Lizzie –abrí mis ojos sin entender lo que decía –ya renunciaste a esto –dijo mirando hacia los lados –por él –fruncí el ceño, me estaba confundiendo. Di unos pasos para acercarme. La sensación de mis dedos en el césped era magnífica y el aire que inspiraba... era tan puro, cada segundo que pasaba deseaba quedarme aquí para siempre.

— ¿A qué te refieres?

—Elegiste volver a la tierra por ese ser oscuro, Elizabeth... años atrás, solo para estar con él ¿quieres hacer lo mismo sabiendo que te hará daño? — ¿volver por él?

—Papá... no entiendo –no recordaba nada de lo que me decía.

—Él acabó contigo cuando recién te conoció, cientos de años atrás Lizzie... y volviste a nacer, siendo mi hija para poder estar con el vampiro –abrí mis ojos sorprendida ¿Qué mierda estaba hablando?... Dios... ¿podía decir palabrotas aquí?

Obstáculos MortalesWhere stories live. Discover now