Capítulo 19

250 9 0
                                    

Capítulo 19

Me removí entre las sabanas, tenía demasiado sueño.

—Elizabeth... —escuche su voz muy cerca de mi oído.

— ¿Qué hora es? –me abrace a la almohada, sintiendo como la mano de Maximiliano llegaba a mi espalda y pasaba sus dedos fríos sobre mi piel.

—Cinco y media...

— ¿Por qué me despiertas tan temprano? –me gire para verlo y tuve mi respuesta. La habitación estaba escapando de la oscuridad, ya que recién estaba amaneciendo. Aquello simplemente me dejo ver con claridad los ojos rojos de Maximiliano –tienes hambre... —no me dijo nada, pero al poder ver sus colmillos, fue claro que eso era así –pero me puede hacer mal, la única vez que bebiste de mi sin que haya desayunado casi me desmaye.

—No importa, luego comes algo... —su voz ronca llamo mi atención.

— ¿No importa? Claro que... —no me dejó seguir hablando. Sus labios se unieron a los míos en un beso que me tomo desprevenida. Trate de sepáralo de mi, pero no pude, Maximiliano seguía siendo más fuerte que yo, pero no deje de luchar, hasta que él tuvo que separarse de mí.

—Lo necesito...tenerte tan cerca durante horas provoca esto, me he retirado las noches anteriores, pero ahora ha pasado demasiado tiempo... —enarque una ceja al darme cuenta de lo que había dicho ¿por eso despertaba sola por las mañanas?

—Oh está bien... —tome mi desordenado cabello y lo moví hacia un lado –hazlo... —sus manos fueron a mi cadera y se acercó a mi cuello, donde solo dejo que su lengua recorriera mi piel hasta llegar a mi oído.

—Sabes que no me gusta así... —un escalofríos recorrió mi espalda, provocando que los vellos de mi cuerpo se erizaran.

Él se separó de mí y me miro con esos ojos rojos para luego sacarse su camiseta gris, tomándola desde su espalda y tirándola hacia adelante para después desaparecer en algún lugar de la habitación.

Me concentre en su tórax, con esas líneas que marcaban su cuerpo, de la forma que me encantaba, nada exagerado, justo lo necesario para quedarme mirándolo todo el tiempo que quisiera y no aburrirme. Sin embargo, sus colmillos siempre llamaban mi atención más que nada, a pesar de que sus ojos competían fantásticamente.

— ¿Por esto despertaba sola en las mañanas?

—Si –su respuesta fue cortante y podía sentir que estaba controlando esa sed que sentía por mi sangre.

—Deberías despertarme frecuentemente de esta manera, así ninguno tendría algún problema... ¿no? –ni siquiera me respondió, solo se acerco para volver a besarme.

Su mano viajo a través de mi cuerpo hasta llegar a mi sexo, donde acaricio sobre la tela de mis short de seda, color calipso.

Cerré mis ojos, removiéndome ante sus caricias, él siempre tenía ese poder, era el único que podía manejar mi cuerpo a su antojo. Sentí como bajó mi camiseta por la parte superior, exponiendo uno de mis pechos, donde llevo su boca y se dedico a besar, morder y tirar de mi pezón.

—Maximiliano... —suspire llevando mi mano hacia su cabeza para acercarlo más a mí, sintiendo como su lengua lograba maravillas en mi, siempre había sido así –Para...Tara nos podría escuchar –susurre recordando que ahora tenía una compañera vampiro en mi departamento.

—Eso es tu culpa –dijo gruñendo, mostrando sus ojos rojos que hacían que mi cuerpo se estremeciera –así que mejor mantente callada.

No pude responderle nada ante su mala actitud porque me tomo de la cadera y me acerco hacia él y sin más se deshizo de mis short de seda, dejando que cayeran sobre el suelo, para después tomar mi pierna y levantarla, dejándome expuesta. Todo esto a una velocidad impresionante.

Obstáculos Mortalesजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें