Capítulo 30

269 10 0
                                    

Capítulo 30

—Lo tienes prohibido –dije mientras caminábamos por el pasillo que nos guiaba al avión.

—Lo has repetido desde que nos bajamos del auto, no soy sordo.

—No es para menos, no quiero que arruines todo el viaje –él negó ante mis palabras.

—Si sigues, descubriré a donde vamos, solo para molestarte.

—No lo dudo.

La azafata nos guió hasta llegar a primera clase, donde quedamos cómodamente sentados. No pude evitar sonreí al recordar que hace un par de años mi meta era juntar dinero para recorrer Europa con una mochila, ahora estaba recorriendo Europa en primera clase.

—Sigues enojada, viajar contigo de esta forma no es entretenido –lo miré con mala cara, él era culpable de que mi buen humor se fuera.

— ¿De qué se trataban esas cenizas dentro del sobre? ¿Es qué acaso desintegraste lo que había ahí antes que yo pudiera verlo? –su maldita expresión de póker me indicó que no pensaba darme un nada de información.

—No hablaré de eso ahora, ya me basta tener que concentrarme en no escuchar a dónde demonios vamos como para también estar pensando en una estupidez que hizo Luciana.

—Eres insoportable ¿Cómo quieres que no te pregunte?

—Simplemente porque no te lo puedo decir, es algo complicado, estoy esperando el momento adecuado.

— ¿Es que tú y ella siguen teniendo secretos o algún tipo de relación?

—Claro que no... ¿Por qué te estoy dando explicaciones? –iba a responderle furiosa, pero en ese momento indicaron que debíamos ponernos los cinturones porque íbamos a despegar.

¿Qué se creía el vampiro? ¿Qué no tenía que darme explicaciones? ¿Es qué acaso creía que aún era libre de hacer y deshacer a su antojo como siempre lo había hecho?

Lo mire enojada y me acerqué para que nadie escuchara.

—Tú a la única persona que le debes explicaciones es a mí, por el hecho de estar juntos como una pareja –volví a sentarme de la forma adecuada y mire hacia afuera, aunque solo encontré oscuridad.

— ¿Pareja? –rodee los ojos ante su pregunta. Me volví a girar hacia él.

— ¿Qué crees que somos? Ya basta de juegos de quien tira y afloja, estoy cansada, tengo sueño y no quiero pensar en que tú aún no sabes que somos algo más que amigos con beneficios, porque ni siquiera eso fuimos en un momento... —quedé pensando en mis propias palabras –ni siquiera fuimos amigos...ni siquiera lo somos —esto era un hecho bastante importante en el cual no había reparado —¡Siempre complicas todo Maximiliano! tú y yo estamos teniendo sexo hace bastante tiempo, duermes conmigo, te preocupas por mí al igual que yo por ti...¡tenemos nuestra historia! Tú y yo somos pareja y punto.

Mire hacia la azafata que nos quedó mirando con la boca abierta, le pedí que me diera una manta para que despertara y para que dejara de mirarnos como si fuéramos bichos raros.

—Ahora voy a dormir, son quince horas de viaje más tres para llegar a la cabaña, así que ni pienses en descubrir a donde vamos, a un vampiro momia no le debe costar bloquear los pensamientos.

—Para que sepas, yo si te considero una amiga además de la persona con la que me gusta tener sexo... —me quede helada al escucharlo... ¡odiaba cuando me hacia esto! Me dejaba sin palabras cuando a él se le ocurría decir cosas de este estilo, aunque tratara de esconderlas con su peculiar idiotez –Buenas noches.

Obstáculos MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora