Capítulo 10

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Capitulo 10

—¿Maximiliano? –abrí la puerta lentamente y lleve mi mano al interruptor para poder prender la luz. Mire hacia la puerta del baño, pero no había nadie; no fue hasta que me gire y vi detrás de la cama como se veía solo unos dedos en el suelo, sus dedos —¡Maximiliano si esto es una broma...! –corrí hacia él y me quede helada al verlo inconsciente en el suelo —¡Maximiliano! –me arrodille a su lado y lo gire ya que estaba boca abajo –Dios... —estaba vestido igual a como lo vi en la mañana, pero ahora sin su chaqueta y su corbata estaba abierta, los primeros botones habían sido arrancados —¿Maximiliano? Por favor no bromees...abre los ojos –no sabía cómo tocarlo, solo lo gire y deje su cabeza en mis piernas –¿Maximiliano? –sentí como un nudo en mi garganta se comenzaba a formar; nerviosa lleve mis manos a sus parpados que estaban cerrados, los subí para ver sus ojos –Mierda... —estaban completamente rojos, no había ni un signo de que esto fuera normal —¡Maximiliano! –grite moviéndolo desde sus hombros. Comencé a desesperarme ¿Qué había sucedido? Lleve mis manos a sus bolsillos buscando su celular –James, James, James –dije buscando en su Iphone, era una de las ultimas llamadas que tenia, espere varios segundos antes que contestara —¡James! –dije mirando a Maximiliano, su rostro no tenía ni un signo de que estuviera con vida, no con esas ojeras que estaban tan marcadas ¿Cómo no note esto antes?

—¿Lizzie? ¿Qué demonios haces con el celular de Maximiliano?

—¡James no se qué le pasa! Lo encontré en el piso...tienes sus ojos completamente rojos...yo no sé...no me escucha y no reacciona.

—¡¿Qué?! Mierda....voy para allá.

—¡Dime lo que tiene!...

—Es la sangre Lizzie, el idiota se ha negado a alimentarse por ti y ahora le está pasando la cuenta...mierda...si no llego...¡voy para allá! –corto sin decirme nada más.

—No...no, no, no, no –dije arrojando el celular a un lado y moviendo a Maximiliano –no me hagas esto, estúpido vampiro –Dios...se movía como si estuviera realmente muerto. Comencé a desesperarme y a buscar por todos lados alguna solución –Maximiliano... —su rostro estaba tan cambiado, no era el Maximiliano que me hacia la vida imposible...y sinceramente no me gustaba ni un poco el Maximiliano inconsciente. Me puse de pie y corrí hacia la cocina sin tener otra idea. Abrí los cajones buscando un maldito cuchillo hasta que encontré uno, negué sin poder creer lo que iba a hacer, pero era mejor este plan a esperar que James se demorara en llegar. Corrí hacia la habitación de nuevo, esperanzada de que lo encontraría de pie riéndose de mí, pero no...estaba exactamente donde lo había dejado –mierda... —me quede a su lado y sin pensarlo dos veces de un solo movimiento, cerrando los ojos y recapacitando que si no lo hacía me iba arrepentir aun más pasé con fuerza la filosa hoja a unos centímetros más arriba del pliegue de mi codo izquierdo —¡Como te odio! –grite al sentir dolor cuando traspase la piel hasta llegar a la arteria más cercana ¡Dios me iba a morir por hacer esto! Moví la cabeza de Maximiliano hacia atrás y baje su mentón mientras la sangre comenzaba a correr por mi antebrazo –vamos... —acerque la herida hacia su boca de tal manera que la sangre que estaba cayendo lo hiciera en su boca —¡Maximiliano!...demonios, bebe... —si no despertaba iba a morir aquí por la culpa de este psicópata, ¡mierda! ¿En que estaba pensando cuando hice esto? —¡Maximiliano!... –le grite esperando que reaccionara, pero nada. Deje mi brazo en su boca, la sangre salía bastante rápido y algunas gotas caían en la alfombra del piso. Paso alrededor de un minuto cuando sentí que mis extremidades se estaban sintiendo raras, como si cientos de agujas me atacaran –Maximiliano, no me hagas esto...despierta... —mis labios se sentían mas fríos –Ed... —apoye su frente junto a la mía, esperando encontrar algo en que apoyarme, esta había sido una mala idea, pero cuando pensé que iba a terminar muerta por arriesgarme a tal nivel sentí como un gruñido venia de la garganta de Maximiliano. Abrí los ojos y pude ver como con rapidez tomaba mi brazo y lo acercaba más a su boca y comenzaba a beber —¡Maximiliano! –solo escuche otro gruñido de su parte para después sentir como sus dientes se enterraban en mi brazo —¡Aaah! –grite de dolor. Había olvidado cuanto dolía esto cuando él era brusco, pero unos segundos después sentí como una ola de excitación recorría mi cuerpo —¡Maximiliano ya! –el abrió sus ojos, los cuales estaban rojos solo en su pupila —¡para!... –el seguía bebiendo mientras me miraba y gruñía cada cuantos segundos. Volvió a cerrar sus ojos y siguió deleitándose con mi sangre, lo que me debilito hasta que mis ojos comenzaron a cerrarse sin que pudiera controlarlo, no podía ni siquiera golpear a Maximiliano para que me dejara –Maximiliano... —susurre esperando que me escuchara. En un segundo sus dientes entraron aun más, pero no fue para seguir bebiendo sino que su lengua paso suavemente por mi piel. Ya con mis ojos cerrados solo pude sentir como el envolvía mi cintura con su brazo y me aceraba a él para que estuviera más cómoda, quedando sobre sus piernas ahora que el estaba sentado.

Obstáculos MortalesWhere stories live. Discover now