Llamas de infierno.

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El entrecejo de Timothy se arrugo, resaltando toda la ira que había en el mismo, asintió un par de veces y comenzó a caminar hacia el dragón.
De un salgo subió en este y miro a ambos.
Su mirada llena de furia y sed de venganza, pasaste saliva.

— Bien... en ese caso, te recomiendo prepararte, porque no permitiré que sigas con vida...

El dragón dio un rugido haciendo que todo se moviera, que los cristales vibraran y algunos soldados cubrirán sus oídos después de esto emprendió vuelo de regreso.

Sans sonrió de lado, estaba logrando que su enemigo comenzará a actuar de manera tonta e irracional.

— Todo saldrá bien, como debe ser.

[...]

Habían pasado días desde que la guerra era oficialmente declarada, todos los días veías como todos los soldados entrenaban y los nuevos reclutas llegaban, eran hombres de todas las edades.
Conforme pasó el tiempo comenzabas a sentirte rara, demasiado, lo dejaste pasar.

Las cosas habían cambiado tanto así que Sans comenzó a darte pequeños detalles todos los días, collares, joyas, flores, alguna que otra carta. Y ropa.

Ropa holgada.

Todas las noches Sans te daba mimos y dormías entre sus brazos, a la mañana siguiente siempre seguía dormido y te quedabas ahí hasta que Sans por si sólo despertara.
Como siempre estabas rodeada de lujos, cada capricho que querías se te cumplía y ahora, que estas más cerca de Gaster, no podrías estar más feliz. Veías por Tú ventana y sólo veías los hermosos paisajes, salías al jardín y disfrutabas de la naturaleza, en la cena comías manjares, disfrutabas de tu vida.

Mientras que en el pueblo cada día había más muertos, muertos por accidentes de derrumbes, muertos de hambre, de la poca salud que había, de maltrato o de exceso de trabajo.
Había suicidio, homicidios, hambre, necesidad, locura, enfermedad, plagas, y mientras el pueblo sufría... Sans estaba feliz de los resultados, le encantaba ver como todos sus planes iban sobre ruedas, ¿Qué Timothy tiene dragones? Él tiene muertos vivientes, ¿Qué tiene millones de inmaculados? Él tiene bombas, ¿Qué tiene ayuda externa? Él también.

Todo sería suyo. Y se encargaría de que eso fuera así, no le importaba cuantos murieran, no importaba cuantos se quedaban en la calle, no importaba cuantos se enfermaban, mientras que su familia y él estuvieran bien todo estaría bien.

Porque Timothy cometió un error al meterse con él, y él se encargará de hacer que se arrepienta de haber nacido.

Porque en las grandes ligas va a estar y suplicará por jamás haber llegado ahí.

Más tiempo pasaba, no había quien pudiera pararse y tampoco existía fuerza que pudiera detener lo que ocurría, y faltaba poco para que te dieras cuenta.

— ¿Irás al laboratorio otra vez?

Preguntaste, aunque ahora tenías toda la atención de Sans, te causaba un conflicto cuando se alejaba de ti.

— Sólo es para supervisar que todo esté bien.

— Ya... ¿Cuándo regreses podemos ir al pueblo? Hace mucho que no vamos, me gustaría ir.

Sans sabía que no era buena idea que tú vieras y supieras lo que pasaba en el pueblo, sabía que tu buen ser podría ser corrompido por lo que pudieras ver.

Y sólo él tenía el derecho de corromperte

— Me temo que no es buena idea mi niña, las cosas en el pueblo es tan un poco complicadas ahora.

— ¿Por qué?

— ¿Qué te parece mejor ir a cocinar un poco? Hace mucho que no lo haces, estoy seguro de que a las mujeres le encantará tenerte ahí.

My KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora