Fuego Consumidor.

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Contenido fuerte, se recomienda discreción, están advertidas.

Sans estaba que ardía en ira.

— ¡¿Qué mierdas hacías sola?! ¡¿Qué coño hacías aquí, sola?!

Era la primera vez que Sans te hablaba con palabras fuertes y hacia ademanes de querer golpearte, pero se detenía en el aire, llego a un punto en el que se detuvo, apretó la mandíbula con fuerza y se alejó de ti.

— Métela en la habitación y cierra todo, no saldrá de ahí hasta que lo ordene.

— Si mi rey, ¿qué hacemos con los invitados?

— ¡Sácalos de aquí! ¡A todos antes de que mate a cada uno de esos hijos de puta!

Dos guardas te escoltaron a la habitación real, estas en shock.

Y tenías miedo, porque, por primera vez, Sans te había castigado.

Narra Gáster Sans.

Timothy Dúnedain Reyes.

De no haber sido tan idiota aquel día, desde que ese bastardo se acercó a mi años después le hubiera matado. Mutilado, destripado, su carne sería comida por los perros o es más por sus propias criaturas.

Hace diez mil años me apodere de este reino, el reino de los Dúnedain's, pero, para mi lastima, así como nosotros acabamos con la mayoría de ellos, ellos acabaron con la mayoría de nosotros dejando a 4 únicos esqueletos en toda la tierra... Mi padre, mi madre, mi hermano y yo.

Sabía que unos cuantos Dúnedain's habían escapado y en cuanto los traían ante mi eran asesinados, no arriesgaría mi futuro trono...

Pero tres mil años después un Dúnedain se presentó ante mi padre.

— Soy un Dúnedain, sí, pero no le sirvo a nadie, soy libre de cualquier reino, les ayudare a ustedes a conquistar todo el terreno que quiera. Pero no le prometo mi lealtad.

Y mi tonto padre le creyó, confió en él a cambio de la vida de mi madre, no pasaron ni veinte años para cuando vi a ese bastardo poner algo en el té que le llevaba a mi madre.

— ¿Qué le has puesto? —Me miro serio, con odio y su rostro no mostraba ni una pizca de miedo.

— Un saborizante que le prometí darle a probar, ¿gustas probar uno también? Puedo preparar un té para ti, Sans.

— No quiero tus mierdas, lárgate...

Después de eso mamá cayo enferma, su HP bajaba de una forma lenta y dolorosa para ella, cada día era peor que el anterior.

Hasta que sus últimos 5 de HP llegaron, era momento de decir adiós, todos los doctores intentaron salvarle, pero nadie encontraba el motivo de su enfermedad, el problema dejo de ser el HP cuando notaron que su alma se rompía, se destruía a ella misma

Narrador omnisciente.

Aquel día era el último día de vida para la reina Skeleton, su respiración era pesada, tenía dolor en todo su cuerpo y tenía marcas de lágrimas corriendo por sus pómulos. Primero se despidió de Gáster.

— Wendding, por favor... Cuida de nuestros hijos, ámalos tanto que jamás olviden que no están solos.

Gáster asintió a su petición y le dio un último beso, Gáster no lo soporto más y salió de la habitación, Papyrus fue el siguiente en acercarse.

— Mi niño, mi bebé... Cuídalos, ellos necesitan de alguien sabio como tú, si llegas a ser Rey, estoy segura se serás el mejor del... Mundo...

My KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora