Reencuentros, pasado y... ¿Soledad?

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Gruesas lágrimas caían por tus rosadas mejillas, mirabas el suelo de tu habitación sentada en aquella silla que estaba frente a una mesa de madera donde al otro lado de esta se encontraba el ser que mas amabas.
Estaba mirándote con pena, suspiro con pesar era de esperarse que tuvieras una reacción así después de que te comunicaran la muerte de toda tú familia. El esqueleto dejo su casco en la mesa llamando tu atención y se acerco a ti para tomar tu rostro con sus manos y limpiar tus lágrimas.

—Creo saber quien cometió tremendas atrocidades... — Dijo para besar tu frente — Yo me encargare, mi reina, yo mismo tomare venganza de quien se atrevió a meterse con tus seres queridos.

Cerraste los ojos, comenzaste a sollozar y a sentir como las lágrimas salían de tus ojos cerrados mientras mantenías tus manos las manos huesudas, no tenias fuerza para hablar, al menos no ahora. Sentiste como el inhaló tu dulce aroma y beso tu cabellera.

—Por ahora tengo que dejarte, mi reina, iré a crear una alianza con un par de personas para descubrir quien es el responsable de todo esto...

—No me dejes... —alcanzaste a decir con un hilo de voz pero sentiste como sus manos se alejaban de tu rostro.

—Te quedaras con Timothy. Él te cuidara pero si se quiere pasar de la raya contigo, avisame inmediatamente... — Aun con la vista cristalina por las lágrimas viste como Sans fulminaba al mercenario que solo sonrió ladina mente y el esqueleto salio de la habitación, cerrando la puerta.

Tus sollozos y lágrimas se volvieron a hacer presente, cubriste tu rostro con tus manos tratando de no hacer ruido, cosa que claramente fallabas.

—Mamá... Papá... Todos... Están muertos... ¡Oh dios! Yo... Ahora... — Sollozaste — Ah-Ahora estoy sola...

Él te miraba con indiferencia, miraba como tratabas de contener el llanto pero no lo lograbas, miro a los lados como si alguien pudiera verlos, camino hasta estar enfrente de ti y se arrodilló enfrente de ti, mirándote a los ojos y manteniendo su expresión monótona.

—No estas sola... — Dijo casi de un susurro, lo suficientemente audible para ti. — Jamas estas sola, en este momento tus padres te están cuidando en donde quiera que estén.

—No me sirve si ellos están lejos... — Dejaste tus manos en tus muslos sobre el vestido, apretando la falda con sus puños al grado de que tus nudillos se volvieran blancos.

—Yo estoy aquí — dijo sin pensar en los efectos que tendrían sus palabras en un futuro — Estaré aquí, contigo. No estas sola, soy él único que puede controlar tus rabietas de niña pequeña, puedes contar conmigo...

—Timothy... — Dijiste tratando de controlar tus lágrimas, te miro de forma comprensiva. —Gracias...

Apenas pudiste decir antes de sentirte sofocada otra vez por las lágrimas, sabias que en cierta forma él tenia razón, él era el único que te escuchaba y te hacia compañía, además te protegía. Sentiste como con el dorso de su mano te limpiaba las lágrimas

—Deja de llorar — Pidió de manera extrañamente dulce — Te ves más fea de lo que eres llorando.

—Jaja... — sonreiste y limpiaste tus lágrimas, Timothy se levanto y se quejo de su espalda.

—Joder...

—Ya estas viejo, Dúnedain. — Dijiste burlandote.

—Ya quisiera verte cargando una armadura como esta por siglos.

—Jaja, se ve demasiado pesada.

—Lo es... — Sonrió — ¿Por qué crees que tengo un cuerpo tan en forma? Entreno hasta dormido...

My KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora