Tú junto a Mi.

1K 52 308
                                    

Los desayunos eran silenciosos desde que Timothy había desaparecido prácticamente, Sans sostenía tu mano mientras comía con la otra al igual que tú. Ese día Sans pasaría todo el tiempo contigo, te lo había dicho la noche anterior, te emocionaba siempre decía eso pero terminaba con tener que atender asuntos de Rey y lo entendías ¡Claro que lo hacías! Pero eso no quita que te duela.
Al terminar el desayuno el esqueleto te pregunto la actividad que te gustaría realizar, respondiste que descansar en la habitación estaría bien, ahora caminaban de la mano hacia dicha habitación. Sus pasos lentos pero fuertes resonaban en todo el pasillo, mientras que los tuyos hacían el mínimo ruido posible.

Al entrar a la habitación te dejo pasar primero a tus aposentos, miraste a todos lados y decidiste ir a la cama donde te sentaste en la orilla de esta, sonrió y se acerco a ti hasta quedar enfrente tuyo, paso su mano desde tu brazo hasta tu cuello y tu nuca, con su pulgar levanto un poco tu rostro conservando su agarre y se acerco proporcionándote un beso en los labios. No dudaste mucho en corresponder aquella muestra de cariño, incluso lo acercaste mas a ti para no poder romper el beso, se separo por unos instantes bajando su rostro a tu cuello donde dio unas cuantas lamidas en toda la extensión de esta causandote escalofríos y placer, te recostó en la cama y se posiciono encima tuyo inclinandose hasta que su boca chocara con tu oído.

— Tienes un sabor exquisito, mi reina.

Cerraste tus ojos con fuerza tanta tal vergüenza y tu rostro ardía en colores rojos y el regreso a su labor auto impuesto dando largas lamidas y mordiendo tu suave piel dejando algunas marcas levemente visibles. Pero esa era lo de menos, en realidad Sans quería dejarte grandes marcas, marcas que griten al resto que te vea "Esta mujer es toda mía" sentiste que se levanto alejándose de ti, al abrir los ojos sentías como tu pecho bajaba y subía en busca de oxígeno, desviaste tus orbes hacia el notando se que quitaba su saco y camisa.

—Levantate — Ordeno y tu obedeciste quedando frente a él, ibas a comenzar a quitar tu vestido hasta que volvió a hablar — No, yo lo haré, date vuelta...

Nuevamente obedeciste y sentiste sus manos recorrer tu espalda y acariciando tu cintura, cerraste los ojos por la vergüenza.

—Tan linda y suave — Comenzó a aflojar los listones de tu corset — Indefensa y perfecta... — termino de quitarte el vestido dejando que este caiga mostrando tu ropa interior inferior ya que arriba no usabas. —Un ángel caído del cielo...

Se apego a tu espalda y podías sentir el bulto en sus pantalones, diste un pequeño jadeo y abriste los ojos, ibas a voltear pero te detiviste cuando el dijo que no lo hicieras.
Te guió hasta la cama en donde te quito tu ropa interior dejándote totalmente desnuda para después con su mano hacer que te recostaras en la cama boca abajo tu pecho pegado al edredón fino y suave. Te sentías rara, pero no te disgustaba, escuchaste como el se quitaba el pantalón.

—Tu piel tan pura y suave demanda que no tienes dueño, mi reina... Yo no puedo permitir eso... — Tenías tus brazos junto a tu cabeza donde recargarse tu cabeza cerrando los ojos estabas demasiado excitada como para preocuparte. — Tendré que demostrarles que me pertenece...

Un escalofrío recorrió toda tu espalda cuando sentiste que algo húmedo y frío se paso en tu entre pierna, reprimiste tus jadeos mordiendo tu labio, lo pensaste por un par de segundos hasta darte cuenta de que pasaba. Sans te estaba lamiendo.

Su fría lengua recorría toda tu extensión dándote una oleada de placer bastante grande, con su pulgar comenzó a jugar con tu clítoris mientras seguía lamiendo de arriba a abajo.

—Un sabor realmente dulce... Adictivo.

Escuchaste que dijo casi de un susurro mientras jadeabas y de vez en cuando gemias, se separo un poco y comenzó a morder con algo de fuerza tus muslos dejando marcas en ellos y lejos de causarte dolor te causaban placer. Lamia la ultima marca que te había hecho para después lamer sus dientes.

My KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora