Tesoro

771 44 126
                                    

Narra _____.

Cuándo una persona encuentra un tesoro es normal que lo desee para si solo, grandes tesoros han sido causas de guerras, mi madre solía decirme que los piratas después de encontrar un tesoro solían traicionarse entre ellos para poseer esos tesoros. Si fuera una niña pensaría que Sans es un pirata, pero no lo soy, estoy apunto de cumplir medio año casada con el esqueleto y me he dado cuenta de que soy un tesoro para Sans. Él no soporta verme hablando con otro hombre, o que otros hombres me vean mucho tiempo y su forma de decírmelo era dolorosamente placentera.
Las marcas que en su momento fueron rojas o rosas ahora eran moradas, verdosas. ¡Estaban en todos lados! Mis piernas, especialmente mis muslos, mi cintura, espalda, estomago, pecho, vientre, hombros, muñecas, cuello, no tenia casi ningún lugar que no hubiera sido marcado, gracias a esto cubría la mayoría de mis marcas con los vestidos, estos cubrían en su mayoría las marcas, pero las del cuello u hombros no siempre es posible cubrirlas, algunas personas se preocupan, pero de cualquier manera, no me molesta. ¡Suena estúpido, lo sé! Pero no lo hacen.

Me ha dado insomnio, podría decir que son entre las tres y cuatro de la mañana y lo único que puedo hacer es permanecer a lado de mi esposo, mi todo, mi rey. Él se molesta cuando no estoy con él, dice que puedo enfermarme por mi mala costumbre de no abrigarme. No le quiero dar mas preocupaciones, por ello hago caso a todo lo que me dice.

Su rostro cuando duerme... A pesar de no ser humano podría decir perfectamente que es hermoso, tan varonil, su aroma embriagante, fuerte, sus brazos al rededor de mi cuerpo, como si un ejercito estuviera cuidandome, su respiración chocando contra mi pelo, me tranquiliza, moví mis manos lentamente abrazándolo, el se acomodo para que ambos estuviéramos cómodos y me miro.

—¿Estas bien? —Su voz grave de cuando acababa de despertar me hacia temblar.

—Estoy contigo, no podría estar mejor — me apegue a él, exigiendo un abrazo fuerte, sus brazos no tardaron en rodearme.

—No haz dormido... — Afirmo mientras acariciaba mi espalda con una de sus manos.

—Desperté hace poco — Mentí, no quería que se preocupara por mi, el sonrió dulcemente y con su mano libre acaricio mi mejilla con dulzura.

—No me mientras, cuando duermes te mueves hasta darme la espalda o estar casi encima mio, haz permanecido en la misma posición en la que nos acostamos.

—No tengo sueño... Lo lamento...

—Entiendo, en ese caso ordenare que preparen el baño.

—¿Eh? — Lo mire confundida.

—Tomemos un baño juntos, tal vez eso te relaje y puedas dormir, también pediré que te hagan un té. — Se levanto con cuidado alejándose de mi mientras se ponía de pie. — Quedate aquí en la cama o me harás castigarte. ¿Ok?

—S-Si, mi rey.

Sans salió de la habitación, me senté en la cama manteniendo las sabanas sobre mis piernas hasta mi vientre, cerré los ojos. Sans usa la palabra castigo cuando en verdad no quería que le desobedeciera, pero aunque lo desobedezca nunca me ha castigado, lo sé por que no hace nada, me mira serio por unos segundos y me ordena a ir a la habitación o me toma de la muñeca y me lleva a todos lados con él.

Y sabiendo como es él castigando  a los demás, por eso creo que a mi no me castiga, pero tampoco me gustaría provocarlo.

A los minutos la puerta sonó, di acceso y entraron dos mujeres, ambas se veían recién levantadas pero aun así ya tenían su vestimenta puesta, entraron directo al baño después de saludarme, un mayordomo entro con una bandeja de plata, una tetera y un par de tazas que igual paso al baño.
Al final entro Sans con las manos en la cadera, me miro y al ver que estaba en la cama sonrió.

My KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora