Capítulo 26

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Me despierto alrededor de las dos de la madrugada por una gran ola de calor que me invade de repente, un brazo me envuelve la espalda atrayéndome más cerca. Veo por unos minutos dormir a Logan plácidamente con los labios entreabiertos, siendo tan sexy como siempre.

Me deshago de su agarre y camino directo al baño, hago mi necesidad sin demorar demasiado. Al verme en el espejo me doy cuenta que estoy feliz porque tengo a Logan conmigo, pero siento un vacío en el pecho que me comprime, puedo decirle a los demás que estoy bien pero sé que dentro de mí no es así. Si no lo llego a ver de nuevo creo que no podre vivir debidamente.

Salgo del baño y de la habitación, puesto el sueño que tenía se ha ido dando paso al insomnio que me ataca de repente.

Al bajar por las escaleras ingreso a la cocina donde tomo agua y medito sobre los diversos acontecimientos que me ha sucedido en estos últimos días, nunca pensé que llegaría un momento donde las palabras valieran, donde el orgullo por parte de nosotros los humanos es un arma mortal capaz de hacernos miserables y acabar con una relación.

Porque somos seres egoístas que solo pensamos en nuestras razones sin pensar en los demás, hacemos daños consciente o inconscientemente solo para saciar el vacío que llevamos por dentro.

Al estar en esta inmensa casa me doy cuenta que el amor se ha ido desvaneciendo en esta familia, los padres de Logan no les atañe más que ellos mismos sin importarles cómo se siente su único hijo, no les interesa con quien él se relaciona ni como está. Una de mis cualidades es que soy observadora, llevo pocos días en la vivienda pero he podido encajar piezas del rompecabezas, aunque no del todo bien porque mientras más analizo más cuestionantes llegan a mi mente.

La luz siendo encendida me saca de mis cavilaciones, al girar me encuentro con la persona que menos esperaba ver.

Está parada en medio de la puerta vistiendo una bata de dormir, con el pelo suelto, descalza, mirándome como si hubiese visto los fantasmas de Scrooge. Al parecer no me esperaba encontrar en este lugar, pensándolo bien yo tampoco la esperaba.

Nos observamos por unos minutos en la que ninguna dice nada solo nos encargamos de examinarnos con la mirada. Tomo el inicio de interrumpir esta incomodidad que es palpable en el aire. Me voy acercando poco a poco, pero ella niega con la cabeza y sale casi a tropezones de la cocina.

Me quedo en shock sin embargo, la sigo antes de que ella ponga un pie en las escaleras. Le agarro la muñeca con fuerza para que no escape.

—Señora quiero hablar con usted.

Ella se remueve incómoda sin voltear a verme.

—Sé que no me conoce yo tampoco a usted, pero quiero que seamos amigas.

Ella aún sigue removiéndose en mis manos.

— ¿Usted... me odia?

Con esas palabras se queda quieta sin moverse y niega con la cabeza. Con pasos apacibles se gira en mi dirección viéndome a los ojos por primera vez.

—Yo... no te odio. — Habla con voz tranquila. — Sería incapaz de odiar a la novia de mi hijo y a la niña que vi y cargue de pequeña, haz crecido mucho Jessie.

Le suelto la mano de repente frunciendo el ceño. Yo no me acuerdo de ella, debe ser cuando era de meses o algo por el estilo. Tal vez se confunde con otra persona, pero mis padres nunca me han mencionado el nombre de ella.

—Me conoce. — Asiente. — ¿De dónde? — Su mirada se torna triste.

—Es una larga historia.

Entre Tú y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora