Su primer pensamiento era su bebé, ese pequeño inesperado que crecía dentro de ella, lucharía con todas las fuerzas posibles. Jack estaba encima de ella sujetándola pero ella se movía, daba patadas y empujaba defendiéndose mientras se escuchaban los golpes y gritos detrás de la puerta. Por primera vez sintió alivio de escuchar la voz que más odiaba; Silas, acompañadas de Michelle y Rose.
-¡Jack abre la puerta! Ordenó el imponente Silas.
-Hijo por favor no lo hagas. Pidió la desesperada Michelle.
-!Largo! Esto es entre mi esposa y yo.
-No, no se vayan por favor. ¡Ayuda!
Jack no reaccionaba sólo estaba encima pero sin lastimarla alterado pero no violento. Mientras ella sollozaba asustada. Tres... cuatro golpes y la puerta fue derrumbada. Entraron algunos guardias tras de ellos, Silas, Michelle y Rose viendo la escena. Los guardias sostuvieron al príncipe sacándolo de la habitación mientras murmuraba maldiciones y órdenes.
Las mujeres sé arrodillaron al lado de la morena a consolarla. Katherine se abrazó a su suegra.
-¿Estás bien? ¿Te lastimo? Pregunto su cuñada inspeccionando a detalle partes de su cuerpo. La afectada asintió, estaba alterada a la reciente situación que no podía ni hablar.
-Hiciste lo correcto, yo también hubiera hecho lo mismo una madre siempre protege a sus hijos. Con aquellas palabras Katherine entendió que su suegra era más inteligente de lo que parecía. Las miradas entre ellas no necesitaba explicación, Michelle sabía la verdad.
Meses después.
El casi heredero necesitaba comprobarlo con sus propios ojos. Entro en aquella sala su corazón latía a un ritmo anormal, un nudo en la garganta y esa sensación en su pecho. Observó la silueta en aquella camilla tapada por una sábana blanca, el aire era frío, Jack caminaba lento acercándose más. Su temor se hizo verdad cuando apartó la sábana revelando el rostro de su amada Katherine.
-¡No, no, no! El dolor incrementó y las lágrimas descendieron por sus mejillas. Abrazo a su esposa su desesperación lo llevo a sacudirla creyendo que despertaría. -Mi Katherine no me abandones por favor. Le hablo tomando su rostro las lágrimas no cesaban cayendo sobre el rostro de la morena.
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Jack experimentaba el peor sentimiento existente; el dolor de la pérdida, lloraba desconsoladamente con nariz y ojos rojos resaltando el intenso azul de ellos sobre el cuerpo sin vida de Katherine. ¿Que haría ahora con un bebé pequeño? Dios su bebé.
-Perdóname, perdóname. Fue mi culpa. Repetía una y otra vez. -Te lo prometo mi vida, lo haré. Criare a nuestro hijo lejos de todo esto. Besaba la mano aún tibia de su esposa. -Te amo Katherine, te amo. Dolido beso su frente despidiéndose. Tenía el alma destrozada, el corazón roto y herido. El camino de regreso a la sala de espera fue eterno, el pasillo se le hizo largo como un camino sin fin y sin esperanza.
Un par de horas antes.
Katherine dio su último pujo y el llanto del sí hijo se escuchó en la sala de parto. Jack estaba a su lado apoyándola y feliz al ver su primogénito que acaba de llegar al mundo. En cambio Katherine estaba pálida su mayor esfuerzo fue ese, una leve sonrisa se dibujó en sus labios, pero ella sabía que era lo último que verían sus ojos.
-Mi vida.... susurro la mujer con los ojos llenos de lagrimas. -Por favor prométeme que alejarás a nuestro hijo de Silas y su reino. Pidió la princesa con el último aliento y fuerzas que le quedaban en los brazos de su príncipe. -Te... te amo.
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Las máquinas que monitoreaban su corazón dio alerta a que algo sucedía y no era bueno.
-!¿Que sucede!? Pregunto el recién convertido en padre al escuchar y ver los movimientos de los doctores. Y como los ojos de Kate se cerraban.
-Señor por favor salga.
-No, no lo haré.
-Señor, por favor déjenos hacer nuestro trabajo. A la fuerza y en contra de su voluntad Jack salió y con angustia miraba del otro lado cómo perdió lo que más amaba en su vida, su felicidad y alegría. Su amada Katherine.
5 años después
Un pequeño de cabello oscuro y ojos claros corría hacia los brazos de su padre.
-¡Muy Bien campeón! ¡Que bien lo hiciste! El castaño felicito a su hijo quien jugaba béisbol con sus amiguitos de escuela. Lo beso en la mejilla y le dio los cinco. -Muy bien ahora te ganaste un helado. ¿De qué sabor lo quieres?
-Chocolate me encanta el chocolate. Respondió con su tierna voz.
-Genial. ¿Sabes a quien más le gustaba el chocolate.
- No, ¿quien?
-A tu madre. Ella amaba el chocolate. Y era muy hermosa cada vez que sonreía iluminaba mi vida así como lo haces tú, adoraba cantar por las mañanas..... Relataba Jack nostálgico pero feliz porque le hablaba a su retoño de aquella mujer que lo llenaba de alegría hasta sus últimos días y que amara hasta los de él. Jack cumplió su promesa él renunció a la corona dejándola a su hermana gemela. Cambio su nombre y empezó a luchar por sus sueños poco a poco con perseverancia y constancia se dividió entre criar a su hijo y estudiar, fue difícil pero lo logro. Ahora los dos viven felices en las afueras de la ciudad en una cabaña, con un gran patio un hermoso jardín y árboles alrededor.
Este es mi regreso a la escritura. Perdónenme por no haberlo hecho ya hace mucho me descuidé creo que mi seguridad se fue al abismo y no ha sido fácil recuperarla, pero aquí estoy. Espero les guste quiero seguir con mis historias poco a poco iré subiendo y ojalá me acompañen de nuevo. Gracias. Hermoso se ve el Seb llorando *cry baby cry*
