My Romantic Boy

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  Para Kiara No habían sido días fáciles, preparar el funeral de su abuela, el cementerio, velatorio, la iglesia para la misa y más

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  Para Kiara No habían sido días fáciles, preparar el funeral de su abuela, el cementerio, velatorio, la iglesia para la misa y más. Para colmo lidiar con las personas acercándose a ella, dándote el sentido pésame, haciendo como si sintieran lo que sentía. Su abuela y ella siempre fueron muy unidas, eras su nieta favorita, la educo y crió  prácticamente vivía más con ella que con sus mismos padres, fue la que le enseñó a preparar a galletas a sus 9 años, a andar en bicicleta en ese pequeño vecindario, a leer y escribir. Recordabas nostálgica frente al espejo alisando el vestido con tus manos aquella ves una tarde de primavera sentadas en el pórtico de la casa observaban los niños vecinos correr y juguetear, tenías para ese entonces 16 años, estabas en plena adolescencia. Esa imagen de los pequeños felices e inocentes Te hizo reflexionar sobre la vida.

   -Abue?

   -Dime mija! Su voz era la calma para tus males.

   -¿Por que tenemos que crecer? Fue una pregunta algo absurda pero era uno de los grandes misterios de la naturaleza y la creación. La señora hizo una mueca en sus labios.

   -Ay mija... así es la vida crecer es parte de la vida, nacemos, crecemos y morimos. Es un ciclo. Explicó con palabras sabias como una mujer madura y experimentada. -Es nuestro propósito en ella querida, aunque implique responsabilidades, sufrimiento, malos momentos y felices también. Cada experiencia es un aprendizaje. Kiara escuchaba atenta a su querida abuela. Se acercó a elle sentándose en el piso y posando su cabeza en el regazo de la señora que para ese entonces todavía estaba conservada no pasaba de los 60 había algunas canas en su cabello y pocas arrugas. Su semblante estaba aún jovial.

   -Promete Me que no me dejarás abue. La mujer sonrió

   -Mí nieta algún día me iré. La muchacha se negaba.

   -No, no Que haría sin ti. La señora levantó el torso de la adolescente la tomó por el rostro con sus manos algo desgastadas.

   -Mi niña eso lo dices ahora porque estás chica cuando ya te intereses por los chicos o te cases ya ni te acordarás de esta vieja.

   -No digas eso abue, por fa no me dejes promete que estarás conmigo, y me ayudarás con mis hijos ¿si?.

   -Siempre estaré contigo así me muera. Siempre estaré aquí. Puso sus manos en su pecho, el lado donde está el corazón. Kiara no quería llorar estaba herida y molesta. Aunque ya era una mujer de 25 años en ese momento quería ser de nuevo aquella niña de 5 que correteaba por la casación inocencia y felicidad.

   -Me lo prometiste. Recriminó al aire.

  Los sonidos de la puerta interrumpieron su momento. Secaste tu lagrima que peligraban en salir.

   -Pase! Era aquel hombre alto castaño de ojos azules de nombre Sebastian del cual era novia hace más de un año.

  -Ya te esperan. Comento su novio.

  -Ya bajo. Manifestó sin mirarlo y mayor importancia mientras seguía alisando su falda como si todo estuviera bien y solo se vestía para otra ocasión.

  -¿Estas bien? Sebastian observaba detenidamente su conducta.

  -Sí estoy bien. Respondió sin inmutarse.

  -¿Segura?

  -Sí Sebastian estoy bien. Alzo la voz.

  -Sabes que no lo estás. Mírate. La chica seguía caminando de un lado en la habitación buscando algo que jamás iba a encontrar.

  -Tengo que estarlo. Ahora por favor vete, ya bajaré. Sebastian dio algunos pasos hacia ella. La sostuvo de los brazos e hizo que parara y lo mirara.

   -No, no tienes que estarlo. Eres un ser humano, llora si quieres llorar. Grita si quieres gritar. Las palabras de su novio la hacían reaccionar a su realidad: su abuela estaba muerta. Y sus ojos se cristalizaron. Ella se negaba a ese momento pretendiendo que así no le dolería pero era lo contrario se estaba quemando por dentro queriendo ser fuerte.

   -Tengo que ser fuerte para mi familia. Mis hermanos, mi padre...

   -¡Ya basta! Olvídate de los demás, piensa en ti. En Kiara. La muchacha no se contuvo más, las lágrimas corrieron por sus mejillas, su labio tembló y sollozó. Apretó la camisa de su novio con sus puños, grito duro y fuerte descargando lo que se había guardado. Sebastian sostenía a su novia confortando su dolor. Acariciaba su cabello y la acurrucó en su pecho para que llorara. Su cuerpo se removía queriendo caer sobre el suelo pero su amado no lo permitía. Trataba de soltarse del agarre de este pero su debilidad se interponía.

Algunos meses después

Los rayos del Sol traspasaban la cortina de la habitación llegando a su rostro. Kiara no quería abrir los ojos era uno de ese típico sábado donde no tenía ganas de salir de su cama. Quedarse todo el día entre sabanas, comiendo helado y viendo Nexflix era su plan perfecto.

  Sintió esos brazos abrazar su cintura.

  -Buenos días dormilona! Exclamó con entusiasta su hermoso novio. Él ya se había levantado hace algún rato para su rutina de gym. La muchacha gruñó. -Levántate amor vamos a aprovechar este día soleado. Animo Sebastian.

   -¡Vamos Stan! Ya tengo planes y no es precisamente salir de mi hermosa cama. Dicho esto Kiara se arropó completa hasta la cabeza con el cobertor. Sebastian no se rendiría a sus propósitos. Quito el cobertor que se interponía en sus plan.

   -!Stan! Se quejó Kiara.

    -Nada de Stan te levantas, cepillas los dientes y bajas que estoy preparando el desayuno. Dijo saliendo de la habitación. Kiara no tuvo otra opción que hacer lo que Sebastian le indicó. Estaba terminando de hacer su limpieza de cara cuando él regresó.

   -¿Y todo esto lo preparaste tú? Pregunto la mujer mirando a Sebastian que sostenía una bandeja de madera con algunas frutas, pan integral acompañada de un jugo de naranja y una rosa roja de adorno.

   -Sí, lo preparé yo. ¿Acaso no puedo hacerle el desayuno a mi novia? El castaño sonreía ampliamente.

  -No, no hay problema. Tomó la rosa y olfateó dibujando una sonrisa en sus labios. El romántico puso la bandeja en la cama y los dos se sentaron.

  -¡Gracias amor esto es un detalle hermoso!. Agradeció y se movió para llegar a los labios de su amado.

  -No es nada bebé! Sebastian se sonrojó si él aceptaba que no era el chico más detallista del planeta pero quería demostrar a su compañera lo mucho que le importaba. Verla sonreír, últimamente a raíz de la muerte de su abuela estaba algo deprimida.

Esto capítulo es para ti kiarahemsworth123 primero que todo disculpa la tardanza. 2 se que no es exactamente como lo pediste falto el fondiu pero la verdad no estoy en estos momentos preparada para escribir sobre esto. Espero con muchas ansias que te guste nena y no te hayas decepcionado. ❤️ Y para los que preguntan por mi ausencia, si por los momentos he decidido no escribir, estoy en una etapa de inseguridad súper fuerte. Creo que eso se ha visto reflejado en mi ausencia y por la manera en que últimamente he escrito. Entonces creo que este es el final y solo me queda agradecerles a todos por su apoyo, sus comentarios y votos, esta fic no fuera nada sin ustedes. De nuevo muchísimas gracias. 😊💕

ONESHOTS | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora