[24- Losing]

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Me preparo para un suave apretón en mi mano, seguido por una voz tranquila y musical.

-Eleanor, ¿cómo te sientes? - Mis ojos se abrieron a la habitación de mi hospital. Carlisle estaba bloqueando la brillante luz blanca, esperando pacientemente mi respuesta.

-Me duele el pecho- resollé. Era un tipo diferente de dolor, desconocido, como se esperaba después de mi procedimiento.

-La buena noticia es que tu recuperación debería ser mucho más rápida- dijo mientras administraba analgésicos en la vía intravenosa conectada a mi brazo. Eso fue un alivio. Él sonrió y salió de la habitación. Mamá y papá estaban en la habitación, aliviados de que la cirugía fuera un éxito.  Pasé el resto del día viendo programas en Netflix, otra tarde extremadamente productiva.

Me desperté en medio de la noche, el sudor goteando por mi cara. En lugar de sentir previamente que estaba chupando el aire de una pajita, sentí que me estaba ahogando. De vez en cuando estaba sobre la superficie, jadeando por el aire mientras las olas golpeaban mi cuerpo pero la mayor parte del tiempo estaba debajo. El agua estaba llenando mis pulmones, por lo que era imposible respirar. Emmett golpeó la tapa de su laptop con tanta fuerza que la pantalla se rompió, los fragmentos de vidrio volaron por todas partes.

-Carlisle! - gritó, ajeno a los otros pacientes que  descansaban. -¡Quédate conmigo El! - El dolor era insoportable, me sofocaba en mi propio cuerpo. Fue peor que cuando tenía 7 años y fui a surfear por primera vez. Recuerdo vívidamente las olas que me golpeaban hasta el fondo del océano, como si un boxeador me golpeara repetidamente.

Entré y salí de la inconsciencia, mis ojos girando violentamente hacia atrás y hacia adelante. Emmett no pudo ocultar el pánico en su rostro, aunque Carlisle, como médico de urgencias, se mantuvo en calma.

-¿Puedes oírme?- Su voz temblaba de miedo. Traté de responder, pero las palabras no salieron. Aunque mi cerebro estaba tratando de hablar, las palabras no llegaron a mi boca.

Recuerdo una ráfaga de enfermeras que se precipitaron e intentaron estabilizar mi respiración. Mis oídos estaban sonando, pero podía escucharlos hablar sobre conectarme a un ventilador. El resto fue un borrón. Mi cuerpo lentamente se desvió al abismo. No quería nada más que simplemente flotar, lejos del dolor y el sufrimiento.

El tiempo parecía ir rápidamente cuando no se podía distinguir entre la ilusión y la realidad. Lo único de lo que estaba segura era del tubo en mis pulmones que me ayudaba a respiraba, del plástico que se movía rápidamente expulsando aire dentro y fuera de mis pulmones. Todo lo demás se sentía como si fuera un sueño, como si estuviera de pie en la esquina y observando mi cuerpo flácido luchar contra la infección.

Me recosté silenciosamente sobre la cama llena de bultos, mis ojos se cerraron. Los pitidos de las máquinas que rodeaban la cama eran las únicas indicaciones de mi latido, mi existencia. Estaba segura de que esto era real, pero no podía moverme. Era como si mi cerebro estuviera vivo, pero mi cuerpo estaba muerto. Sabía que no tenía mucho más tiempo. Cuando ingresé en el hospital, leí artículos sobre las teorías de la sensación de morir. Probablemente no sea la mejor idea cuando peleas por tu vida, pero la esperanza era escasa. Las muertes rápidas fueron más rápidas como quedarse dormido, una fuerte sensación de dolor y eso fue todo. Sin embargo, las muertes lentas, como la mía, eran una carrera contra la enfermedad y el cuerpo. Mi mente estaba activa, pero no podía seguir luchando contra la enfermedad. Tomó su control en mi cuerpo.

Sabia que mis padres y Carlisle estaban sentados en el sofá en la esquina de la habitació, aunque no podía verlos. Recordé que Carlisle dijo que aunque estaba estable, era posible que no tuviese más tiempo.

La infección se estaba extendiendo rápidamente a mi cerebro y podría causar daños permanente. Él solo los estaba preparando para lo peor.

Podía sentir el movimiento de peso en las tablas del suelo cuando mis padres salieron de la habitación, aunque no estaba segura de sí me lo estaba imaginando.

-¿Qué quieres hacer Emmett? Alice dijo que no llegaría hasta mañana. Su sistema inmunológico es demasiado débil- dijo la voz de Carlisle. Emmett debe de haber entrado por la ventana. Sus voces se hicieron más fuertes a medida que se acercaban a mi. Sentí un suave toque helado en mi brazo pero no pude responder.

-No puedo dejarla morir- dijo Emmett con dolor en su voz.

-¿Has considerado las consecuencias? -De qué, quería preguntar.

-Sí, le hice una promesa. Tengo que mantenerla.

Créditos a EmmettC

Renewal [Emmett Cullen] (1) ✓Where stories live. Discover now