Sólo un hijo || Kookmin

𝓁𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝑒𝒸𝑒𝓈𝒾𝓉𝑜

Jungkook tomó sus cosas antes de salir de su oficina, después de aquella última junta se iría a casa y sabía que no trabajaría allí porque seguramente lo dejarían lo suficientemente cansado mental y físicamente como para seguir con su trabajo. 

Normalmente no era así, es decir, le gustaba su trabajo y mucho más estando tan cerca de ser el CEO de la empresa, pero todo se le hacía más pesado en cuanto sus padres (los actuales CEOs ) intervenían. Siendo "sus jefes" tenía sentido que lo hicieran, pero era ridículo ya que la mayoría de las juntas se basaban en su vida privada o asuntos familiares.

Salió de su oficina cerrándola con llave, se encaminó a la sala de juntas recibiendo saludos, cumplidos e informes de asuntos pendientes. Llegó justo a las 6:30, tal y como se había acordado. Tanto su madre como su padre estaban ahí, le sonrieron en cuanto entró a la habitación y la primera en saludarlo fue su progenitora quien le rodeó con sus brazos y dejó un beso en su mejilla. Su padre optó por darle un abrazo y luego apretar su hombro. Los tres tomaron asiento y se dispusieron a discutir lo que sea que sus padres necesitaban saber o lo que querían pedir.

—¿Cómo estás, Jungkookie?— preguntó su madre dándole una adorable sonrisa— No has pasado por casa esta semana.

—Lo lamento, ma. Tuve muchas cosas que hacer y no me dio tiempo...

—Sí, y una de ellas fue visitarme a mi.— contestó su padre con un tono burlón y mostrando una sonrisa de suficiencia.

—Papá...

—¿Qué? Es la verdad, hijo. Estuviste yendo diario a casa de tu viejo, ¿no es así?

—JiHoo, creo que es muy bajo que uses a nuestro hijo para dañarme...

—Como si tú no lo hicieras, vieja bruja.

—¿Cómo me llamaste, ogro idiota?

Esas eran las "juntas" que dejaban cansado a Jungkook.

Sus padres estaban divorciados, lo estaban desde que él estaba en la universidad y aunque no le afectó la separación como tal, sí había influido en su vida, ya que sus padres ahora competían entre ellos por todo y constantemente tenía que ver con su hijo.

Durante el tiempo que llevaban separados, Jungkook se dedicaba a evaluar el pasado comparándolo con el presente, él puede recordar que cuando tenía 15 años ellos aún eran muy unidos y mostraban amarse mucho, incluso a sus 18 todo parecía marchar bien ya que eran un matrimonio sólido que se apoyaba mutuamente.

Las primera peleas se dieron más o menos cuando su hijo tenía 19 y se fueron intensificando hasta que este estaba a punto de graduarse. Para cuando Jungkook se graduó, ellos ya no estaban casados. Eso llevó al hijo del ex matrimonio Jeon a pensar que realmente el amor no dura para siempre, si es que el amor existe como algo más que no sea la segregación de dopamina por parte de la hipófisis.

—Basta, por favor.— pidió el menor sinceramente agotado, amaba a sus padres pero odiaba que sus peleas fueran tan idiotas e inmaduras para personas de su edad— ¿Tienen algo que decirme o sólo vinieron a hablar de esto?

Sus padres guardaron silencio quedando un poco apenados por su actitud anterior, pero es que siendo sinceros, al ambos ser CEOs de la compañía no podían pelear por cosas pequeñas, en situaciones importantes se comportaban como reales adultos poniendo prioridades y buscando siempre el crecimiento de la empresa, pero al salir de esa burbuja de trabajo y seriedad volvían todos los reclamos y malestares hasta por las cosas más insignificantes y ninguno se había tomado la molestia de portarse de otra manera.

—De hecho sí, hijo.— comenzó el señor Jeon volviendo a ser el CEO de tan respetada empresa— Sabemos que es algo que no te va a gustar pero es necesario que estés al tanto y decidas.