𝓁𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝒸𝑜𝓂𝒾𝑒𝓃𝓏𝑜 𝒶 𝓅𝑒𝓃𝓈𝒶𝓇

10.4K 717 101
                                    

Taehyung

La puerta del departamento se ve igual, ¿qué cosa podría cambiar en una puerta? Aprieto las llaves que sostengo haciéndome daño pero nada se siente como la presión en mi pecho.

Estar con Yoongi hyung fue agradable, él siempre se ha preocupado por mi bienestar. Ha sido amable y paciente, incluso ante mi llanto intermitente. Me ha dado abrazos, pañuelos y mucha comprensión. Estoy tan agradecido, me gustaría seguir ahí, sintiendo protección y huyendo de mis sentimientos, pero ya no puedo hacerlo más.

Extraño a mi Hobi, ese chico que me ha echo sentir aquello que sólo puedo definir como amor verdadero. Aquel que al acercarse logra hacer latir con fuerza mi corazón, que ante su toque causa que millones de placenteras corrientes eléctricas recorran mi cuerpo... nunca había sentido nada parecido.

Por ello, había decido que no iba a dejar condicionar nuestro amor a un pedazo de papel o fiesta carísima. Amo a Hoseok y sé que el también me ama a mi, y sí me da pesar que me haya tomando tanto tiempo darme cuenta de que eso es lo que más importa. Sin embargo, hay algo a lo que no estoy dispuesto a renunciar y ahora sí aplicaría aquello que me dijo Seokjin.

No sé porque me parece tan difícil abrir la puerta de mi propio apartamento. Es extraño porque desde que habíamos llegado a aquel lugar lo había considerado como mi lugar seguro, como un escondite para las cosas malas que pasaban a mi alrededor, tal vez no era en sí el lugar si no Hoseok, sin embargo, eso se veía opacado ahora por mis deseos.

—¿Tae?— la voz que me llama hace que mi corazón se acelere y ese tan conocido cosquilleo me recorra de pies a cabeza.

Antes de que pueda si quiera responder, unos brazos extremadamente conocidos me rodean haciendo caer las bolsas del supermercado que antes sostenían. Me es imposible resistirme a él y termino dándome vuelta y abrazándole de regreso. Lo he extrañado tanto que casi ha dolido físicamente. Me siento como en esas historias de alfas y omegas que Jimin y yo leíamos cuando estábamos en la secundaria, como si pudiese morir si me alejaran de mi Hobi.

—No llores, mi amor.— dice con dulzura apretándome contra sí.

No me había dado cuenta de que lo hacía. Supongo que la inminente posibilidad de que esta sea una despedida hace que todo mi sistema tenga un cortocircuito. Sé que no soy dependiente, no estoy tan obsesionado que me parezca imposible alejarme de él pero sí me duele en el alma porque lo amo como no había amado a nadie.

Después de unos minutos, logro calmarme y abrir la puerta. Lo ayudo con las compras y entramos a nuestro departamento. Al estar dentro, puedo ver que el lugar está impoluto. Hoseok es un hombre muy limpio, le gusta el orden y que todo tenga su lugar. Yo soy quien hace desastres, dejo la ropa botada por todos lados, se me olvida regresar las cosas a su lugar, cuando limpio no muevo los muebles porque me da pereza y he roto un par de cosas cuando sí los muevo.

Solía pensar que el caos y la calma colisionando daban como resultado algo hermoso. Que eran como ese libro que leí en la adolescencia, una catástrofe bonita. ¿Bella desgracia? ¡Increíble devastación! Bueno, no recuerdo el título pero la idea es que creí que todo tenía un balance y estando unido era aún mejor pero puede que estuviera equivocado desde entonces.

—Este lugar no es lo mismo sin ti, todo se siente tan... frío.— mi novio rompe el silencio— Estoy feliz de que estés de regreso.

Ahí está el asunto. No sé si volví para quedarme y aunque eso haga mi corazón doler no puedo seguir ignorando un problema que si se alarga y terminará haciéndonos más daño.

—Tenemos que hablar.— siento el nudo de mi garganta ahogarme lentamente.

No quiero verlo a la cara, no quiero ver la incertidumbre y la confusión, mucho menos querré ver la expresión de dolor cuando le diga que es lo que quiero hacer.

Sólo un hijo || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora