—Soy tan sexy que tu novio me odia con placer —me da muchos besos por toda mi cara haciéndome reír.

—Tina va a matarme —sigue besando mi cara, le doy un golpe en el estómago dejándolo sin aire—. Soy una dama muy delicada que necesitaba espacio.

—Pareces una hiena salvaje que necesita ser vengada. Quiero verte sufrir, frente al mismo acto de caza que acabas de hacerme —pide divertido, tratando de respirar.

—Deseo que se te caiga el jabón mientras te bañas y se te vaya la luz —mi guardaespaldas y yo empezamos a reír a carcajadas.

—No son divertidas tus bromas, Daphne —le lanzo un beso yéndome de ahí.

Algo saben esos dos de Leah y no me lo están diciendo. Esta noche estaban más protectores que de costumbre. Tanto así que no pude acercarme mucho a los chicos. No soy tonta, sé que algo anda mal y alguien va a tener que decirme que ocurre.

[...]

Mi guardaespaldas me dejó en manos de los chicos pasadas las once de la noche. Me dijo que tuviera cuidado en el viaje y que fuera prudente porque él no estaría para cuidarme.

—Estamos vestidas tan hermosas que es triste que nadie nos siga viendo —se queja Tina, mientras salimos del edificio donde era la fiesta.

—¿Y si vamos a otro lado? —propone Ivan—. Conozco un club al que podemos ir a bailar.

—Ivan, ¿tienes permiso de entrar a un club? —pregunto confundida, niega con la cabeza suspirando—. No se los dije, pero todos están demasiado guapos.

Mi amiga me guiña un ojo, Ivan me sonríe y mi querido esposo ausente, me besa la mejilla.

—Mejor caminemos, la noche está agradable y ya no hay tanta gente que nos moleste —propone Günther.

Todos estuvimos de acuerdo y seguimos caminando sin ningún destino específico. Aunque íbamos en pareja la conversación era grupal. La noche era hermosa y recordé que mañana es navidad.

La primera navidad con Günther.

—Es nuestra primera navidad juntos desde que estamos casados —susurro en su oído, acaricia mis dedos con su pulgar—. ¿Tienes algo que quisieras?

—Te tengo a ti y con eso me basta —sube nuestras manos enlazadas, para darme un beso en ellas—. No necesito nada más, Daph. Solo quédate conmigo un mínimo de cincuenta años.

—Cincuenta años es mucho tiempo —beso su mejilla—, pero estoy un poquito de acuerdo.

—Yo... quiero hablar contigo un momento —me mira nervioso—. Daphne... yo... —Ivan se acerca a nosotros para decirle algo a Günther, cosa que lo hace callar de inmediato—. ¡Maldición, Ivan! ¡Necesito mi espacio por un minuto! —golpea la cabeza de Ivan.

—¿Es cristal ahora? —me pregunta preocupada Tina, niego con la cabeza riendo—. Sentimos interrumpir, pero allá hay personas bailando y queremos ir.

Con mi esposo ausente molesto, nos fuimos a esa calle a bailar un rato. Compartimos con muchas personas, me gustó el cariño y la amabilidad que nos dieron a pesar de ser desconocidos. Me recordó las navidades en mi ciudad y todo lo que deje ahí. Por más que me alejé de ahí, algunas veces la echo de menos. Me hubiese gustado estar más tiempo allá, pero las responsabilidades y el mejor sueldo siempre se encuentra en otros lados.

—¿Por qué está tan callada? —pregunta divertido Günther, poniéndose a mi lado.

—Porque vine a este árbol alejado a tirarme un pedo. Prefiero perder un amigo que mi intestino —respondo burlona, suelta una carcajada sentándose en la banca.

—Ya decía que el olor a alcantarilla venía de por aquí —frunzo el ceño mirándolo mal—. Siéntate aquí conmigo y dame amor.

—Tengo vestido, no puedo sentarme en tus piernas —protesto, señalando mi ropa.

—Vamos a fingir que soy paralítico. Solo dame amor, Daph —estira sus brazos abriendo y cerrando sus manos rápido.

Me siento en sus piernas y como lo prometió, me dio el abrigo de su traje para cubrirme. Veo la hora en su reloj que marca la medianoche.

—Es hora... Feliz navidad, Günther —susurro apoyando mi barbilla en su hombro—. Espero que este sea el primero de muchas festividades que pasemos juntos.

Se voltea y me ve con ojos brillantes sin decir una palabra. Acaricia mi nariz con su dedo índice, sonriendo de lado se acerca hasta darme el beso más dulce que pudo haberme regalado.

—Gracias, hermosa —coloca su frente sobre la mía—. Gracias por estar aquí conmigo hoy y espero poder compartir todos los momentos especiales contigo —se separa para besar mi frente.

—Ahora sí te podrán gustar las festividades —suelta una risita—. ¿Por qué siempre tratas de huir de todo esto? —pregunto, entre los besos que le estoy dando.

Sonríe tontamente y vuelve a hablar.

—Siempre era un problema con los reporteros y las exclusivas sobre Ivan. También querían preguntar por mi pareja y cuando la conocerán y bla, bla, bla —dejo de besarlo, me ve molesto, besando mi nariz—. Yo no quería estar con nadie en las fotos de la compañía —trago grueso separándome de él—. Leah apareció hoy en la fiesta, a pesar de las advertencias que se le hicieron, pero estoy contento de que quedara claro que estaba casado.

Mi corazón no para de palpitar acelerado, primero por lo orgullosa que estoy de lo que hizo, segundo, porque sé lo importante que es su empresa para él y tercero, porque la única que se tomó fotos con Günther fui yo.

—Diré que estamos casados el día de tu graduación —sonrío orgullosa.

—¿Y si preguntan por las fotos de la boda? —besa mis labios—. Sé qué enviamos a personas para que nos sustituyeran, pero no tenemos pruebas —muerde mi labio y se separa de mí.

—Tienes los anillos y nos podemos volver a casar —acaricia los anillos de mi dedo anular—. Es para ti llegó esta mañana, pero con tanto apuro no pude dártela —me entrega el sobre negro—. Me la traje porque sabía que te vería aquí.

Se levanta a buscar unas bebidas y yo me quedo leyendo la invitación.

Invitación:

La Universidad Humboldt de Berlín, tiene el honor de invitarle a la graduación de la nueva generación de administradores de Alemania.

Nos complace anunciar que tenemos fecha oficial para darle una celebración merecida a nuestros estudiantes.

La Universidad Humboldt de Berlín, abre sus puertas el viernes 30 de diciembre del año en curso, a las 19:00 horas.

Sin más que decir,

Se despide.

El rectorado universitario.

Parpadeo varias veces tragando el nudo de mi garganta.

La cuenta regresiva llegó.

Estoy a solo días de recibirme como administrador. Si todo sale bien, podré tener mi graduación y podremos dejar el secreto de la relación que tengo con Günther y ser una pareja normal.

Aunque me asusta Leah... Me asusta mucho.

Ámame si te atreves, jefeWhere stories live. Discover now