Ella siguió viendo algunos vestidos antes de elegir el que le robó el corazón. Obvio que iré al viaje y la pasaré muy bien. Voy a ignorar a quien solía ser mi esposo de verdad y todo acto infantil que haga.

No me importa que no seamos más esposos de verdad. Es más, me da igual y puede irse a volar a Narnia con sus actos infantiles.

—Tres doritos después... síguenos para no perdernos los olvidos de Daphne —dice mi amiga bromeando.

Yo controlo mis sentimientos y si digo que no lo quiero aunque mi corazón se acelere, pues no lo quiero.

[...]

Fue un poco catastrófico tratar de imprimir y ordenar los documentos que Tina necesitaba. Como la fiesta de la compañía era mañana, la información urgente e importante, debía salir hoy. Los pedidos de comida los verifiqué y acomodé algunas cosas, para que fueran entregadas el día de hoy.

—¿Día agotador? La compañía parece una locura —la voz detrás de mi espalda, me hace llevarme la mano al corazón—. Lo siento, no quería asustarte.

—El daño ya está hecho—replico.

Me da una sonrisa dulce, sus orbes azules me estudian por unos segundos, antes de escucharlo hablar nuevamente con su muy marcado acento ruso.

—¿Tienes tiempo libre ahora? —frunzo el ceño—. Me gustaría poder hablar contigo. No te quitaré mucho tiempo. Lo prometo.

Había varias personas ahora en la oficina, que nos miraban de manera curiosa. No vi el problema en que habláramos un rato frente a todos, para no llamar más la atención de todos.

—Jamás te imaginé trabajando en Alemania. Tus planes eran ser una gran administradora y ejercer en un banco en Nueva York —levanta sus dedos aprobando lo que hago.

—Bueno, tú mejor que nadie sabe que mi situación no me daba para elegir mucho —le expliqué obvia.

—Pues, sí. Todo era complicado cuando éramos jóvenes —frunce el ceño—. Me enteré por Albert que te habías casado —asiento, acomodando mi cubículo—. ¿Recibiste alguna información de Albert sobre mí?

—No he tenido la oportunidad de hablar bien con él —asiente, bajando la mirada—. He tenido algunos problemas que me lo han impedido.

—Entiendo —vuelve a verme, pero esta vez sus ojos ruegan perdón—. Alejarme de ti fue el acto de cobardía más grande del mundo —lo veo confundida—. Le he pedido de muchas maneras a Albert, que me dejara acercarme o que te dijera algo sobre mi desaparición.

Sonrío, porque después de todo, mi amigo cuidó siempre de mí.

—Entonces, dímelo tú. ¿Por qué me dejaste? Teníamos demasiados planes y sueños juntos. Iba a dejar todo por ti y apostar por nuestro amor —río nostálgica—. No me importaba nadie más que tú. ¿Sabes cuantas noches pasé sin dormir llorando por ti? —baja la mirada—. ¿Sabes lo que sufrí por tu ausencia y despertarme en un mundo en donde no estabas tú?

—¡Claro que lo sé! Todos los putos días, durante un dos años, recibía cartas de amenazas hacia ti —parpadeo varias veces sorprendida por lo que dijo—. Mi abuela me amenazó con matarte. Debía alejarme para mantenerte con vida —pasa sus manos por su cuello—. Logré hacerme cargo de la situación, pero ya era tarde para volver. Tú ya no estabas en ningún lado y era como si la tierra te hubiese tragado.

—¿No podías seguir buscando? Tenías amigos por todos lados, Sasha —mi voz suena titubeante.

Miro hacia los lados, pero ya no había nadie aquí.

Ámame si te atreves, jefeWhere stories live. Discover now