Capitulo 38

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Capitulo 38

¡Maratón 3/4!

Mamá, ¿podemos ir a comer algo? ¡Tengo hambre! —gritó Layla tan pronto como Justin terminó de abrocharme.

Me volví hacia Biebs, que estaba de pie en mi puerta.

—¿Está bien si pasamos por algo? —Él extendió la mano para tomar la mía y me dio un beso en la palma.

—Sí, nena. Layla, ¿qué tienes ganas de comer? —le preguntó.

—¡Nuggets de pollo!

—Hecho. A medida que nos alejábamos miré por la ventana sin ver realmente nada.

Estaba sumida en mis pensamientos.

Estoy embarazada.

Otro bebé.

Un bebé de Justin. Layla iba a ser una hermana mayor. ¿Estoy emocionada? Sí, estaba muy emocionada, pero también nerviosa. ¿Cuándo debería decirle a Justin? ¿Cómo debería decírselo? ¿Qué pasa si me enfermo como lo hice con Layla? ¡Eso sería horrible! ¿Y si no funcionan las cosas entre nosotros otra vez? Tal vez debería darle más tiempo antes de decírselo. ¡Pero no tengo mucho tiempo, porque ahora me voy a mudar con él! ¿Pensará que me quedé embarazada a propósito? No. Él dijo que quería más bebés, ¿pero estaba listo ahora?

—Nunca he estado en tu casa antes—dije en voz alta tan pronto como el pensamiento vino a mí—. Hablas sobre tu casa todo el tiempo, pero no puedo creer que decidí mudarme contigo sin haber visto tu casa antes.

Debía de confiar en él más de lo que pensaba.

—La amarás, nena. Al menos espero que lo hagas. Layla tiene una habitación enorme y la nuestra está frente al lago. —Él sonrió, pero vi la preocupación que escondía.

—Suena maravilloso, Biebs. Estoy emocionada.

De verdad lo estaba.

Cuando llegamos a la casa que supuse era la suya, mi corazón comenzó a correr.

No era una mansión, pero seguía siendo una enorme casa en el lago.

—¡Esto es tan genial! —gritó Layla desde atrás—. ¿Es aquí donde vivimos ahora?

—Esta es nuestra casa ahora. —respondió Justin.

—¿Todo esto es tuyo? —pregunté dudosa.

No podía creer que estuviéramos a punto de vivir aquí

—No, es nuestra, April. —advirtió.

—Pero... pero... es enorme. ¿Has vivido aquí tú solo? —Mis ojos se entrecerraron al instante cuando le hice esa pregunta.

No quería pensar en él viviendo con alguien más en una casa que estábamos a punto de compartir.

Él me sonrió y luego se bajó de la camioneta. Ignoró mi pregunta. Observé mientras levantaba a Layla por la parte trasera y ella despegó como un cohete. Luego Justin vino hasta mi lado y abrió la puerta. Sus manos fueron a mis rodillas. Me llevó hasta el borde del asiento y abrió mis piernas para acurrucarse entre ellas. Me dio un beso suave y rápido.

—Sí, nena. He vivido aquí yo solo. Nunca he tenido a otra mujer en la cama en la que tú vas a dormir —susurró contra mis labios—. Las únicas otras mujeres que han estado aquí son mi mamá y la criada, y ella está casada y tiene cinco hijos. —Hizo una pausa—. Pero es bueno saber que eres tan celosa como yo.

Lo que sea.

—¿Cómo puedes costear esto? Espera, eso fue grosero, no tienes que decirme.

Ahora sus ojos se entrecerraron.— April, nos vamos a casar. Lo que es mío es tuyo. Cuando me uní a la Marina todo lo que hice fue ahorrar dinero. Es una larga historia, pero he hecho algunas inversiones afortunadas, y al bar le va bien por su cuenta.

—Oh —dije en voz baja.

—Vamos a llevarte adentro, nena. Necesitas descansar, y estoy seguro de que Layla no puede esperar para correr alrededor y romper cosas.

Me reí de eso.

—Lo haces sonar como algo bueno —le dije.

—Ella puede hacer lo que quiera siempre y cuando esté alrededor y siempre feliz.

¡Ugh! Él era tan dulce. —Por favor, no me hagas llorar. Estoy harta de llorar.

Justo en ese momento Layla subió corriendo. —Papi, ¡hay una fuente de agua! —gritó. Como si Justin no supiera que tenía una—. ¿Puedo tirar una moneda en ella para la buena suerte? No tengo una moneda, pero, ¿puedes darme una? ¿Hay piscina? —Estaba tan emocionada.

—Aquí tienes una moneda. —Justin estiró la mano y tomó una de su bolsillo—. Y sí, hay una piscina. Vamos adentro para mostrarles los alrededores, luego te llevaré a nadar.

—¡Yupi!

La casa era aún más grande por dentro. El estilo era rústico y varonil. La cocina era gigantesca. Había una sala de desayuno, comedor, sala de estar, sala familiar, sala de juegos/sala de televisión, tres dormitorios de repuesto, la habitación de Layla, la habitación principal y tres baños. Layla dijo "guau o genial" en cada ocasión.

—¿Este es mío? —preguntó Layla fascinada, sus ojos muy abiertos, absorbiéndolo todo.

—Ese es, ve a echar un vistazo —respondió Justin.

Su habitación era increíble.

—¿Cuándo hiciste todo esto? —pregunté con asombro.

Estaba pintada de color rosa y blanco. Tenía un enorme mural de La Sirenita en la pared. Había muñecas, juegos, peluches y pelotas por toda la habitación. Había un caballete y una mesa cubierta de tazas de té y platillos en la esquina. Había una alfombra de Ariel casi del tamaño real que cubría el suelo.

El armario estaba lleno de ropa y zapatos.

Ninguna de estas cosas estaban en mi apartamento.

El abastecimiento de agua comenzó a fluir. ¡De nuevo!

—No, April. —Justin me tomó en sus brazos—. No llores. Al momento en que vi el rostro de Layla hice esto.

Negué con la cabeza. —Siempre supe que serías un buen padre. Sabía que la amarías. No puedo creer que fuera tan egoísta. Lo siento mucho —susurré, porque no quería que Layla me escuchara.

—Nena, no hagas esto. Tal vez deberíamos ir a la habitación principal. Te garantizo que vas a estar muy decepcionada. —Eso fue gracioso y una risita escapó de mis labios.

—Lo dudo mucho.

—Papi, ¡esto es tan genial! ¡Gracias! —gritó Layla y, corriendo, dio un salto a los brazos de Biebs.

—Me alegro de que te guste, preciosa. Puedes quedarte aquí y jugar mientras le muestro a tu mamá nuestra habitación, si quieres.

Ella se movió hacia abajo. —¡Está bien! —gritó y salió corriendo.

April, nena.Where stories live. Discover now