Capitulo 1

6.7K 261 13
                                    

Capitulo 1

"6 años después..."

Estaba de pie en las gradas, a punto de entrar en el auditorio para recibir mi título de Licenciatura en Ciencias del Marketing, y no podía evitar pensar en ese maldito diario que encontré esta mañana. Mientras pasaba por mis cajas de zapatos buscando mis tacones dorados de tiras de Anne Klein para usar con mi gorra y túnica negras, allí estaba; en toda su gloria brillante color rosa.

Fue como una bofetada en la cara, o un augurio.

Ahora no quería estar aquí. Me sentía demasiado vieja para esto.

No es que a los veinticuatro me sintiera fuera de lugar en mi propia graduación universitaria, sólo que tenía muchísimas más responsabilidades que la gente típica de veinticuatro. Además, tampoco quería volver a ver mi cámara de tortura durante seis años. Así que he estado parada en las gradas del frente por los últimos diez minutos intentando convencer a Ryan de llevarme a casa, pero no cedería.

De ninguna manera me iba a permitir plantar esto e iba a ser implacable para tratar de convencerme.

—April, tienes que hacer esto por Layla. Necesita ver a su mamá graduarse y nosotros necesitamos celebrar este día. Has trabajado demasiado duro para no disfrutarlo. —Presionó su mejilla contra la mía y habló en su voz aterciopelada y suave—. A decir verdad, sólo quiero otra razón para deleitarte, amor, y esta vez tienes que aceptar todo lo que te doy. Es una regla. —Se alejó y me dio un dulce pero profundo beso con la boca cerrada. Amaba cuando me besaba así, pero esta vez sabía que sólo estaba tratando de influir en mi decisión. No sabía que ya estaba influenciada ante la mención del nombre de mi pequeña princesa.

Me presioné contra él y abrí mi boca sobre la suya para chupar su labio inferior. Suspiró y abrió su boca para mí.

—No peleas justo, April. Finalmente estaba ganando —susurró.

Sí, eso estaba mejor.

—Ya ganaste Ry —le respondí murmurando y me dio un último tirón. Sabía que él tenía razón, como siempre. Bueno, no sobre la parte

de echarlo a perder.

Así que ahora, parada detrás del escenario esperando que comenzara la ceremonia, tenía que seguir diciéndome a mí misma que estaba haciendo esto por Lyala, y Ryan; y supongo que por Trish, considerando toda la actitud de perra que tuvo cuando le dije que no quería caminar.

Trish, la perra con suerte, ya estaba a medio camino en sus estudios de veterinaria.

No estaba feliz y ya había tenido un mal presentimiento sobre este día. Encontrar mi viejo diario me devolvió algunos recuerdos dolorosos.

Sólo quería agarrar mi título y sacar mi trasero de aquí, y toda esta espera realmente estaba jugándole una mala pasada a mi cabeza.

Comencé a masticar mis cutículas pensando en todo lo que había pasado para llegar a este punto de mi vida.

Todo después de aquella horrible noche sin sueño de hacía seis años que siempre se sentía como si hubiera pasado ayer...

Recuerdo..

El día después de la traición de Justin, yo estaba completamente en piloto automático de robot. Trabajé rápido para salir de la ciudad para que nadie, aparte de mis padres y Trish, pudieran descubrir que estaba embarazada de cinco semanas. Los secretos eran pocos y distantes entre las ciudades pequeñas. Le conté a mis padres y a Trish tan pronto como lo descubrí, pero estaba planeando algo especial para

Justin.

Iba a contarle sobre el bebé el fin de semana después de que comenzáramos la escuela. Había aplicado en secreto para la universidad local cerca de la suya porque no había manera de que quisiera que Justin cambiara de parecer sobre ir a la universidad de sus sueños. Trish incluso decidió que trabajaría en transferirse a su universidad el siguiente semestre para estar más cerca de mí y su "futuro sobrino o sobrina". Le rogué que no construyera su vida alrededor de la mía, pero su decisión estaba tomada.

No es que importara ahora. Ninguna de las dos se mudaría. Todo había sido una fantasía. Justin jamás sabría del milagro creciendo en mi interior.

El día después del fiasco de Destiny, Justin instaló un campamento en mi porche delantero; a veces solía sentarse en su auto, pero jamás dejó el frente de mi casa. También llamó un millar de veces al teléfono de casa, a mi celular e incluso al celular de mis padres; sí, compartían uno.

Moría de ganas de verlo o simplemente escuchar su voz, pero no podía rendirme ahora. Amenazaba a cualquiera que pareciera que pudiera responder.

—¡Toca ese teléfono y te romperé la mano!

No lo haría en realidad, pero estaba seriamente cabreada.

Mis padres fueron un gran apoyo, pero no estaban de acuerdo conmigo en no decirle a Justin sobre el bebé.

¡De ninguna jodida manera iba a decirle!

No se merecía saberlo. Sabía, sin duda, que se esforzaría incluso más para recuperarme por el bien del bebé, y posiblemente su propia consciencia, pero jamás quería volver a verlo.

Un día puede que me arrepentiría de no haberle dicho, pero en ese momento, sólo la idea de él me enfurecía, y no sólo con él. Estaba furiosa conmigo misma por ser tan ingenua. Además, si le contaba sobre el bebé tendría que ver su rostro irresistible y hermoso cada vez que viniera de visita.

¡De ninguna jodida manera!

Así que mi papá contactó con el complejo de apartamentos donde Trish y yo íbamos a ser compañeras de cuarto y se las arregló para convencerlos de que nos dejaran mudarnos dos semanas antes. Estoy segura de que mis padres pagaron extra por eso.

De alguna manera, mi papá incluso descubrió que había un puesto de administración abierto en la oficina de rentas también. Eso mató dos pájaros de un tiro, porque me negaba a dejar que mis padres asumieran la carga de mi irresponsabilidad, incluso sabiendo el placer que les daría ayudarme.

A lo largo de mis últimos días en casa, Justin vino obsesivamente y llamó y dejó mensajes. Jamás respondí o escuché. De alguna manera me las arreglé para salir de la casa a hurtadillas y mudarme a mi apartamento. Las llamadas de Justin continuaron, pero mis padres nunca mencionaron si todavía seguía yendo después de que me fuera, incluso a pesar de que no tenía dudas de que lo hizo.

Mi única salvación era el hecho de que Justin no sabía exactamente en qué complejo de apartamentos estaba quedándome.

Jamás llegué a compartir los detalles.

Luego de unos dos meses, las llamadas de Justin finalmente bajaron de tono a sólo unas cuantas veces a la semana. Luego cesaron gradualmente. Dolió cuando las llamadas se detuvieron y casi no lo pude soportar.

Moría de ganas de llamarlo y ordenarle "será mejor que me sigas llamando, idiota" sólo así podía disfrutar de pensar que él todavía se preocupaba por mí. También anhelaba oírlo decir "April, nena" cuando respondía el teléfono en aquella voz profunda que tenía.

Pero yo tenía que seguir adelante.

April, nena.Where stories live. Discover now