Capitulo 15

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Capitulo 15

¡Maratón 3/4!

Cuando volví al apartamento, noté enseguida que Trish debió de haber recogido los comestibles que dejé caer. Eso fue agradable. Estaba a punto de girar la perrilla cuando la puerta se abrió de golpe y Trish me agarró del brazo, tirado de mí para hacerme entrar. —Lo lamento tanto, April. —dijo en voz baja.

—Esto no es tu culpa.

—No debería haber abierto la puerta. ¿Qué sucedió?

Antes que pudiera responderle, oí la voz impaciente de Layla. —Mamá, ¿viste al gigante que estuvo aquí? El parecía un tipo de futbol.... me refiero a un jugador. ¿Lo viste? Dijo que solía ser uno. ¿Él puede enseñarme como jugar? ¿Le puedes preguntar? Quiero ser un tipo de futbol también. —Mi pequeña chica femenina estaba de pie frente a mí, ahora pidiéndome jugar al futbol, sus grandes ojos color ámbar brillaban con anticipación. Ella siempre divagaba cuando estaba emocionada.

¡Dios, la amaba! —Ya veremos nena, ¿está bien? —dije suavemente forzándome a ser fuerte.

—Está bien —respondió con una pequeña voz decepcionada. Ella pensó en algo y luego rápidamente se animó. —¿Sabes qué? El me llamó preciosa. Dirá que sí. ¡Lo sé! ¿Puede Jennifer venir también? Quiero que ella lo oiga llamarme preciosa.

No llores, no llores. Me rompió el corazón saber que ella ya quería la atención de Justin y ni siquiera sabía aún que él era su papi.

—Vamos a ver, nena —dije mientras ahuecaba su mejilla.

—Está bien. Voy a mi cuarto a practicar. —Ella giró e hizo click-clack alejándose hacia su habitación.

Me volví hacia Trish. —Ahora ella quiere jugar al fútbol.

—Él la ama —Fue la extraña respuesta de Trish.

—¿Quién ama a quién? —pregunté perpleja.

—Justin ama a Layla. Estaba tatuado en toda su cara cuando la vio. —Se pasó una mano a través de su cabello—. Esto podría no ser tan malo, April —Pero ella no sabía ni la mitad de esto.

—Trish, no tienes ni idea de lo malo que es esto. Justin es posesivo. Él siempre lo fue y me dejó bastante claro ahí afuera hace un minuto que no ha cambiado. Será peor con su propia carne y sangre. Ella es su hija, ¿puedes imaginarlo? Apenas ha comenzado. ¿Qué pasa con Ryan? El ama a Layla también, y Justin lo va a odiar hasta sus entrañas solo por ese simple hecho.

Vi a Trish morderse el labio inferior. — April, no creo que tengas que preocuparte por Ryan en lo que a Layla se refiere. —Mis cejas se unieron —. ¿Qué se supone que significa eso?

Ella se encogió de hombros. —Yo creo que has estado confundiendo lo que siente por ti con lo que siente por ella. Por favor no te enfades, es solo la opinión de un intruso.

Esto estaba haciendo que me doliera la cabeza, más como un golpe. No podía mantenerme quieta, así que camine hacia la mesa del comedor. Trish me siguió.

—No voy a tocar esa conversación ahora mismo, T; una crisis a la vez, por favor —le dije mientras comenzaba a limpiar el desorden de Layla—. Justin me dijo que me reuniera con él en dos días o que si no iba a venir a por mí, lo que sea que eso signifique.

—Me dio su tarjeta para que te la diera. ¿Vas a reunirte con él? —preguntó Trish gentilmente.

La miré. —Realmente no tengo opción, ¿verdad? Quiero decir, tú escuchaste a Layla, quizás esto sea lo que ella necesita —dije desinteresadamente antes de continuar—. Sé que Layla está acostumbrada a Ryan, y Ryan es bueno con ella, pero quizás ella realmente necesita un poco de unión paternal. Sabes que ella es más que una chica femenina. A ella le encantaría que Justin le mostrara como ensuciarse como los chicos.

Trish no respondió, así que continué desahogándome. —No estoy diciendo que tengas razón acerca de Ryan, pero él está tan ocupado todo el tiempo. Sería diferente si viviéramos juntos y Layla estuviera alrededor de Ryan todo el tiempo.... sinceramente no sé qué hacer. Creo que simplemente me voy a dejar llevar por la corriente esta vez. La planificación nunca parece funcionar para mí de todos modos. —Terminé con una nota sumisa.

Tratar con Justin.

¡Preferiría ir al dentista!

Trish cortó mi diatriba interna. —¿Todavía le amas?

Me di la vuelta y exclamé en voz alta—: ¿Qué? ¿Porque me preguntas eso? Tú sabes que no lo hago. Puede que todavía sea caliente, o más caliente, ¡pero sigue siendo un idiota! —respondí con vehemencia.

Trish me miró a los ojos inquisitivamente por un segundo antes de asentir; entrecerré mis ojos hacia ella. —No lo hago —dije con voz seria, firme—. No me hagas enojar. —Luego me giré en dirección a la cocina.

April, nena.Where stories live. Discover now