Prologo. |3.5|

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Prologo. |3.5|

Los gemidos continuaron y escuché a la chica rogar—: ¡Más fuerte, más fuerte! —Cerré mis ojos mientras las lágrimas caían por mis mejillas. Escuché un par de veces a Justin decirle enojado: "Cállate" y parecía como si hubiera estado toda una vida allí de pie, aunque no podían ser más de cinco minutos. Unas cuantas personas pasaron diciendo cosas y haciendo preguntas. Sólo estaban siendo amables, pero no tenía idea de quiénes eran. ¡No podía concentrarme en nada más que en la maldita puerta!

De pronto los gemidos se hicieron más y más fuertes. —¡Sí! —Oí el chillido de la chica y un instante más tarde, cada sonido en el mundo cesó.

Hubo un par de minutos de olvido antes de que la perilla de la puerta se moviera y el seguro hiciera clic. Me pregunté qué estaban haciendo durante esos minutos silenciosos; ¿Se estaban besando? ¿Justin la estaba limpiando como hacía conmigo? Estaban mirándose con nostalgia el uno al otro como Justin y yo hacíamos después de hacer el amor... no... follando. Lo que hacíamos era sólo follar para él, claramente.

Trish se agachó para tomar mi mano, tratando de darme una sensación de consuelo, cuando se abrió la puerta y Destiny, Perra Del Infierno, Tarson, la puta de la escuela, salió con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

Cuando me vio esa sonrisa se convirtió inmediatamente en una sonrisa malvada.

¡Ugh! Tenía el pelo rubio, figúrate, ojos azules y era guapa, en su propia manera "mírame soy una puta y uso demasiado maquillaje". También tenía una voz chillona.

Si todavía no estaba convencida de que era la encarnación del diablo, ¡esta era una prueba clara! ¿Quién diablos tenía un nombre como Destiny? Quiero decir, ¿en serio? Bueno, ¡la Perra Del Infierno iba a encontrarse con su destino de ciega-como-un-murciélago tan pronto como le arrancase los ojos!

Estaba a punto de hacer mi movimiento cuando la mano de Trish apretó con tanta fuerza la mía que me estremecí. Sabía lo que me estaba diciendo sin necesidad de decir las palabras, así que tomé una respiración larga y profunda y moví los ojos de la fea sonrisa de la cara de Destiny para mirar al hijo de puta que estaba detrás de ella.

Y allí estaba él.

Justin... Biebs...

¡Mi Biebs!

El hielo que corría por mis venas rápidamente se volvió fuego cuando lo vi. Mi cara estaba ardiendo mientras las lágrimas seguían derramándose. Con todas mis emociones encontradas revueltas, sabía que era sólo cuestión de tiempo hasta que vomitase.

No podía creer que esto estuviera sucediendo realmente, que esto fuera la vida real y no una pesadilla. Cerré los ojos deseando poder desaparecer. Deseando nunca haberme enamorado de Justin; o incluso haberle conocido.

Pensé que era mi mejor amigo y el amor de mi vida. El tío con el que planeaba casarme y tener una familia. Pensar en todas las veces que él había hablado sobre lo hermosos que iban a ser nuestros hijos era devastador.

Que niñita más tonta soy.

El saber que mi alma gemela había salido del maldito cuarto de baño después de tener sexo con la Perra Del Infierno más grande era tan abrumador que quería tirarme del pelo y gritar con toda la fuerza de mis pulmones.

Supe desde ese momento que mi vida había terminado.

Mi corazón estaba destrozado sin remedio.

Esperaba que los dos cometiéramos errores, dado que éramos jóvenes, pero nunca me habría imaginado algo así. Lo que más me dolió fue el hecho de que ¡él era un mentiroso! Todo lo que alguna vez me dijo era mentira.

Ahora lo odiaba con todas mis fuerzas. Siempre lo amaría, pero lo odiaba con tanta pasión que sabía que nunca le perdonaría. ¡Nunca jamás!

Le costó un tiempo reconocer mi presencia. No me vio porque todavía tenía la cabeza mirando hacia abajo, frotando la parte de atrás de su cuello de una manera que uno realmente podría pensar que se arrepentía de su pequeño jugueteo en el baño con la jodida todos-la-han-probado Destiny.

¡Qué asco!

Una vez que alcanzó el umbral de la puerta, me aseguré de grabarme su belleza en mi memoria porque planeaba no volver a verla nunca.

—¿Estuvo bien? —Me las arreglé para forzar a salir la pregunta con toda la fuerza que pude encontrar. Ni siquiera sonaba como yo.

Aunque mis ojos estaban cegados por las lágrimas, pude ver la expresión de horror en su rostro cuando alzó la vista y se dio cuenta de que estaba allí de pie. En silencio me pregunté si estaba horrorizado porque había sido atrapado, u horrorizado por lo que acababa de hacer. No dijo nada y nos miramos el uno al otro por una eternidad. Se veía completamente perdido. Yo, en cambio, seguía tratando de averiguar dónde me equivoqué.

Finalmente, Destiny rompió el hechizo cuando habló.

—Ignórala, Biebs, volvamos a la fiesta.

April, nena.Where stories live. Discover now