CAPÍTULO 22

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-¿La verdad? No. No quiero conocerte.-le digo fría- Por la simple razón de que me tienes secuestrada y encadenada, abuelo.

Él me mira serio.

-Bueno dejaré que hables con tu querida madre. -pronuncia con asco. 

Yo abro la boca, estupefacta. 

-¿Mi madre? ¡¿Está aquí?!

-Pues claro que está aquí. Lleva encadenada en un calabozo desde hace veintiún años.

Su voz es tranquila, como si fuera lo más normal del mundo. Lo odio. 

-¡Eres un maldito! ¡Hijo de puta! ¡Es tu hija! Y aún así la has tenido encadenada veintiún años. -grito, intentando moverme, roja de la rabia. 

Mi madre, mi madre está aquí, lleva toda mi vida encerrada aquí, con este ser sin sentimientos que por desgracia es su padre, y mi abuelo.

-Esa mujer ya no es mi hija. No desde que decidió escaparse con un maldito licántropo. -escupe. 

-¿¡Te crees que eso es normal!? Era, es y será tu hija, te tendría que dar igual de quien se enamora. -grito, y noto como se me saltan las lágrimas, pero intento controlarlas.

-Pues si me importa. Esa zorra, hasta tubo una hija con ese maldito, y ahora la pobre es una humana gracias a dos de mis mejores brujos. -sonríe. 

Y me acuerdo de Rika. Todas sus palabras y la historia de mis padres llegan a mi mente. Ella me dijo que en realidad no era así. Que estaban dormidos, pero yo aun si que era una humana.

-¡Zorra tu madre! ¡Tu eres el maldito!... -elevo mi voz.

-¡Cállate ya! O te llevarás una paliza y no verás a tu asquerosa madre.

Decido callarme porque no quiero llevarme una paliza y quiero ver a mi madre. Mi abuelo también llamado por mi estúpido maldito se va y al cabo de minutos entra. Detrás le siguen dos guardias que sujetan a algo o a alguien que no consigo ver por qué el está delante.

-Dejenla hay. -dice señalando el suelo delante mía.

Los guardias caminan hasta hay y tiran a la mujer sin ningún reparo alguno al suelo. La mujer gime dos o tres veces de dolor. Y yo estoy petrificada en mi sitio.

-En un rato vendré y me la llevaré -amuncia con asco ante de irse él y los dos guardias, aunque antes me quitan las cadenas. 

Cuando salen me muevo cuidadosamente para llegar a donde está la mujer. Está boca abajo y no se le ve la cara. Consigo llevar y la acuesto boca arriba.

La analizó bien. Está muy delgada y tiene la piel tan blanca que parece que va a desvanecerse en cualquier momento. Tiene moretones a lo largo de sus brazos y piernas. Lleva unos shorts cortos y sucios y una camiseta de tirantes que en sus días debió de ser blanca, pero ahora es gris. Tiene una larga melena negra hasta la cintura, pero está enredada y sucia. Tiene los labios resecos y sus párpados están cerrados. Es muy parecida a mi. Aunque esta este magullada, sucia y delgada soy igual a ella. Tiene mi mismo pelo pero es negro y el mío blanco.

Poso mía manos en su rostro y la acarició un poco para que despierte. Algunas lágrimas caen de mis ojos mientras la observó. Es ella, Es mi madre. La mujer de mi sueño. La mujer que me dio la vida.

Abre cuidadosamente sus ojos. Del mismo color y tamaño que los míos. Me mira asombrada y dudosa.

-¿Becky? -mi nombre sale de su boca con voz rasposa, como si llevara tiempo sin hablar o como si hubiera gritado mucho.

-Si, soy yo, mamá, soy yo.

De sus ojos caen lágrimas. Levanta su brazo delgado y magullado y con su mano acaricia mi rostro y mi cabello.

-Cariño, lo ss-siento tanto, ssi-siento que ess-estes aquí. Intenté pr-protegerte. 

Yo lloro al escucharla. Ha vivido un infierno, pero lo único que lamenta es que yo este aquí.

-Lo se mama, lo se. ¿Cómo te cunicabas conmigo?

-Ess u-una larga historia. Pero te la re-resumire. La bruja Rika siempre fue una gran amiga para mi -la voz ya le sale más normal- estuvo hay cuando encontré a mi tua  cantante, tu padre, cuando huimos e incluso cuando naciste. El día que naciste ella nos hechizo, hizo un vínculo con el que nos pudiéramos hablar. He estado años intentándolo hacer. Pero estaba débil y tú no me lo permitas.

-¿Por qué me decías que yo era la salvación mamá? ¿Que puedo hacer yo para que esto acabe?...

-Cariño, dentro de poco va a ver una guerra. Tu abuelo va a ser quien la comience. Estará cegado por la ira y solo querrá destruir todo. Los brujos y vampiros son buenos. Pero están controlados por tu abuelo Erik. Para ganarla hay que matarlo. No hay otra solución. Y la última cosa. Tu eres la destinada a matarlo. -dicho esto cae dormida o desmayada en mis muslos.

Su cuerpo está tumbado en el suelo y su cabeza apoyada en mis muslos.

Mientras sigue hay yo le acarició la cara. Lágrimas caen de mis ojos mientras la observo.

Me ha hecho mucha falta estos años. Pensar que creía que no me quería y nos abandonó a mi padre y a mi. Y en verdad estaba protegiéndonos. Maltratada por su propio padre. Por mi abuelo. Mi padre me dijo que murió tiempo después. Pero nada era cierto. 

Unas horas más tardes un hombre de unos treinta años nos deja una bandeja con comida. A mí madre le transfiero una bolsa de sangre para que cure más rápido. Le doy de comer ya que ella lo intenta pero está muy débil. Luego le hago tomar la bolsa de sangre y noto como se recupera. Su piel coge un color blanco brillante. Sus ojos recuperan algo de brillo al mirarme. Sus moratones y rasguños se van curando rápidamente.

Mientras observo como se recupera como yo.

Cuando está recuperada un hombre viene y la encadena al igual que a mi, al lado mía.

El hombre se va y ella dobla la cara para mirarme. Levanta la mano y me acaricia la mejilla mientras me regala una pequeña sonrisa que yo le devuelvo.

-Saldremos de aquí y acabaremos con el mounstro que se ha convertido tu abuelo, te lo prometo hija.

Asiento y apoyo mi mejilla en su pecho mientras ella me acaricia. Antes de caer dormida una pregunta se apodera de mi mente. ¿Dónde y cómo estará Luke? Lo hecho mucho de menos. 

Estoy con mi madre, pero secuestrada y encadenada. Luke no tendrá ninguna idea de donde estoy. Pienso en el unos momentos. Lo extraño tanto que me duele el pecho. 

No hablo más con mi madre. Las dos estamos en silencio. Ahora mismo es lo que más necesitamos las dos.

El frío se cuela entre la fría y oscura habitación. Mi madre esta helada, y no ayuda a calentarme, pero ahora mismo no me importa. Quiero sentirla, quiero verla, quiero saber que de verdad es mi madre y que no la perderé. No podría soportar perderla dos veces. La necesito conmigo.

Rato después caigo en los brazos de Morfeo. 

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JULY❤

Tu mi Alfa, yo tu Luna Where stories live. Discover now