CAPÍTULO 13

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Hablo un rato con mis tíos, me cuentan que ellos están bien, pero me echa de menos. Yo también los añoro. Le cuento como es la casa y que ya he conocido a los padres de Luke, ellos se alegran. Evito entretenerme, Luke ya me estará esperando y ni siquiera he empezado a bañarme. 

Tardo poco en ducharme. Cuando salgo envuelta en una toalla, me seco y elijo la ropa que me voy a poner. Algo cómodo e informal. Me maquillo un poco el rostro, sencillo. Peino mi pelo y lo seco con el secador.

Luke entra en la habitación y se acerca a mí.

-Estás muy bonita, ¿nos vamos? 

Yo asiento con la cabeza. Recojo la ropa que al final he descartado y salimos de la habitación. Recorremos los largos pasillo y bajamos a la planta inferior. Nos despedimos de Ana, que nos muestra una sonrisa antes de irnos. 

Salimos de la mansión con las manos entrelazadas y andamos unos cinco minutos hasta llegar a un parque. Todo es muy rural, y huele a bosque, a naturaleza. Me encanta, en las ciudades es raro que huela así en algún lado. Alrededor de el parque hay bastantes casas, todas muy rústicas, amarronadas y decoradas con plantas. Todo es muy espacioso. 

Las casas no son nada chicas, son inmensas. No recuerdo demasiado de mi manada, pero recuerdo que las casas eran grandes, pero no tanto como estas. Algunas mujeres están sentadas en bancos al rededor del parque, no hay un solo hombre. Entre ellas charlan y observan a los niños que juegan.

Pero lo que más me llama la atención es que en el parque no hay ninguna niña. Solo hay niños. Algunos juegan al fútbol, bastante bien, otros al baloncesto y los más pequeños se están columpiándose. 

-¿Porque no hay ninguna niña aquí? -pregunto mirando a mi alrededor, para ver si hay alguna por los alrededores.

-Las niñas no pueden venir a jugar, -dice Luke tranquilo- y las madres solo porque son sus hijos. 

Yo suelto su mano y lo mira de frente. Todo tipo de sonrisas y buen humar dentro de mí ha desaparecido dentro de mí.

-¿Por qué? ¡Eso es muy machista, Luke! -le digo muy enfadada. 

Y recuerdo que las manadas son muy machista, los hombres lobos dicen que siempre son más fuertes que las mujeres. Pero no recordaba que llegasen a este nivel. Esto horrible.

-Las cosas son así, Becky, mi padre lo quiere así, siempre ha sido así. Las niñas se quedan en sus casas haciendo los labores domésticos, y los chicos salen aquí, entrenan y juegan un rato. 

Decido no discutir más, porque ahora mismo no puedo verlo a la cara. Me alejo de él, pero el se acerca a mi y me agarra del brazo. Lo miro enfadada, quiero que me suelte. Ni siquiera quiero que me toque alguien que piensa así, pero si quiero solucionar o mejorar esto, no puedo armar un berrinche e ignorarlo, es mi mate. Y joder, lo quiero cerca de mi.

Veo como una niña de unos siete u ocho años está discutiendo con unos cuantos niños que antes estaban jugando al fútbol.

Decido tragarme mi orgullo un momento y agarro la mano de Luke, y nos acercamos a ese grupo. Cuando no acercamos paran se discutir y inclinan la cabeza en modo de respeto y saludo.

-Buenos días, Alfa. -dicen a coro.

-Buenos días, chicos. -dice Luke, y me mira un segundo, preguntándose porque nos hemos acercado.

-¿Por qué discutían? -pregunta yo.

Los chicos me miran hasta que uno se decide a hablar.

-Lila quería jugar al fútbol y ella no puede por qué es una niña. Está prohibido, ella debería estar en su casa.

Tu mi Alfa, yo tu Luna Where stories live. Discover now