CAPÍTULO 15

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Me acerco a él con una sonrisa de oreja a oreja. Al llegar en frente suya me pasa una mano por la cintura y me acerca a él.

-Estas guapísima, nena -susurro cerca, muy cerca de mis labios.

-No te quedas atrás. -respondo.

Seguido de eso me besa. Pasa su oro mano a mi espalda y me acerca más a él, si eso es posible. Con la mano que tengo libre le acarició el pelo profundizando el beso. Con la otra llevo el bolso de mano. 

Separamos nuestros labios y el apoya su frente en la mía.

-¿Nos sentamos?

-Claro.

Se separa de mi y agarra mi mano. Llegamos enfrente de la mesa decorada con una cubertería blanca con detalles dorados que hace juego con toda la decoración del jardín.

Separa mi silla y yo me siento. Él se dirige a su silla y se sienta.

-Comeremos... Y beberemos ... ¿De acuerdo?

Asiento en respuesta aunque no tenga ni idea de los platos y el vino que he dicho. Me dicen el mismo nombre del plato y juro que no lo reconozco ¿Existe esa mezcla de sonidos?

No creo que se lo haya inventado ahora mismo ¿no?

Tiene razón.

Unos camareros traen la comida y el vino. La comida creo que es ¿Carne? Y ¿Verduras? Ni idea. Esto español no es. Pero esta buenísimo.

-¿Te gusta? -dice mirándome.

Yo cierro los ojos a momentos cuando como. Es de las mejores comidas que he comido. 

-Está delicioso.

Ríe por mi entusiasmo y noto como la vergüenza se apodera de mi ¡He gritado como si fuera la mejor comida del mundo! ¡O Como si llevara tres meses sin comer! Y siento como mis mejillas arden, pero esto esta delicioso.

Charlamos de cosas triviales y de vez en cuando hace algunos chistes o comentarios algo pervertidos... En los que yo me muero de la vergüenza. 

El postre es una copa de helado de dos bolas con chocolate y una galleta. ¡Mañana hay que boxear o me voy a convertir en una bola con extremidades!

Sobre las doce de la noche la luna llena da una luz perfecta. Haciendo este momento súper romántico y cursi. Me encanta.

Te estás volviendo cursi.

Tienes toda la razón.

Se levanta de su silla y se acerca a mi. Me extiende una mano la cual yo cojo y me levanto con él. Me lleva a la pista de baile. Todo es perfecto excepto por una cosa. No tengo ni puta idea de bailar un baile lento.

-Tengo que confesarte algo. -le digo.

Él me mira confuso esperando a que hable. Me acerco a él y me pongo a la altura de su oído.

-No tengo ni idea de cómo se baila una canción lenta.

El ríe como si le hubiese contado el mejor chiste de mundo. Cuando no tiene ninguna gracia. Y cuando digo ninguna, me refiero a ninguna.

-Yo te enseño, nena.

Cojo mis manos y las coloca en sus hombros. El pasa sus brazos en mi cadera y me acerca a él.

Anything de The Calling  suena mientras bailamos. No soy amante de canciones lentas ni momentos románticos y muchos menos cursis, pero esto es fantástico. 

El acerca su rostro cada vez más al mío hasta que sus labios se posan en los míos. Es una escena totalmente de película. Y es maravilloso. Nuestros labios unidos es la mejor sensación que he vivido en mi vida. Mi corazón se acelera cuando estoy junto a él y mi respiración se agita cuanto más profundiza el besa. Cada vez que nuestras bocas se unen saltan chispas a nuestro alrededor.

Tu mi Alfa, yo tu Luna Where stories live. Discover now