once

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Félix seguía besándole de manera tan intensa y única, ¿cómo podía causar tanto en él con un simple beso? Eran increíbles aquellas sensaciones que Felix le hacía experimentar.

Una de las manos del menor se mantenían en su nuca atrayéndolo hacia sí, dándole mayor profundidad al pasional beso.

Su lengua recorría cada centímetro de la boca contraria, robándose por completo su abastecimiento de oxígeno, no podía más. Su otra mano se encontraba en la mejilla del rubio, subió esta haciendo hacia atrás el cabello que caía sobre su frente, corrió su rostro unos segundos para poder respirar, mas Lee no se detenía ¿acaso pretendía matarle?

Felix comenzó a bajar sus besos hasta llegar al cuello contrario. Por instinto echó su cabeza hacia atrás, dándole total acceso a esa zona tan sensible de su anatomía.

Rozaba, mordía, besaba, simplemente hacía lo que quería con Seo. Era ahora o más adelante no podría detenerse. Le tomó de la barbilla, lo guió nuevamente hacia sus labios y lo besó nuevamente como si no hubiera un mañana.

En contra de su voluntad, se separé de los labios contrarios uniendo sus frentes. Abrió lentamente los ojos. Los labios del mas alto estaban el doble de gruesos y de un rojo cereza. Joder, sí podía ser más provocativo. Sus ojos miel le miraban fijamente, tal vez se arrepentiría de esto.

—Y... te volví a besar —susurró el pelinegro sobre sus labios con un tono de voz victorioso antes de deshacer la llave que había formado con sus piernas alrededor de él.

Felix le bajó esquivando su mirada, ChangBin esperaba algún tipo de reproche de su parte mas su cara de estupefacción era indescriptible, no lograba saber si era enojo, decepción o fastidio. Acomodó su camisa y cabello antes de darle la espalda.

—¿Comenzamos con la guía? —preguntó el menor como si absolutamente nada habría ocurrido. Se dió la vuelta para poder verlo, mas Lee seguía frente a la pared y ponía al más bajo algo nervioso. Tal vez había alterado algo más que su respiración.

Felix se dió la vuelta y caminó hacia el pelinegro, sus nervios por obvia razón aumentaban. Todo pasaba por su mente ¿golpe? ¿violación? Estaba a solo unos centímetros de él pero no se acercó como creía que lo haría. Se dirigió a la mesa que estaba detrás de Seo y tomó el enorme paquete de hojas. Tomó la mitad y se lo entregó.

El contrario se sentó en el sillón donde había dejado su mochila y Felix al extremo de este.

—¿Por qué tan lejos? —preguntó divertido—. No muerdo —tomó un bolígrafo color rojo de su mochila—, a menos que quieras —volteó a verlo y una pequeña sonrisa comenzaba a asomarse en su rostro—. Oh vamos~ -alargó riendo—, sé que quieres reírte —dijo y éste solo negó con la cabeza sin despegar la mirada de las hojas—. Te vuelvo loco, lo sé —dijo entre risas.

—¿Por qué no dejas de decir estupideces y comienzas a responder las hojas? —le reprendió el rubio.

Changbin comenzó a responder pregunta por pregunta de la inútil guía, cada hoja que respondía la ponía entre Felix y él.

—Si no sabes las respuestas búscalas en el libro —habló nuevamente sin voltear a verle, tal vez creía que aquellas hojas que dejaba entre ellos eran porque no sabía las respuestas.

—¿Piensas que no sé las respuestas? —preguntó. El rubio levantó su mirada y tomó todas las hojas que estaban en el sillón, observó detalladamente cada una de estas, buscando imperfección—. Ya te lo he dicho, Felix —le miró—. Soy más inteligente de lo que crees

—¿Inteligente? —soltó una carcajada.

—Así es —sonrió orgulloso.

—No lo creo —puso los ojos en blanco antes de focalizar nuevamente su mirada hacia la guía.

The Game [ChangLix] Where stories live. Discover now