Capítulo 26

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Adrien se despertó sólo, dos minutos antes del despertador. A la hora de desayunar, bajo las escaleras y se sentó al lado de su padre para comer las dos tostadas con mermelada de frambuesa que le habían preparado.
Su padre sonreía, como no era común, así que se sintió aliviado al sentir que no le regañaría tanto.
Lo que no se esperaba era que su padre estuviese hablando por teléfono.
- Nathalie, hoy te doy el día libre. - Decía, mientras esperaba la respuesta al otro lado del hilo telefónico. - Sí, sí, claro... No, tranquila, me esperaré, créeme. - Pausó su voz de nuevo. - No te preocupes. Gracias por todo lo de anoche, lo repetiremos pronto. - Finalizó diciendo. Y tras estas palabras, colgó. Su expresión facial volvió a la normalidad, con la que convivía Adrien en su día a día.
Gabriel seguía tan inmerso en sus pensamientos que no se percató de la presencia de su hijo.
- Buenos días, padre. - Dijo Adrien con un hilo de voz.
- Adrien. Sabes que no me gusta que no sepa donde estás. - Dijo firme el progenitor. - Desde lo de tu madre... Ya sabes, tengo miedo de que te suceda algo a ti. - Dijo mientras miraba fijamente el anillo plateado que tenía su hijo en su dedo anular de la mano derecha.
- Lo siento. Mucho. - Contestó Adrien al transcurrir unos segundos y ver que su padre no articulaba ninguna palabra más.
Y así acabo su mañana, antes de ir a la escuela. En un incómodo silencio de inseguridad y distancia en el que vivía constantemente el chico.

Al empezar las clases, la señorita Bustier explicó que en esa clase tenían que acabar el trabajo en parejas. Todos los estudiantes se agruparon y continuaron con sus tareas.
Adrien se acercó a la profesora y le preguntó con quien debía ir, ya que el día anterior no estaba.
- Adrien, sé que vayas con quien vayas vas a trabajar muy bien, así que prefiero que elijas tú el grupo con el que quieres ir antes de que yo te coloqué en uno en el que no te sientas cómodo.
Adrien asintió y le dió las gracias a la profesora.

- Marinette, siento mucho lo de ayer. No te pregunté y estaba yendo demasiado rápido...
- No pasa nada, Luka, no te preocupes. - Dijo Marinette. - Pero necesito decirte algo. Al llegar a casa estuve pensando mucho por el tema y he tomado una decisión...
- Te escucho, Marinette.
Adrien vió que Marinette y Luka estaban hablando y no quiso interrumpir, pero quería ir con ellos porque pensó que era una manera de acercarse a la chica.
- ¡Chicos! - Dijo él. - ¿Os parece bien que trabaje con vosotros? Pienso que podemos hacer un buen equipo.
Marinette se quedó patidifusa. Sí que era verdad que Adrien se estaba acercando mucho a ella.
- ¡Claro, tío! Bienvenido al equipo. - Exclamó Luka, estrechándole la mano.
Marinette no sabía qué decir, hasta que articuló las palabras:
- S-Sí, claro. - Y sonrió sinceramente, disponiendose a empezar a trabajar. - De acuerdo. ¿Os parece bien que tú, Luka, hagas la presentación y prepares el guión mientras Adrien y yo hagamos el trabajo de desarrollo y el trabajo de campo?
- ¡Sí, perfecto! - Exclamaron al unísono los muchachos.

Al acabar las clases, Adrien y Nino salieron por la puerta, justo detrás de Marinette y Alya.
- Hasta mañana, tío. Acaba de pasar un buen día. - Decía Nino a Adrien chocando los puños mientras Alya y Marinette se decían adiós con la mano.
- ¿Nos vamos, Nino? Tenemos que buscar al heladero del amor. - Dijo Alya, cogiéndoldole la mano a su novio y marchándose del lugar.
Adrien y Marinette se quedaron a solas, sin hablar. No sabían que decirse después de tanto tiempo.
- Ma-Marinette... - Empezó a decir em chico. - Yo... Quería hablar contigo.
- Yo... También quiero hablar contigo. Necesito hacerlo. - Dijo ella.
Adrien asintió, haciendo un gesto de cordialidad.
- A-Adrien, es que... Después de lo que pasó el otro día, después de lo que estuvimos hablando, después de dejarme claro que tú no sientes por mí lo mismo que yo por ti... Creo que deberíamos ir cada uno por nuestro lado, al menos por un tiempo, hasta que el hecho de que me veas como una amiga no me duela tanto.
- Marinette... - Después de lo que la jóven de piel clara había dicho, sentía que hablarle de la conversación que había tenido con el Maestro Fu no era lo más correcto. No sabía cuanto tiempo tendría que esperar, pero estaba dispuesto a hacerlo y darle a Marinette el tiempo que ella necesitase si eso significaba que seguirían siendo amigos. Después de todo, pensaba hacerle compañía como Chat Noir.
- Claro, Marinette. - Se limitó a decir. - Nos vemos mañana en clase. - Dijo el chico, despidiéndose con la mano. Y cuando la chica ya no podía oírle, susurró:
- Pero a Chat Noir lo vas a ver está noche.

 Y cuando la chica ya no podía oírle, susurró:- Pero a Chat Noir lo vas a ver está noche

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