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—¿Entonces Miriam no ha ido a clases hoy? —preguntó Noe, mientras me repasaba los rizos delante del espejo de mi habitación.

Negué con la cabeza.

—Al final entre la piscina, el comer allí y todo...

Mi tía sonrió.

—Madre mía.

—¿Qué pasa? —pregunté, moviendo mi cabeza.

—Ana no te muevas, que te voy a quemar con la plancha —me riñó mi tía. Se había ofrecido a peinarme y yo no me había negado. —Pasa que no hay gesto de amor más grande de parte de Miriam, que saltarse sus obligaciones por ti.

Me quedé pensando.

—¿Cuál es el gesto de amor más grande que he hecho por Miriam? —le pregunté, dejando a mi tía un poco sorprendida.

—¿A mí me lo preguntas? —se rió Noe.

Miré la imagen de mi reflejo. Si llego a saber que Noe tenía ese arte con la plancha, le hubiese pedido que me peinara todo el tiempo cuando vivía con ella.

—Estoy esperando —dije mirándola a través del espejo, con una media sonrisa.

—Pues a ver... tomar responsabilidad por tus acciones creo que es algo bastante destacable, ¿no? Poner distancia con Mimi, venir a Madrid a estudiar el año que viene...

Un nudo se creó en mi estómago de forma inminente, y la cara que puse se lo transmitió a Noe; que carraspeó.

—Bueno, que no sé lo que vas a hacer finalmente, pero...

—Aparta la plancha, tengo calor —dije, levantándome del taburete en el que estaba sentada.

—Ana.

Mi tía me observó mientras me acercaba a la ventana para abrirla de par en par.

—Ana —repitió.

—No sé qué hacer, Noe —solté, agobiada.

Noe dejó la plancha en el suelo y se sentó en el borde de mi cama; mientras yo seguía de pie delante de la ventana.

—Quiero mucho a Miriam, mucho. Y te quiero mucho a ti, y a esta casa, y a toda la gente de aquí. Y siento que es mi lugar feliz... pero voy a tener una hermanita, me llevo genial con mi madre y su novio, y he arreglado las cosas con mi padre. Y ahora estoy muy confundida porque no sé qué decisión tomar —dije, tocándome el pelo nerviosamente.

Noe palmeó el colchón para que me sentara a su lado, y yo obedecí.

—Mira Ana, esta decisión solo la puedes tomar tú... pero tienes que hacerlo desde el punto de vista adecuado. No creo que quedarte aquí excluya tener una buena relación con tu familia, o que irte a Barcelona implique no poder seguir tu historia con Miriam. Los trenes, los teléfonos, y los fines de semana, sirven para algo —añadió mi tía con una sonrisa en sus labios y su mano sobre la mía. —Tienes que pensar en ti, en lo que te hará más feliz.

Asentí.

—Y sobre todo, tienes que compartir estos pensamientos con Miriam. O por lo menos decirle que no tienes claro lo que vas a hacer, porque seguro que ella también está sufriendo con esto, aunque no te lo demuestre.

—Me lo ha intentado preguntar un par de veces ya... —reconocí, bajando la cabeza.

—Lo imaginaba, viniendo de Miriam —respondió mi tía. —Eh, ahora no te vengas abajo. Que hoy es tu graduación, estás guapísima, y tienes que disfrutar.

Que lo bueno está por llegar 🦋 || WARIAMWhere stories live. Discover now