❧ 30

4.3K 252 57
                                    

Miré de reojo a la rubia que tenía sentada al lado desde haría una media hora. A pesar de haber venido con sus compañeros de trabajo, Mimi había decidido sentarse conmigo en mi mesa. 

Supongo que le supo mal verme sola, aunque pasar la noche disfrutando de la música de Alfred en solitario, ya era lo que yo tenía planeado de buenas a primeras.

—¿Qué pasa, Anita? —me preguntó, con una media sonrisa, cuando se dio cuenta que la estaba mirando.

—Nada, nada. Es que no esperaba encontrarme aquí contigo, y se me hace raro —respondí, simplemente.

—Ya te he dicho que si no quieres que esté contigo sentada me lo digas... es solo que no quería que estuvieras sola.

Negué con la cabeza.

—No, no. Gracias —dije, antes de volver mi vista hacia el escenario. Mimi era un amor de persona y me parecía una injusticia tener que apartarla de mi vida. No quería hacerlo más. Pero tampoco sabía como gestionar el impacto que tenía en mi relación con Miriam.

—Hablaré con Miriam —dijo de repente, como si me hubiese leído la mente.

—¿Qué? —la miré de nuevo, totalmente sorprendida.

—Tiene que saber que no pasó nada entre nosotras, Ana.

—Mimi, ¿podemos hablar de esto luego?

—Habéis cortado por mi culpa y lo sé, y me siento fatal por ello, aunque no te lo creas —dijo, aguantándome la mirada.

—No hemos cortado por tu culpa, Mimi. Hemos cortado porque no tengo idea de cómo gestionar las cosas en una relación. Si no hubiese sido contigo, hubiese sido con cualquier otra cosa.

Alfred terminó la última canción de la noche y el público lo aplaudió con fuerza. Mimi y yo callamos momentáneamente para aplaudir a mi amigo; la verdad es que lo había hecho increíblemente bien.

Al final no había sido la sesión de desahogo que esperaba porque había aparecido Mimi, pero bueno, tampoco había estado mal disfrutar de su música acompañada, aunque eso también me produjera algunos nervios al principio.

Me levanté de golpe, dejando a Mimi en la mesa, y corrí hacia Alfred para felicitarlo.

—Has estado fantástico —le dije antes de abrazarlo.

—Muchas gracias Anita, me ha encantado que estuvieses entre el público.

—Y a mi escucharte —respondí. —No hace falta que te vengan a recoger tus padres, por cierto. Noe está aquí en Madrid, y nos lleva de vuelta cuando quieras.

—¿De verdad? Genial. Voy a por mis cosas —luego se detuvo. —¿Me ha parecido ver a Mimi? 

Asentí.

—Luego te cuento, pero todo en orden.  

Alfred entró por una puerta escondida del local, y después de mandarle un mensaje a Noe, volví a la mesa; pero Mimi ya no estaba. Miré hacia la barra y la vi allí, entre un grupo de chicos, aunque también había alguna que otra chica.

—Mimi —dije, acercándome por detrás.

—Podrías haber dicho "hasta luego" —me reprochó Mimi cuando se giró para verme, aunque sé que no estaba enfadada.

—Lo siento, es que quería hablar con Alfred. ¿Podemos salir fuera un momento?

Mimi pareció confundida, pero aceptó enseguida.

En el exterior hacía frío, a pesar de que las dos llevábamos la chaqueta puesta. Saqué el paquete de tabaco y le ofrecí uno a Mimi, que lo aceptó, antes de empezar a hablar.

Que lo bueno está por llegar 🦋 || WARIAMWhere stories live. Discover now