Llegó el sagrado viernes, tendría que salir con Erin y sus amigos a las 7:30 pm, mi día había pasado rápido, estaba en mi casa y eran las 4:00 pm.
Decidí tomar una siesta para poder tener energías en la noche y así fue, desperté hasta las 6pm entonces comencé a arreglarme. Una vez lista y a la hora salí del edificio y tome un taxi, subí en el y me golpee la cabeza con la de alguien más.
—¡Ouch!— me quejé mientras llevaba ambas manos a mi cabeza.
—Lo siento, ¿estás bien?— escuché a un hombre decir con su profunda voz y un sexy acento británico.
—Si— lo mire y reí leve —estoy bien— sonrió —¿y tú?
—Yo estoy bien.
—Me alegra oír eso— reí.
—¿Podrían darme una dirección?— preguntó el taxista y ambos nos señalamos.
—Es tu taxi.
—Tienes razón, es mi taxi. Sin embargo te lo concedo por ser una señorita tan hermosa.
—No dijiste eso— reí.
—Sí, lo hice— sonrió.
—Dirección…
—Mad46
—En seguida— dijo el taxista para luego comenzar a conducir.
—¿Tu a dónde vas?— le pregunté al sumamente ardiente hombre de mi lado.
¡Joder! Era educado, caballeroso , tan guapo… y musculoso.
—Mad46— rió.
—¿En serio?
—Si— asintió.
—Eso es genial.
—Me dejarás pagar el taxi, ¿cierto?
—Si— reí.
—¿E invitarte un trago?
—Tal vez.
—¿Tal vez?— me miró.
—Si, tal vez.
—Matthew Foley no acepta un no como respuesta.
Negué con la cabeza mientras reía leve.
—Tamara Edwins no sale con extraños.
—No soy un extraño.
—¿No?— lo miré divertida.
—No.
—Explícame eso.
—Sabes mi nombre, compartes un taxi conmigo, sabes que soy educado y respetuoso.
Lo miré y asentí.
—Punto para ti.
Sonrió.
—¿Entonces?
—Un trago estará bien.
—Que lista eres, Tamara— me guiñó.
Sonreí y el taxi se detuvo entonces bajé de el, Matthew hizo lo mismo luego de pagarlo. Estaba a punto de cruzar la calle cuando llamó mi atención tocándome la espalda varias veces para luego ofrecerme su brazo.
Y bueno, su brazo era…grande, no pude evitar tomarme de el, además de que seguramente lucíamos ardientes juntos. No como una pareja, eso sería enfermo y psicópata, nos acabamos de conocer sino que me refiero a juntos como… uno a lado de otro. Como David y Victoria Beckham.
—¿Ya has estado aquí antes?
—No realmente.
—Te encantará, es muy bueno.
—Eso espero.
Llegamos al otro lado de la calle y entramos al lugar, subimos al elevador pues lo interesante de este bar es que era al aire abierto en una bella azotea.
