Capítulo 39.

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~5 meses después ~

—Logan— la escuché llamarme.

—¿Mmm?— pregunté aún adormilado.

—Levantate— abrí mis ojos levemente y la vi, estaba haciendo puchero.

—¿No puedes dormir un rato mas conmigo?— la tomé con cuidado y la recoste frente a mi para luego abrazarla por detrás.

—Es importante.

Recordé todas las cosas "importantes" de Tamara y reí levemente.

—¿Importante como la vez que descubriste que el foco de la sala se puede prender o apagar aplaudiendo?

—No me culpes, no sabía que eso pasaba.

—Esta bien, amor. Tu ganas— la solté y me senté en la cama.

Ella se levantó y me ofreció sus manos. Tomé ambas y dejé que me guiara.

—¿Qué hacemos en el baño?

—Cierra los ojos.

—¿Nos preparaste un baño de burbujas?— pregunté con los ojos cerrados.

—No exactamente.

—¿Ya puedo abrirlos?

—Espera.

—Esta bien— reí.

La escuché tomar algo.

—Ya puedes abrirlos.

Abrí mis ojos y entonces vi lo que Tamara sostenía frente a mi.

—¿Tu estas?— la señalé y ella asintió.

—Embarazada— respondió mientras sonreía ampliamente.

—¡Seremos padres!

—¡Si!— ella me abrazó fuertemente por el cuello y yo a ella por la cintura.

—Te amo, te amo, te amo— dije mientras besaba sus labios cortamente una y otra vez.

—Y yo te amo a ti— sonrió mientras las mejillas se le empapaban de lágrimas.

Rápida pero cuidadosamente las limpie y besé su frente.

—Gracias, gracias por todo.

Era el hombre más feliz del puto mundo y todo gracias a ella.

~9 meses después ~

—Mierda, mierda, mierda— repetí varias veces mientras estrellaba mi cabeza en la puerta.

—Ven acá, señor estaré calmado cuando mi bebé vaya a nacer— se burló mientras extendía su mano hacia mi.

Me acerqué a ella y entrelace nuestros dedos.

—Todo va a estar bien, ¿si?

—No puedo evitar estar nervioso.

—No tienes nada de que preocuparte.

—No hay nada de que preocuparme.

—Nada— repitió ella mientras se sentaba en la camilla.

Me tomó de la camisa y me acercó a ella para luego besar mis labios.

Sonreí sobre el beso y lo seguí levemente.

Se separó de mi unos segundos después y luego se recostó.

Besé su vientre varias veces y ella rió bajito.

—Te amo.

—Y yo te amo a ti— respondí.

—Con permiso— dijo la doctora.

—Adelante.

Ella entró a la habitación y se acercó a revisar a Tamara.

—Casi lista, falta un poco— sonrió.

La doctora salió y ambos sonreímos.

—Ya casi llegas, Keith— acarició su vientre.

—Tus papis están muy emocionados— dije mientras me recostaba sobre el vientre de ella —Serás muy popular con las chicas— Tamara rió bajito mientras acariciaba mi cabello —Te compraré muchos trajes pero también ropa casual y deportiva. Tal vez podamos practicar algo. Aunque soy malísimo en los deportes. Te enseñaré a ser educado, respetuoso y todo eso. A las chicas les gusta— sonreí.

—Serás el mejor padre del mundo.

—Y tu la mejor madre.

Me acerqué para darle un beso pero cuando estuve a punto de juntar nuestros labios ella jadeo de dolor.

-—¿Esta todo bien, amor?— ella asintió.

—Si— respondió mientras fruncía el ceño.

—¿Quieres que busque a la doctora?

—No, estoy bien.

—¿Segura?

—Si.

—Tu ganas.

—Me gusta ganar.

—Lo se— rió suave.

Besé sus labios cortamente.

Pasaron 2 horas y seguía acostado a su lado mientras tomaba sus manos.

—¿Todo bien?

—Si— asintió mientras seguía quejándose.

—¿Duele mucho?

—Demasiado.

Entró la doctora y reviso a Tamara por ultima vez.

—Llego la hora, señor y señora Ryder.

—Todo estará bien— sonrió.

—Estoy seguro de eso— asentí y besé su frente.

(...)

Luego de 1 hora y 30 minutos finalmente nació nuestro pequeño. Escuché su llanto y sonreí ampliamente según había leído que el llanto era bueno en un recién nacido.

Corté el cordón umbilical y la enfermera comenzó a limpiarlo.

Salí les di la noticia a Matthew, Erin, Meredith y Chris y ellos gritaron haciendo un escandalo.

Todos pasamos a la habitación, Meredith le dio un lindo traje a la enfermera y esta se lo puso a Keith.

La enfermera dejó a nuestro pequeño con su mami. Mire a Tamara y besé su frente delicadamente.

—Te amo, te amo, te amo— repetí varias veces.

—Y yo te amo a ti— susurró. Estaba demasiado cansada.

Yo estaba llorando de alegría al igual que Tamara. El día de mi boda y el día que Keith nació siempre serán los mejores recuerdos.

Mi mujer, quien acaba de tener a nuestro bebé esta frente a mi y no puedo dejar de verla. Ella estaba sudada, despeinada y no tenía una sola gota de maquillaje y aún así se miraba preciosa.

Cuando finalmente logré dejé de verla mire a quien ella sostenía... Keith Ryder.

Hoy finalmente tenía un hijo con la mujer que amaba y supe que no me faltaba nada y que nunca lo haría porque tenía a la mejor esposa del mundo, una a la cual amaba y estaba seguro de que así sería por mucho tiempo mas. Ella era, es y siempre será la única mujer para mi, la única con la quiero estar. A la que le daré siempre lo mejor de mi y si yo llegaba a fallarle o llegase a haber una razón por la que ella ya no me ame y ya no quiera estar conmigo me odiaría porque se que la única forma por la que ella podría sentir eso es porque yo le falle.

Pero seré positivo porque trataré de ser el mejor esposo y padre que pueda. Porque mi amada y mi hijo merecen lo mejor.

—Logan, ¿estas bien?— pregunto ella al notarme desconcetrado.

—Mejor que nunca.

"Enamorada de mi jefe"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora