—Que obediente...

Asenti  y cubrí mi pecho jalando las sabanas, desvíe la mirada, él se acerco y tomo mi mentón con cuidado.

—¿Siguies sin sueño?

—S-si... No sé que me pasa... Lamento haberte levantado.

—No te preocupes — beso mi frente — Dormiremos hasta tarde de ser necesario.

—¿Tus responsabilidades?

—Le pediré a alguien más que las haga... No te preocupes.

Las sirvientas y el mayordomo salieron del baño, indicaron que estaba listo  y salieron de la habitación, mire a Sans y cuando vi que fue a cerrar la puerta con seguro me estremeci.

—Te espero en el baño en cinco minutos o antes...

Sin mas camino al baño dejando me sola en la cama, entro y entre cerro la puerta, me levante y comencé a quitarme mis prendas, al estar totalmente desnuda me encamine al baño, toque la puerta dos veces.

—Pasa...

Abrí la puerta y me adentre en la habitación, Sans ya estaba dentro de la enorme bañera camine hacia él, él me ofreció su mano, la tome y entre en la bañera, me senté dándole la espalda, el agua era relajante, me recoste en su pecho pudiendo sentir como me abrazaba por la cintura.

La sensación relajante que daba el agua, sus brazos protectores, esa sensación de paz, involuntariamente cerré los ojos, escuche como un liquido era vertido en una superficie de vidrio, después deje de sentir uno de los brazos de Sans, abrí los ojos y vi como me ponía enfrente una taza de té.

—Té de manzanilla, te ayudara a relajarte.

Sacaste tus manos y tomaste la taza, el agua llegaba hasta tus hombros y hasta el pecho de Sans dejando afuera sus brazos y algunas costillas.
Diste un pequeño sorbo después de soplar para evitar quemarte, el sabor dulce, cálido, delicioso, ligero, suspiraste sacando humo que se combino con el vapor del agua.
Recargue mi cabeza en su hombro,

—¿Comodo?

—Y cálido...

Los minutos pasaron, termine mi taza de té, me sorprendí que en ningún momento el agua bajaba su temperatura, sentía las respiraciones tranquilas de Sans en mi nuca, voltee ligeramente buscando el rostro de Sans.

—¿Qué pasa, mi reina?

Enrojesí,  volví a mirar al frente, suspire, me moví para quedar sobre su regazo, cara a cara. Él me sostuvo de la cintura, esperando una respuesta, sus pupilas blancas eran clavadas en mis ojos, mi miraba con ternura, paciencia y algo de deseo.

—¿Por qué yo?

Pregunte sujetándolo de los hombros acariciando con la punta de mis dedos sus omoplatos. Él sabia a lo que me refería, sonrió y acaricio mi cintura, sus pulgares hacían círculos haciéndome un poco de cosquillas.

—Porque eres hermosa, llena de gracia, virtudes, eres inteligente, porque podía ver en tus ojos que tomarte como mi esposa seria la mejor decisión que tomaría, porque así podría hacerte mía, hacerte mi todo, mi tesoro.  Porque sabía que en tu futuro habían cosas grandes, al igual que en el mío... Porque quería tener solo para mi esos labios, porque solo yo quiero probar tu sabor, quiero que solamente yo pueda poseerte.
Porqué eres el tesoro que tanto había buscado y no estaba dispuesto a dejarlo ir y ahora que eres totalmente mía. No pienso ni compartirte ni perderte.

Me tomo de la nuca con cuidado y me acerco a él hasta que el espacio entre nosotros no existiera, sus besos eran dulces, suaves, esquistos, por un momento pensé que tendríamos intimidad en la bañera, pero para mi sorpresa de la nada me abrazo con fuerza, correspondí el abrazo.

My KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora