Full Moon® #PGP2023

Capítulo 53

Siento no tener tiempo para publicar, espero que lo disfrutéis. Muchísimos besos y que aproveche. 

Entrar de nuevo en el cuarto que me correspondía en aquel lugar fue lo que permitió que me derrumbara después de haber presenciado semejante horror. Tan pronto cerré la puerta de la estancia detrás de mí, sentí el dolor que me produjo caer de rodillas sobre la encarnada alfombra que vestía el suelo de la habitación. Escuché la voz de Azael llamándome a lo lejos y sentí como cada parte de mi cuerpo se estremecía ante su pensamiento. Mis mejillas no tardaron entonces en convertirse en un mar de lágrimas que se deslizaron feroces y sin cesar por la pálida piel de mi rostro.

Ardía de dolor, pero aún la rabia superaba cualquiera emoción que se pasara por mi persona en aquel instante. La ira corría por mis venas envenenándolas y temeraria, ofuscaba mi mente haciéndome sentir inútil ante mi imposibilidad de impedir los hechos. Quería salir de allí y asesinar lentamente y sin cuidado a la mujer que había hecho que todo aquello sucediera, los antiguos de aquel lugar dirían que mi forma de pensar no era propio de una dama, pero yo nunca lo había sido.

Mi enojo me dio la fuerza para desarmar la mesita de noche de un puñetazo. Sentí la gélida sangre sin vida correr por mis nudillos. Visualicé las porciones que habían quedado restantes de aquel antiguo y desagradable mueble y escogí aquella que sobresalía por su puntiagudo vértice.  ¿Qué pretendía hacer con eso? Mi mente había funcionado obedeciendo a un arrebato, pero no conocía el siguiente movimiento. Varías veces se me había pasado por la cabeza la idea de que clavarme una estaca en mi propio pecho sería una opción que acabaría con el sufrimiento que lentamente me estaba pudriendo, pero finalmente siempre concluía que mi persona había quedado relegada a un segundo plano, yo ya no importaba, tenía que proporcionar seguridad a aquellos por los que velaba. No importaba lo que hiciera, Atara siempre tendría poder sobre mí.

Escuché mi puerta siendo golpeada ligeramente. Empuñé con fuerza el trozo de madera instintivamente y me aferré a él. ¿Cómo podía aquello traerme seguridad?

Temí que fuera Azael quien se sostenía tras la entrada a mi cuarto y cerré fuertemente los ojos deseando desaparecer. Aún visualizaba borrosa la escena en la que Azael había conseguido clavar sus colmillos en el cuello de Blanca. Ella gritando indefensa.

El sonido de la madera siendo tocada de nuevo no logró hacer que mis pensamientos se disiparan. Pensé en lo que había pasado después del ataque de Azael; me había abalanzado sobre él deshaciendo el agarre que los unía y forcejeando para evitar que la alcanzara. La disonancia a la que había sido expuesto lo había dejado lo suficientemente perplejo como para aflojar la fuerza sobre mis muñecas. Aprovechando la situación, mi persona no había dudado ni un segundo en correr hasta Blanca, pero había sido demasiado tarde, había perdido demasiada sangre.

Ella moriría. Pero no para siempre.

El golpeteo de la puerta volvió a sonar, esta vez algo impaciente. No estaba preparada para enfrentarme a Azael, quien no había entendido nada de lo ocurrido, y simplemente dejé que los pensamientos siguieran volando dentro de mi ajetreada mente.

Había una pizca de victoria en mi interior. Sabía que Blanca no estaba preparada para morir, ni su hermano, pero por lo menos me había encargado de que con Blanca no fuera así. Me alivié pensando en que minutos antes de salir de la habitación le había dado en secreto un poco de mi sangre. Blanca no había querido beberla al principio, pero al final no podía haberse negado a lo que si se diera el caso que la encontraran, sobreviviera. Y eso es lo que pasaría.

- ¿Paula?- Susurró una voz femenina desde el otro lado de la puerta.-¿Estás ahí?

"Susi." Pensé. Saber que se trataba de ella me dio un indeseado alivio, pero no calmó mi inquietud.