Capítulo 6

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-¿Por qué siempre me llamas así?-Dije con fastidio. Podría ahorrarse esa palabra.

Cada vez que me llamaba princesa se me revolvían las tripas. Mi padre me llamaba de esa manera. No podía decir que no me gustara, él siempre me lo decía cuando estaba contento, y era uno de los pocos recuerdos buenos que me quedaban acerca de él. Pero el hecho de que lo dijera Niko era como si de alguna manera estuviera pisando su nombre. Aunque después de abandonarme su nombre tendría que estar algo manchado.

-¿Así cómo?¿Princesa?

Asentí pesadamente.

De él no lo quería. Ciertamente no lo quería de nadie que no fuera mi padre. Aún no había pensado en la sensación que me provocaba saber que mi padre me había abandonado.
Sabía que lo había hecho porque él quería y eso me dolía en el alma, pero, sin querer, seguía queriéndole y esperando volver a verle algún día...o al menos eso creía.

-Bueno... esto me aburre...-Dijo Hugo interrumpiendo.-O llegamos ya, o a nuestra querida cazadora se le va la olla de nuevo.

Niko se pasó la mano por la nuca y ascendiendo a su cabeza se removió el pelo.

-Tienes razón, debemos llegar lo antes posible.- Expresó adquiriendo un tono serio.

Dejó mi pregunta sin respuesta. Otra más.

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Después de haber recorrido lo que a mí me había parecido el mundo entero, divisé a lo lejos una gran torre de piedra. Increíblemente era igual que las viejas torres que rodeaban el vérigo.

Se alzaba unos treinta metros sobre el nivel del suelo y su figura hacía que se proyectara una gran sombra esbelta acompañándola. A lo alto de la torre, y desde la distancia, era posible percatarse de que una gran y majestuosa bandera ondeaba luciendo un escudo negro un tanto difícil de explicar.

Cuando nos acercamos a la puerta, dos hombres vestidos en prendas negras y aterradoras se acercaron a nosotros.

El alto, le susurró algo al oído a Niko. Éste asintió. Acto seguido, los hombres se acercaron y entre gritos y quejas me cogieron de las muñecas y tiraron de mí hacia el interior de la torre.

Con dificultad miré hacia atrás donde anteriormente se habían hallado Hugo y Niko, pero ellos ya no me acompañaban.

Por dentro era un lugar espacioso y algo anticuado. La decoración acompañaba al ambiente siniestro y apagado. Los diferentes cuadros adornaban las paredes y las cortinas opacas tan solo dejaban pasar minúsculos rayos de luz.
Seguida a la entrada se encontraban unas amplias escaleras de madera que se ensanchaban más al acercarse al suelo. Y en mi opinión lo que resultaba más tenebroso de todo, era el candelabro que colgaba en medio de la estancia.

A mi derecha, se alzaba una gran puerta de madera con una extraña ranura donde supuse que debería entrar algún tipo de llave con una forma no muy común.

Contra mi voluntad, me hicieron entrar por esa puerta y bajar la escalera que continuaba.

Bajo me esperaba una habitación aislada, estaba totalmente sola y cerrada. El cuarto carecía de cualquier tipo de ventana y cualquier tipo de apertura exceptuando la puerta. Tan solo se hallaba allí una larga vela de color verde que encendida, irradiaba todo con su luz. Y mi presencia.

*Genial, voy a tener que acostumbrarme a esto, estar encerrada definitivamente es mi nuevo hobby* pensé sentándome en el frío suelo.

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Todo lo que me había pasado a lo largo del día había impedido que pensara con claridad y me olvidara del hambre voraz que me atormentaba.

Full Moon®  #PGP2023Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt