Capítulo 48

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Paula

Hacía apenas una hora desde que me había enterado de mi oscuro destino. Casarme jamás había entrado en mis planes, y menos en las condiciones que me rodeaban. Era simplemente demencial pensar que un año atrás mi única preocupación era encontrar entretenimiento en un lugar como el internado. Pero ahí estaba entonces , sola en medio de los fríos días de invierno sin saber cómo gestionar mis pensamientos. Días helados que no sonaban justos aunque la teoría lo explicara con un simple cambio de hemisferio.

*Joder* Pensé recordando lo húmedo y helado que había sido mi pasado invierno. Ya ningún invierno sería igual.

-¿Quiere que se lo haga como en su cumpleaños?-Preguntó la señorita que me estaba rehaciendo el pelo después del percance del "champán".  Sus palabras rehabilitaron a mi perdida mente.

Recordé entonces aquel día. Los 17 me habían alcanzado y lo habían hecho mientras estaba hundida en mi propia soledad. Atara fingió ser una gran tía para mí y celebró una fiesta por todo lo alto. Ese día le tiré las gambas de la cena sobre su precioso y elegante vestido de seda, aquel del que había estado presumiendo toda la semana. Me encerró sin alimento durante dos días.

-¿Podría llevarlo recogido en una coleta?-Pregunté pidiendo con los ojos.

Me había acostumbrado a ver mi pelo de las más extrañas formas desde que estaba en aquel lugar. Todas las semanas había algún evento que celebrar, y algunos de ellos eran asquerosamente siniestros. Y, aunque no quisiera formar parte de aquello, nunca faltaba con la vestimenta que me habían diseñado, los peinados tan estrafalarios que me hacían llevar y la cara bañada en maquillaje.

La señorita se alarmó al escuchar lo que decía.

-¿Cómo va a llevar el pelo de esa manera para conocer a su prometido? Desde luego que no.

"Prometido", esa palabra me daba escalofríos. Conocía de sobra, desde que Atara me lo había dejado tan claro, que los compromisos no se podían romper, y aún así, estaba dispuesta a hacerlo por la seguridad de mi familia. Supuse, entonces, que eso se llamaba amor.

-Me duele mucho la cabeza.-Dije masajeándome las sienes.-Lo último que quiero ahora es...

-Rotundamente no.-Negó con la cabeza mientras me interrumpía.

Fulminé su mirada con los ojos.

Cuando por fin salí de aquella habitación, en la que parecía que el tiempo simplemente había dejado de avanzar, volvía a ser la muñeca que Atara quería que fuera. Pelo trenzado y fuertemente atado, vestido de algodón de azúcar y una capa de lo que se entendía por belleza encima de mi rostro.

Me encontré con los cristalinos ojos de Susi nada más aclimatar mi vista a los oscuros pasillos de aquella mansión.

-Te está esperando.-Dijo inexpresiva.-Y llegas tarde.

Levanté mi barbilla con orgullo. Las palabras no servían en esos instantes. Ya nada me separaría de mi destino. No desperdiciaría saliva en una zorra como ella.

-Sígueme.-Ordenó esta vez con una pizca de ¿diversión?

Hice caso y, aún altiva, la seguí por los siniestros corredores de la estancia. Nuestros pasos eran sólidos y decididos, pero nadie con oído humano se hubiera percatado de los mismos, el juego había empezado, y las paredes gritaban aterrorizadas. Cuando fuimos a subir las escaleras choqué con una joven que cayó al suelo dado el golpe. El dulce olor de su piel me llamó la atención.

Full Moon®  #PGP2023Where stories live. Discover now