Capítulo 4

3.1K 339 54
                                    

¿Cuánto tiempo llevaba en este infierno?¿Cuánto tiempo iba a seguir?Esas eran las preguntas que no paraban de formularse en mi cabeza.

El pesado frío había cesado un poco y eso solo podía significar una cosa. Era de día.

A cada segundo que pasaba, mi hambre aumentaba. Mi boca estaba seca. Necesitaba saciar mi sed. Mi cuerpo se debilitaba haciendo casi imposible mi movilidad.

Esa noche, o más bien, lo que a mí me había parecido una noche, no había dormido nada. ¿Cómo hacerlo? En cambio, había estado buscando con las manos posibles objectos que pudiera usar para un futuro ataque dirigido a Hugo o Niko, ya que obviamente ellos iban a volver a por mí, dado su extraño interés por mi persona.
Pero para mi sorpresa, (nótese la ironía), no fui capaz de encontrar ningún objeto de utilidad.
Solo me quedaba esperar. Una espera larga y soporífera.

Cierto tiempo después mi paciencia se agotó. Ya no podía más. Era insufrible. Tenía que hacer algo, y urgentemente. Los nervios pronto llegaron a cada rincón de mi cuerpo apoderándose completamente de mi ser. De pronto sentí miedo. Un miedo irracional.

*¿Y si nunca salgo de aquí?* Pensé.

Corrí hacia los barrotes de la puerta y empujé con todas mis ganas en un intento de derribarlos. Sinceramente, no sé en qué estaba pensando, no era Hulk ni nada por el estilo, supongo que fue la impaciencia lo que me dictó hacer aquello.

La puerta chirriaba pero no había ningún signo de apertura...como cabía esperar.
Retrocedí tres pasos, respiré hondo, me dije falsamente a mí misma que yo podía y embestí la puerta con todas las pocas y débiles fuerzas que quedaban en mi organismo creando un fuerte dolor en él. Nada.

Frustrada me dejé caer hacia el suelo. Fue por ello por lo que pude notar cierto bulto en mi espalda al bajar.

- ¿Qué co...? - Dije subiendo rápidamente mis manos hacia la zona. Ahí estaba. Pude notar que era un candado por su forma. Esa era mi salida. Solo tenía que conseguir abrirlo. Fui lenta por las condiciones en las que me hallaba, pero al final, di con la clave.

Rezando, busqué entre los nudos de lo que parecía ser mi pelo. Recordaba que el día anterior me había colocado algunas horquillas para sujetar mi cabello, y..... ¡Bingo! Seguían ahí.
Sonriendo, agarré una. Mis manos temblaban.

Con ellas palpé los barrotes hasta llegar al candado. Iba a meter la horquilla cuando oí a tiempo unos pasos inoportunos acercándose. Tan rápido como un rayo me separé de la puerta, me tumbé y me hice la dormida. O la muerta. O lo que fuera.

Lo que menos me apetecía en esos instantes era hablar con los psicópatas que me había encerrado en esa celda claustrofóbica. Y menos ahora que podía tener un posible billete de salida. Já, Paula gana un punto.

Estaban en la puerta. Entraron. Los sentía observarme. De hecho, hasta su repugnante olor les delataba. Dios. Un olor amargo me inundó.

-Deberíamos darle algo de comer.-Dijo la voz fría de Niko.

-No, deberíamos matarla ya. No nos va a decir de qué parte está.-Refunfuñó la voz de Hugo.

-¿Has hablado con la otra?

-Tampoco quiere hablar. Y una de ellas miente.

*Amanda*

-H, ya te lo he dicho, pero tienes que estar seguro de lo que dices....-Dijo Niko inseguro.

Full Moon®  #PGP2023Where stories live. Discover now